Capítulo 31: Tu cuerpo me lo dice

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Arte: yoquierodibujar

Aclaración: De acuerdo con las reglas actuales de Wattpad, se afirma que todos los personajes (implicados en situaciones sentimentales y eróticas) tienen 18 años o más, son mayores de edad.


Se sentía natural la unión de sus bocas, como cargas opuestas atrayéndose irremediablemente. Era increíble para Eric, saber que Kyle no se oponía sino que daba paso libre a sus movimientos lo hacía todo perfecto. Los jadeos del pelirrojo resonaban con suavidad en su habitación y él sentía que su propio miembro estaba deseoso por tener algo más de eso.

No había pasado ni un día y ya resentía la abstinencia de su cuerpo por unirse al de Kyle. Había descubierto en su piel una droga adictiva. No podía pensar en nada más que no fuera tenerlo. Sus ojos se abrieron cuando se separó con suavidad de sus labios. Se fijó en cómo Kyle se atendía lentamente y sonrió con suavidad sobre su hombro. No había otro rumbo a tomar, claramente ambos lo querían.

— Bien... te daré un premio —dijo al bajar ambas manos al pantalón ajeno, para desabrocharlo y sacar el miembro que empezaba a erguirse. Sintió en su boca el recuerdo de su sabor al instante. Besó su hombro y empezó a masturbarlo ante la mirada de ambos. Usaba movimientos suaves pero constantes. Buscaba darle el placer que anhelaba.

Kyle agachó el rostro al sentir movimiento, ya sin poder seguir el juego y preguntar más, porque sólo tropezaría con sus propias palabras. Las caricias de esa mano eran fluidas, tuvo un primer plano de la mano ajena rodeándolo y meneando a un ritmo que lo hacía derretirse, desde el principio. Cuando lo hacía por su cuenta no le interesaba verse, pero lo atrayente de eso era ver una mano que no era suya, la reacción de su propio cuerpo con el acto tan morboso de contemplación.

El sonido de la televisión subía desde el primer piso y se unía a la melodía en bucle de su propia pantalla. Creaba un ruido de fondo extraño pero no importaba, tener un ambiente ruidoso solo podía significar una cosa.

— Quiero escucharte —Eric dijo contra el oído del pelirrojo—. Gime para mí, Kahl.

— ¿Gemir? —Repitió inseguro, sin dar significado a la orden, estaba primero el cosquilleo que trajo la voz contra su oído, la sensación de cobijo al estar contra el pecho del castaño y sobre él. Su propia voz era titubeante pero pesada, mientras su cadera reanudó el "baile" suave, en busca de ir contra la mano sobre su pene.

¿Kyle ya no podía reprimir ese deseo? Sólo podía replicar en su mente escenas de poco pudor con Eric. Se sentía acelerado. Se sentía como hipnotizado por ideas incorrectas. Era una experiencia nueva pero tan buena.

— Mhh... Nos pueden... escuchar —sabía perfecto que no era así por el ruido de abajo, pero en realidad no sabía qué decir. Entonces planteó una imagen—. ¿No te importa que nos escuchen? —siguió, en un hilo de voz—. Ah, Eric... Eric... eres un exhibi... cionista.

Escuchar su nombre en los labios ajenos hacía vibrar en lujuria a Eric. Kyle podía ser mucho más sexy de lo que había imaginado. Se sentía en un estado extraño de deseo que nunca había dejado salir libremente. Tomó el rostro pecoso para girarlo y besar sus labios con necesidad.

Sentía surgir ideas interesantes que el judío jamás aceptaría... ¿O quizá sí? Hizo una nota mental para explorar más tarde con él. Su idea se le antojó bastante estimulante, que pudiesen ser atrapados o escuchados avivaba su lívido.

— Sí, quiero que te escuchen. Quiero que sepan que estás conmigo, que eres mío —dijo entre besos sin pensarlo mucho hasta que se escuchó y se quedó quieto por un instante. Para ignorar su desliz siguió una plática diferente—. Ven, gírate—susurró y se detuvo para darle libertad de movimiento.

¿EL KYMAN ES REAL?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora