Capítulo 122: Él te necesita sólo porque está embarazado

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Arte: yoquierodibujar

Aclaración: De acuerdo con las reglas actuales de Wattpad, se afirma que todos los personajes (implicados en situaciones sentimentales y eróticas) tienen 18 años o más, son mayores de edad.


En cuanto Sheila se fue, Kyle se llevó las manos a la cabeza y se hizo ovillo (lo más que le era posible ahora) mientras se jalaba ligeramente el cabello. Comenzaba a desesperarse, a sentir un hoyo en el pecho que oprimía todo a su paso y crecía.

Dejar a sus bebés con alguien responsable, con una pareja que tuviera idea de lo que hacía, a diferencia de él y de Eric. Su mamá hablaba de eso sin saber que como por dos meses habían desconocido de su posibilidad de embarazo y como por otros dos meses desconocer que se trataba de dos bebés. Se la había vivido vomitando, en estado zombie sólo tratando de sobrevivir todas las mañanas (que solían ser lo peor de cada día). Ella ignoraba todas sus negligencias... incluyendo las penas que había hecho pasar a Eric. Las salidas de madrugada sólo para comer, los berrinches, y hasta los celos. Eric lo había soportado todo como para dijera en una oración que él no se interesaba por su salud o su bienestar.

Eric había estado ahí, excepto cuando él no había querido. Y, aunque respetó su decisión, ambos lo habían sufrido. Recordó la distancia como un dolor más grande al que atravesaba ahora mismo. Es que sólo podía pensar en Eric, en que lo arruinó por completo cuando lo mordió y ahora creen que ambos están juntos por eso.

¿Y qué iba a pasar si decidía quedarse con sus bebés y sus padres no lo apoyaban? Serían ellos dos contra el mundo, ¿cómo estaría bien eso? ¿Cómo podría hacerle eso a la persona que ama?

¿Pero cómo podría siquiera plantearle el deshacerse de sus hijos?

Eric lo iba a dejar. Estaría lejos de él y no volvería jamás.

No sabía en qué momento comenzó a sollozar, y luego a sumergirse en un ataque de pánico. Era demasiada presión y su pecho comenzó a procesar la crisis con latidos que le retumbaban contra los oídos.

Escuchaba los gritos de su madre y comenzó a pensar que nadie lo escucharía ahí arriba, que no tenía un celular que funcionara y que se sentía tan mal que ni siquiera podría salir de ese cuarto.

El miedo le erizaba el cuerpo, al punto de sentir que se ahogaba entre escalofríos helados. Trató de respirar hondo, pero apenas podía sostener el aire en sus pulmones, no podía hacerlo. No podía hacerlo, no, no podía, y no iba a poder nunca. Se obligaba a tensar sus manos porque comenzaba a temblar y no paraba, por más que quería tener el control de su propio cuerpo, se sentía fuera de esa realidad.

— ¡ERIC! —logró soltar en un esfuerzo por pedir auxilio. Lo llamó con desesperación conforme el dolor era mayor y había caído de la cama de rodillas. Se arqueó hacia el suelo y sentía de nuevo los mareos, en un estado de irrealidad total donde sólo el nombre de su amado lo mantenía atado a ese momento, pero apenas.

El último esfuerzo de su cuerpo se convertía en una fuerte tos, por más que se cubría la boca, la molestia filosa se abría paso contra su garganta. Luego llegó el sabor metálico y por último vio los manchones sobre su mano, por más que trataba de negarlo y mantenerse consciente. Sentía que podría echar los pulmones por la boca, pero no eran ganas de vomitar, era una especie de asfixia que lo hacía jadear y mantenerse medianamente dentro de la realidad.

El grito desde el segundo piso alteró a Eric en un instante. Dejó de escuchar a Sheila para avanzar en dirección al segundo piso, sin embargo, la mujer agarró su brazo para detenerlo por un momento.

¿EL KYMAN ES REAL?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora