Había sido una batalla complicada.
Mientras Freddy enfrentaba al monstruo grande, el resto se encargaba de los pequeños, que los superaban en números.
Incluso Isidoro había acabado por unirse a la lucha y demostró no ser un hombre solo de palabras, pues todos quedaron impresionados ante su agilidad. Con un palo, aporreó con certeza los puntos débiles de cada una de las criaturas a las que se enfrentaba. Utilizando el propio barro para adquirir velocidad y deslizándose entre el caos, logró hacer un buen equipo con los demás caballeros.
El comandante, por su parte, luchaba con pasos firmes y estocadas certeras. Haciendo uso de su propia intuición, había logrado arrinconar a la criatura, pero no se doblegó fácilmente. El bicho comenzó a dar zarpazos con unas garras tan afiladas como cuchillas. Freddy recibió en ese momento una herida en el pecho. Sin embargo, agarró su propia espada como si fuera una lanza, haciéndose un corte en la mano, y la disparó con profesionalidad. Podía confiar en su excelente puntería incluso en esa situación en la que apenas tenía visibilidad por culpa de la lluvia y la noche. La espada atravesó limpiamente el cuello de la criatura y finalmente dejó de moverse.
Sin embargo, aquello estaba muy lejos de terminar, pues no dejaban de aparecer más y más monstruos de la oscuridad. Entre todos, lograron mantenerse durante horas. Leonardo, que tenía un buen ojo, había logrado subirse a un árbol y desde allí se dedicaba a lanzar piedras y distraer a las bestias, al tiempo que informaba a los demás de la situación:
—¡Cuidado, Fil! ¡A la derecha! ¡Lexie, tienes uno justo detrás!
Mientras tanto, Lexie y Filadelfo se cubrían las espaldas y lograron abatir juntos a muchos monstruos, con ayuda de las distracciones que Leonardo e Isidoro les proporcionaban.
Phoenix Decker con su habitual calma ni siquiera parecía cansarse, hacía los movimientos justos y necesarios para derrotar con rapidez a aquellos que se le acercaban, como si lo considerara un simple fastidio.
Finalmente, estaba Freddy. Se había posicionado delante del resto, para tratar de reducir al máximo el esfuerzo de los suyos y que pudieran mantenerse más tiempo ilesos. Acababa con la mayoría de los que iban llegando con una velocidad impresionante, lanzaba y recogía su espada de forma casual y con una sencilla oscilación de su arma era capaz de derrotar a varios de una sola sentada.
—¡Comandante! ¡Se acercan más desde el norte! ¡Estoy viendo mucho movimiento! —gritó Leonardo.
Freddy fijó los ojos entre los árboles y pudo vislumbrar muchas siluetas que se movían en la oscuridad. Entonces notó el temblor de la tierra y supo que era hora de poner fin a aquella lucha. Eran demasiados, los caballeros estaban agotados, sucios, empapados y con arañazos y cortes por todas partes. Él mismo estaba herido, lo sabía, aunque la adrenalina lo hacía mantenerse en pie.
—¡Muy bien! ¡Ya sabéis lo que tenéis que hacer! ¡No quiero que nadie se quede solo! Dirección sur.
Todos asintieron a sus órdenes con seriedad, pero ninguno se movió por un momento. Sabían lo que debían hacer porque lo habían hablado por el camino, pero ninguno quería abandonar a nadie.
—¡¿Estáis sordos o qué pasa, neno?! A ver si voy a tener que explicarlo todo otra vez. ¡LARGO YA!
Cuando vieron la expresión del comandante supieron que no podían hacer nada más que cumplir órdenes. Así que, tal y como estaba previsto, corrieron en distintas direcciones. Lexie y Filadelfo, por un lado; Leonardo, Isidoro y Phoenix, por otro.
Freddy inspiró hondo, agarró con fuerza la espada con ambas manos y se dispuso a enfrentarse a lo que viniera para darles tiempo de escapar. Por lo demás, solo esperaba que fueran lo suficientemente inteligentes para regresar. En caso de que no lo lograran, no era ya problema suyo. Se había quedado solo contra una multitud de monstruos. Sinceramente, más no podía hacer por ellos.
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Freddytabo - El Hijo del Emperador
FanfictionJack Conway es un emperador al que todo el mundo respeta. En su pasado sufrió una gran tragedia y solo el conde Freddy Trucazo, el comandante del ejército imperial, sabe cuánto llegó a afectarle realmente. Un día, en un ataque contra los monstruos...