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—Comandante, ¿tiene un minuto?

Era la quintugentésima sexagésimo cuarta vez que le hacían esa pregunta y Freddy no sabía si se sentía más exasperado o cansado. Tenía ganas de gritar, pero en su lugar suspiró profundamente y contestó con tono neutro.

—Sí, dime, ¿qué pasa?

—Verá, señor, según se me ha comunicado esto es una caza de monstruos —dijo con cierto temor el caballero aparentemente novato—. Apenas somos 8. ¿Es esto suficiente para una expedición así?

—No te preocupes, compañero. No vamos a cazar monstruos como tal, nuestro objetivo es buscar a dos caballeros desaparecidos, así que no necesitamos más. Además, no vamos a tardar mucho, he elegido a los mejores —respondió el comandante tratando de aliviar un poco el temor del joven.

Justo en ese momento, Leonardo llegó sobre un caballo. Al realizar una curva, las riendas se le resbalaron y se cayó al suelo. Apenas llegó a hacerse daño, pues parecía tan acostumbrado a las caídas que era capaz de poner la posición adecuada antes de estrellarse.

—Señoor, me he caído del caballo —dijo cuando vio que Freddy le observaba.

—Desde luego, tenemos los caballeros que nos merecemos —comentó con tono irónico. Dicho esto, dio la orden de partir y todos galoparon en orden.

Por supuesto, el trabajo no era tan simple como encontrar al tal Leopoldo y a Albertito. De hecho, Freddy ya los daba por muertos. Su tarea era más bien averiguar cuáles eran los secretos que escondía ese bosque del que todos tanto hablaban. En ese mundo había existido una magia muy poderosa en el pasado, pero esta se había ido diluyendo con el paso de las generaciones y ya apenas quedaban algunos restos. Muy pocas personas podían ser considerados magos y menos aún había visto la verdadera magia antigua. Freddy tenía algunas sospechas sobre lo que podía haber en aquel lugar y había ciertas posibilidades de que algún tipo de hechicería se escondiese entre aquellos árboles. Esto sería en el mejor de los casos. Tras oír la historia de Filadelfo, el comandante no había tardado demasiado en hacer una serie de deducciones y, sin duda, todas las demás opciones que había sopesado eran situaciones mucho más problemáticas. 

Freddy Trucazo era un hombre muy hábil en muchos sentidos. Su entrenamiento había sido impecable desde joven, era ágil físicamente, un excelente espadachín y un arquero incluso mejor. Su puntería era uno de sus mejores puntos en el campo de batalla. Sin embargo, la razón por la que había acabado logrando llegar tan lejos fue por su mente. Freddy era un hombre muy astuto e intuitivo. Lograba imaginar distintas situaciones y crear estrategias impecables en poco tiempo. Fue así como acabó siendo comandante y como acabó con su padre sin levantar sospechas. 

Solo había una cosa que Freddy no había logrado resolver: el caso de la familia real. Nunca logró averiguar lo que había sucedido exactamente el día de la muerte de la emperatriz Julia y jamás pudo encontrar al príncipe desaparecido. Su investigación fue larga y estresante, sin apenas testigos ni pistas. Quien hubiera orquestado aquello lo había hecho muy bien y Freddy sentía tanta admiración como odio por ello. Se había prometido a sí mismo que no volvería a suceder algo así y hasta ahora no había faltado a esa promesa. 

Por esa razón, cuando escuchó el relato de Filadelfo no dudó en organizar una partida para ir personalmente a investigar el lugar. Si alguna de sus sospechas se confirmaba podría haber una amenaza más grande que un simple monstruo. No iba a dejar ni un solo cabo suelto y tenía muy claro por dónde debía comenzar. 

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El cielo estaba oscuro a pesar de que era pleno día. Las nubes de tormenta llegaron repentinamente y se arremolinaron en torno al bosque. Gustabo detuvo su trabajo un instante para observar el tiempo. Había pasado varias horas cavando con una pala y sentía todo el cuerpo agotado y cierta molestia en la cadera. Aprovechó ese pequeño descanso para estirarse. Debía darse prisa, no tardaría en comenzar a llover y con barro su tarea sería aún más difícil. 

«Todo esto es culpa de esos dos idiotas» pensó mientras lanzaba una mirada de repugnancia hacia donde se encontraban los cuerpos de dos caballeros tapados con mantas y preparados para un entierro apresurado. 

—¿Quién os mandó meteros en el bosque? Es que hay que ser gilipollas —dijo en voz alta hablando con los fallecidos. 

Aquella situación le había hecho plantearse muchas cosas. Aquel bosque era su casa, pero últimamente había notado más movimiento que de costumbre y eso era peligroso. 

Los monstruos del bosque lo respetaban. Ninguno se acercaba a su casa y los pocos que habían llegado a intentarlo habían acabado muertos. Gustabo había aprendido a sobrevivir en la vida salvaje y su espacio era un lugar seguro. Además, gracias a él, la población cercana se mantenía segura de estas criaturas. Había escuchado los rumores de maldiciones que esto había provocado y le parecía un buen trato. Él alejaba a los monstruos del pueblo y las personas no se acercaban a su bosque. Era un buen negocio.

Sin embargo, últimamente las cosas estaban cambiando y no se estaba respetando su espacio personal. Primero fue aquel joven que se internó entre los árboles borracho y ahora esos dos caballeros. Incluso los monstruos estaban cambiando su comportamiento. Se estaban volviendo más agresivos y cada vez se acercaban más. Por todo ello, Gustabo se estaba replanteando la idea de marcharse de allí. Quizá iba siendo hora de buscar un nuevo hogar. 

Arrastró los cuerpos sin vida de los caballeros con poco cuidado hacia el foso que había cavado y los tiró en su interior de una patada. Al menos, esos dos le habían proporcionado algo de ropa, armas y dinero, era un buen inicio para organizar su mudanza. Agarró la pala y comenzó a cubrir la sepultura. En ese instante, cayeron las primeras gotas de lluvia. Gustabo trató de acelerar el proceso para terminar con aquel entierro antes de que todo se llenara de barro. Para ello, forzó sus músculos para realizar los movimientos más rápidos mientras continuaba maldiciendo e insultando a los muertos en voz alta.  

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Y hasta aquí el capítulo de hoy.

Como siempre espero que os guste. La historia es algo lenta en el sentido de que tardan un poco en conocerse, pero no os desesperéis que nos estamos acercando al primer encuentro.

Por otra parte, he visto en Twitter que hoy será el fin de temporada de Gustabo en Spain RP. Estoy triste porque no podré verlo en directo y encima no sé qué hará Auron con Gus :(

Feliz día y un abrazooo.


Freddytabo - El Hijo del EmperadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora