El tiempo que tardaron en regresar al palacio sería recordado por Freddy como las horas más incómodas de su vida. El viaje de ida (a galope, sin descanso y con la lluvia durante todo el camino) había sido un paraíso en comparación con la tensión de aquel camino de vuelta.
Habían sido ocho caballeros los que habían ido a aquella aventura (aunque como le encantaba resaltar a Isidoro, cuatro de ellos no habían hecho nada) y eran diez personas las que volvían. Solo había un detalle y es que había ocho caballos para los diez. Ya que eran animales fuertes, grandes y entrenados para cargar el peso de armaduras enteras, no tendrían inconveniente en cargar a dos personas.
Isidoro había insistido en que lo mejor para él era ir con Lexie porque «con ella se sentía completamente seguro y capaz de montar en un animal tan peligroso como aquel caballo». Freddy lo mandó con Leonardo, pero como discutían continuamente, acabó haciendo que se turnara con Filadelfo para llevarlo. Sin embargo, antes de que acabara el primer día de viaje, ya iba con los caballeros más novatos, que trataban de quejarse menos por ser los más nuevos y aguantaban sin rechistar.
Finalmente, Gustabo, aún esposado y sin decir absolutamente nada, iba con Freddy. La situación había sido complicada desde que el comandante indicó a Gustabo que debía subir al animal con él. Por si no había tenido suficiente, Freddy había cargado al rubio como si fuera un saco de patatas para mantenerse ambos sobre la montura sin tener que quitarse las esposas. Al final, tras retorcerse como pudieron, habían logrado sentarse a horcajadas. Freddy iba detrás de Gustabo y lo mantenía rodeado con sus brazos para sujetar las riendas.
Posiblemente en otra situación incluso lo habría disfrutado, pero en ese momento Freddy estaba llevando a un sospechoso al palacio con intención de interrogarle y descubrir sus secretos. Un sospechoso que había enterrado a dos personas y que tenía intenciones de fugarse. Realmente, mientras había estado en la casa del rubio, no había pensado ningún plan, pero una vez que había descubierto los planes de huida de Gustabo, sintió que no podía permitir que se marchara sin más y que debía actuar rápido. Si así lo deseaba podía odiarle, pero simplemente hizo lo que debía.
Cuando se detuvieron a descansar, Freddy dejó a Gustabo atado a un árbol para poder preparar algo de comer. Isidoro se ofreció rápidamente a ayudar al rubio con la comida, ya que él no podía utilizar las manos. Así, pudo aprovechar para entablar una conversación con él sin la continua vigilancia del comandante.
—Te llamas Gustabo, ¿verdad? —empezó Isidoro.
—Gustabo García —respondió rompiendo su silencio— y tú eres el borracho, ¿no? Me acuerdo de ti.
—¡Oye! Eso me ofende, que yo no soy ningún borracho. Putero sí, pero borracho no. Lo que pasa es que ese día me pillaste en una cita complicada y acabé tomando demasiado. La chica se resistió un poco, pero con mis encantos al final la conquisté —dijo orgulloso.
Gustabo alzó una ceja. Sin duda debía haber pasado mucho tiempo en el bosque, puesto que las personas se habían vuelto algo raras.
—Pero bueno, eso no importa ahora —añadió Isidoro—. Yo te doy las gracias por ayudarme aquel día y quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que sea. Aquí tienes un amigo para toda la vida.
¿Podía confiar en él? La última vez que había confiado en alguien no había salido del todo bien y lo había llevado a aquella situación. Una parte de él se resistía y la otra deseaba con fuerza tener un amigo. Al final, optó por dejarse llevar y, después de hablar un rato con él, supo que aquel hombre le caía bien.
Isidoro no fue el único en acercarse a Gustabo. Para cuando llegaron al palacio unos días después, el rubio había acabado haciendo amistades con todos los caballeros que iban con él. Su facilidad para entablar conversación con todo el mundo le ayudó a mantener la calma y agradar a todos. El único al que no había dirigido la palabra había sido a Freddy, que lo observaba todo entre molesto porque hablara con todos menos con él y divertido porque entendía que lo estaba castigando con su silencio.

ESTÁS LEYENDO
Freddytabo - El Hijo del Emperador
Fiksi PenggemarJack Conway es un emperador al que todo el mundo respeta. En su pasado sufrió una gran tragedia y solo el conde Freddy Trucazo, el comandante del ejército imperial, sabe cuánto llegó a afectarle realmente. Un día, en un ataque contra los monstruos...