25

476 80 9
                                    

Gustabo agradeció el cuidado con el que trataba sus armas, puesto que debido a que sus dagas estaban muy limpias, pudo utilizarlas como espejos. Por supuesto no las cuidaba con tanto esmero porque se las hubiera regalado Freddy. Para nada era por eso.

En cualquier caso, el reflejo distorsionado de las armas le sirvieron para peinarse el cabello de forma que quedara lo más parecido posible al de Toni Gambino.

El color azul de sus ojos, el tono rubio de su pelo, el traje que llevaba puesto e incluso su constitución eran muy similares a los del dueño del K Rule. Simplemente debía tratar de imitar sus gestos y su forma de hablar. Sin duda, aquella apariencia resultaría de lo más útil.

—«Gustabo debe suavizar la voz y usar un tono más amable» —le aconsejó Pogo.

Gustabo asintió y trató de imitarlo sin hacer mucho ruido antes de probar suerte.

Por algún motivo, Toni había estado observándolo mucho, lo que había hecho que él mismo se fijara en él. Caminaba con confianza y un toque elegante, mantenía siempre una expresión amable, aunque con los ojos podía fulminar a cualquiera. Sobretodo, siempre daba la impresión de que sabía algo que el resto desconocía.

Una vez hecho un repaso rápido, escondió las dagas en su chaqueta, inspiró hondo y comenzó a caminar tratando de emitir el aura del Gambino.

Justo acababa de doblar la esquina para acercarse a los guardias cuando la voz de Pogo resonó con una advertencia:

—«Toni Gambino tiene barba».

—«¿Y no podías decirlo antes?»

Era cierto, Gustabo solía quitarse la barba con frecuencia mientras que Toni la llevaba bien cuidada, pero ya no había vuelta atrás. Los guardias lo habían visto y si se marchaba de repente sería demasiado sospechoso.

De repente, Gustabo era plenamente consciente de cada movimiento de su cuerpo y sentía que las piernas le pesaban.

—¿Señor Gambino? —preguntó uno de los guardias.

—¿Sí? —dijo Gustabo con una sonrisa amable.

El guardia pareció dudar un momento y miró a los demás. Quería preguntar pero no se atrevía. Sin embargo, tampoco le permitía avanzar.

—¿Os pago para que no me dejéis libertad en mi propio negocio o qué pasa? —dijo Gustabo un poco molesto.

—«Más amable» —aconsejó Pogo.

Gustabo suspiró. 

—Parece que me quito la barba y ya no me reconoce nadie —añadió suavizando la voz— ¿Tan mal me ha quedado?

Esta vez consiguió dirigir a los guardias la imitación perfecta de la expresión de Toni Gambino. Ladeó un poco la cabeza y alzó la barbilla para mostrarse confiado y mantuvo el contacto visual clavando sus ojos azules en los de la persona que había hablado. Con aquella mirada logró convencer a los hombres de que era Toni.

—Disculpe, es la primera vez que lo vemos así, señor Gambino —explicó uno de los guardias, señalándose la barbilla para dar a entender que se refería a su nuevo look.

—Está bien, no pasa nada. Creo que voy a dejarme la barba de nuevo, hoy todos me miran raro —respondió Gustabo riéndose.

Después conversó brevemente con los guardias, que acabaron completamente convencidos de que estaban hablando con su jefe. 

—Bueno, yo tengo que revisar algunas cosas por aquí. ¿Queréis descansar un rato mientras estoy yo? —dijo entonces Gustabo—. Podéis aprovechar para ir al casino si os apetece. 

Freddytabo - El Hijo del EmperadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora