Capítulo 129: ¿Me seguirás queriendo para entonces?

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Arte: yoquierodibujar

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Aclaración: De acuerdo con las reglas actuales de Wattpad, se afirma que todos los personajes (implicados en situaciones sentimentales y eróticas) tienen 18 años o más, son mayores de edad.


A Eric le gustaba ver esa iniciativa, el "hambre" en Kyle. El juego de palabras se quedaba corto con lo que creía descubrir en esos ojos que lo veían con deseo. Se sintió jodidamente afortunado de poseer ese afecto. Se habían marchado aquellos tiempos de duda respecto al amor que Kyle le tenía. Ahora estaba seguro de que aquello que compartían pertenecía a una de esas películas románticas que las chicas adoraban. Se había ganado la lotería ahí. Ese era un hecho, sin duda.

— Sé que lo harías — dice levantando su mano para acariciar su mejilla — me correría tan rápido en tu boca porque eres un judío astuto... Y te amo por eso —declara acercándose para besarlo.

— ¿Sólo por e...? —Kyle se quedó con la pregunta-reclamo a medias y no se atrevió a retomarla, por lo menos no de inmediato. Aún más que discutir con Eric, le gustaba que se ambos ocuparan en esas otras cosas.

Suspiró con suavidad entre los labios ajenos, como si pudiera saborear toda la magia que se acentuaba en esos acercamientos. Sentía que debía recargarse de Eric o comenzaría a flotar por tanto encanto y cursilería. Le daba miedo, en realidad nunca se había sentido así, ni lo había admitido, ni considerado.

Kyle era malo en el amor, eso había sido la constante en las pocas citas que tuvo, los intentos que quedaron en eso... No habría adivinado que la respuesta estaba en esos brazos grandes y en esa voz confiada, en esos ojos a los que mucho tiempo le había dedicado furia, pero que ahora le confiaba una debilidad totalmente inesperada.

— Quizá podemos saltarnos la entrada e ir directamente al plato fuerte —dijo Eric mientras acariciaba la suavidad de ese cuerpo desnudo que se le ofrecía. Dejó que su mano avanzara rápidamente a su entrepierna, a sus bolas, y sus dedos se estiraron un poco más tanteando su entrada bajo el agua.

Las manos de Kyle también quisieron sentir al cuerpo ajeno. En una pequeña comunicación que se basaba en caricias, tocó su pecho y sus hombros, pero lo dejó un momento al sentir el roce directo. Cerró los ojos y se dejó llevar por el deseo que se intensificaba en su piel. En respuesta gustosa, se movió un poco para que esos dedos lo tocaran un poco más. Volvió a fijarse en su novio, como si tratara de decirle sin palabras que lo hiciera, que siguiera con ello de una vez. Ambos habían estado en abstinencia, era casi sorprendente que eso no pasara más rápido.

Claro, estaba eso de que el hospital casi se les caía en la cabeza, pero ya para entonces reconocía que ese instinto iba en contra de toda regla. Levantó un poco las caderas y en ese movimiento aprovechó para estirarse hacia el cuello del castaño (el otro costado sin morder) donde lo besó varias veces, incluso hasta llegar al oído, donde lanzaba tenues suspiros que servían más para provocar.

El doctor había dicho que la penetración y el anudamiento era algo muy importante en el embarazo de un omega. Sin embargo, al sentir la cercanía del cuerpo suave de Kyle sintió que debía tratarlo con especial cuidado... ¿Se podía lastimar a los pequeños monstruos si lo hacía mal? Esperaba que no.

Al sentir los besos pudo reconocer también que estaba a su alcance el cuello expuesto que deseaba morder desde hace tiempo. Ni siquiera podía poner en pensamientos lógicos lo mucho que deseaba cerrar el vínculo. Eso significaba tomar a Kyle, hacerlo suyo por el resto de sus vidas. Pasó saliva y sus dedos se hundieron en la entrada autolubricada del pelirrojo buscando darle placer, pero también funcionaba como una pequeña distracción de ese deseo.

¿EL KYMAN ES REAL?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora