Capítulo 19: No voy a dejar que tus gérmenes judíos toquen mis labios

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Arte: yoquierodibujar

Aclaración: De acuerdo con las reglas actuales de Wattpad, se afirma que todos los personajes (implicados en situaciones sentimentales y eróticas) tienen 18 años o más, son mayores de edad.


La idea de pasar tiempo a solas con el judío dejaba en Cartman una emoción angustiante. Era bueno y malo a la vez, como si su cuerpo empezara a reconocer que todo lo bueno que venía acompañado del pelirrojo traía consigo una factura emocional muy alta. Decidió ignorar esa advertencia y ya que estaba a punto de contestar todo se precipitó.

Correr tomado de la mano de Kyle era una experiencia nueva. Había pasado de una oscuridad anímica profunda a una brisa liberadora. Apenas tuvo tiempo para abrir la puerta de su casa, aunque ya no quedaba mucho qué mantener seco en ellos.

— Tu cabello está más largo de lo que imaginaba —mencionó el castaño, distraído por un mechón rojo que goteaba agua de forma insistente sobre la mejilla de Kyle. Después reparó en sus manos todavía unidas y suspiró—. Ah... mierda —se obligó a centrar su atención en otra cosa mientras lo soltaba de forma discreta—. Estamos... ¡Estamos mojando todo! Toma una ducha, si te enfermas vamos a tener que retrasar todo hasta que te alivies. No voy a dejar que tus gérmenes judíos toquen mis labios —aseguró, aun cuando él mismo no estaba muy convencido de eso último.

La unión de sus respiraciones agitadas traía un recuerdo a Kyle que traía consigo un escalofrío ya reconocido como excitación. Con su mano liberada hizo hacia atrás los mechones que le escurrían en la cara y miró de reojo el charco que empezaban a formar en el suelo. Cartman tenía razón, si no se bañaban pescarían un terrible resfriado. No le informaría que, enfermo o no, de todos modos sus gérmenes judíos tocaban sus labios; no quería hablar de eso o empezaría a imaginarlo. ¿Qué rayos pasaba con él?

Eric movió la cabeza en un ademán para que fueran juntos escaleras arriba hasta el baño. En el proceso, se quitó la chaqueta para tirarla junto al lavabo. Su cabello se pegaba contra su frente aun goteando mientras su playera blanca hacía lo propio por no dejar mucho de él cubierto—. Deja la puerta sin cerrojo, iré por una toalla y algo de ropa para que uses mientras se seca la tuya. Déjala ahí —indicó apuntando donde había tirado su propia prenda.

Por su parte, Kyle sacó sus llaves y su celular y los dejó encima de la tapa del inodoro. Volvió la mirada al castaño una vez escuchó de nuevo su voz, y entonces lo vio, ya sin aquella barrera que escondía su abdomen. Comenzó a sentir que la humedad en su cuerpo podría evaporarse en medio de pensamientos que lo confundían y lo satisfacían a partes iguales—. Claro, gracias —contestó distraído a las primeras indicaciones, mientras comenzaba a desabotonarse los pantalones.

— Y no te acabes la maldita agua caliente o voy a patear tu maldito trasero flaco —amenazó Eric con el ceño fruncido antes de salir. Pateó sus tenis a la distancia para continuar descalzo el camino a su habitación.

Para la segunda indicación, no tan amable como las anteriores, Kyle se recordó con quién estaba y qué había pasado. Resopló con fingido hastío y con el volumen suficiente para que fuera escuchado.

Debía apurarse antes de que comenzara a sentir una humedad fría, o peor, que comenzara a estornudar. Se sacó toda la ropa lo más rápido que pudo y ya desnudo la acomodó en el lavabo. No sólo dejó la puerta sin seguro, sino también un poquillo entreabierta. Fue cuidadoso hacia la regadera y cerró los ojos con calma mientras abría la toma y sentía la nueva precipitación de agua sobre su cuerpo. Tal vez no le haría falta la preciosa agua caliente de Cartman. Estaba tomando la mala costumbre de "desahogarse" en la ducha, y tal como el maldito perro de Pávlov, sentía que reaccionaría al ambiente y las señales similares a las de sus baños "contemplativos". Y en este caso era mucho peor, o mucho mejor, no sabía a estas alturas; estaba en casa de quien lo tenía con la sangre hirviendo.

¿EL KYMAN ES REAL?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora