Capítulo 13;

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NARRA ___:

 

El timbre de la puerta de entrada nos sobresalto a los dos dejándonos aturdidos por como resonó eso en nuestros oídos. Nos miramos, enganchando nuestras miradas a la misma vez. Pero entonces la realidad nos golpeo como un bloque de cemento. Estábamos abrazados, su mano cerniéndose sobre la mía. Me quede mirando nuestras manos y me cuerpo respondió inmediatamente separándome del brazo reconfortante de Justin que sostenía en mi hombro. Me miro aún más aturdido por mi repentino arrebato. Yo baje la mirada hacía el suelo, evitando la mirada de Justin que creaba agujeros en mi piel. El timbre nos volvió a sobresaltar por segunda vez esta noche.

 

-Debe de ser la pizza -obligue a mi mirada a levantarse- voy a abrir

Salí del salón dejando a Justin con la palabra en la boca y me dirigí hacía la puerta de entrada. La abrí y observe a un chico algo mayor que yo, con ojos verdes y pelo color azabache. Ahora se lleva eso de “trabajo para gastarme el dinero en alcohol” y os aseguro que este chico de unos 18 años no es la excepción de la frase que os acabo de decir.

 

-Vaya por fin, a veces pienso que tengo demasiada paciencia -Me dio la caja de pizza que quemo en mis sensibles manos. Lo mire a los ojos y el estaba sonriendo de lado. Tuve ganas de soltar un insulto pero me lo guarde para otro momento. Saque el dinero del cajón de la mesita que había al lado de la puerta y le di el dinero de la pizza al repartidor. Las ganas de rodar mis ojos se apoderaron de mi cuando vi que no movía ni un solo dedo para irse del porche de mi casa.

-Lo siento por hacerlo esperar -me excuse- buenas noches -Iba a cerrar la puerta cuando el chico de delante de mi guiño el ojo y pronuncio un leve “adiós...sexy” Dijo la palabra “sexy” con un rin tintín propio del lenguaje de los adolescentes. Cerré la puerta enviándole una cara de incertidumbre por mi parte y no fue hasta que le cerré que empecé a comprenderlo todo, me dijo sexy refiriéndose al fallo que cometí ante por culpa de Justin. Resople para mis adentros mientras buscaba un tema de conversación para que no se hiciera un futuro silencio incomodo cuando estemos cenando. Fui hasta la cocina pasando por el salón y viendo a Justin sentado descuidadamente en el sofá. Decidí actuar con naturalidad.

 

-¿No te mueres de hambre? -pregunté aleteando mis pestañas hacía el. El enseño una franja de sus labios blancos y se levanto del sofá mientras que se acercaba a la encimera que separaba la cocina del salón.

-Mucha -movió sus cejas instintivamente refiriéndose a otra cosa que no era la pizza.

Decidí ignorar su indirecta y sentarme tranquilamente en la silla que había en medio de la cocina. El imito mis acciones, sentándose con mucho cuidado delante de mí. Sus ojos vagaron desde mi cabeza hasta mi cintura y de mi cintura a la longitud de la mesa parándose en la deliciosa pizza que había en medio de nosotros.

-Empecemos -Sonrío mientras frotaba sus dos manos y miraba hacía la pizza con nada más que adoración. Reí por sus actos de niño pequeño y me miro con una cara de confusión mientras pegaba un leve bocado a la porción de pizza que tenía entre las manos. -¿Pasa algo? -dijo con la boca llena y me reí de el de nuevo.

-¿Tu madre no te dijo alguna vez que no se come con la boca llena? -Justin abrió sus ojos por mis palabras y trago rápidamente lo que estaba masticando en su boca.

-Ya no tengo nada -Abrió su boca para que viera que era verdad- Ahora ¿Puedo saber lo que pasa?

-No pasa nada -conteste  llevándome un trozo de pizza a mi boca. El queso se derritió en mi boca captando toda la atención de Justin. El volvió a mirar a mis ojos y un leve rubor se hizo presente en sus mejillas ya que lo había pillado con las manos en la masa.

Será cuestión de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora