La familia Gambino tenía una larga tradición y esta incluía que siempre habría dos personas importantes: el jefe (o la jefa) de la familia y su consejero (o consejera).
En primer lugar, el jefe era el que llevaba todos los negocios de la familia, era la mente pensante y quien proveía a la familia de riquezas. El consejero era su mano derecha, se encargaba de cualquier tipo de trabajo desagradable y de proteger al jefe y a los demás familiares. Era una especie de guardián para la familia, espía para el jefe y asesino para los enemigos.
En cada generación estos dos papeles habían sido entregados sin ningún tipo de disputas. El siguiente jefe era elegido entre los hijos o sobrinos del jefe, como si de un rey y su heredero se tratase, salvo que no se elegía al primogénito o al que fuera varón simplemente.
No.
Se elegía según la actitud, la fortaleza y la inteligencia. Debía tener una serie de valores y una forma de ser muy específica para continuar aquel legado, por lo demás no importaba si era hombre o mujer, si era más mayor o más pequeño. Si el jefe veía las cualidades necesarias en alguien le concedía el título.
Y a aquel que fuese nombrado heredero del puesto recibiría la reliquia de la familia. Esta reliquia era el secreto del éxito de los Gambino y la única posesión del Rey Demonio que se había conservado a lo largo del tiempo: una baraja de cartas.
El consejero o mano derecha, por otra parte, no se elegía, simplemente aparecía. Era aquel que heredaba el don de la avaricia, que podía tratarse de un familiar tan lejano que ni siquiera tuviera el apellido Gambino.
¿Por qué razón no dejar que el jefe fuese el heredero del don? Porque los Gambino habían sido muy estratégicos desde sus inicios. Tenían una reliquia con la que podían conseguirlo todo a través de apuestas y tenían un don que concedía cualquier deseo dentro de lo posible. Sin embargo, ese don creaba una personalidad que buscaba cumplir todos los deseos del poseedor a cualquier precio y con aquella reliquia podía ganar todo, pero también perderlo.
De alguna forma, todos aquellos con el don de la avaricia eran muy malos jugadores y no podían permitir que el destino de toda su familia estuviese en manos de alguien que no siempre era el más inteligente, menos aún entregarle aquella baraja que contenía tanto poder para ganar y para perder.
Si algo tenian claro los Gambino es que era mejor mantener la avaricia y la reliquia en personas diferentes.
Gracias a aquel sistema, la familia no solo había prosperado. Sin llamar en exceso la atención habían creado una red tan amplia de negocios, tanto legales como ilegales, que tenían la fortuna de todo un imperio.
Cuando Salvatore Gambino eligió a su hijo Lorenzo como el próximo jefe de la familia supo que había sido la decisión adecuada. Lorenzo era un chico inteligente y calmado y haría un buen trabajo en el futuro. Mientras que Giulia, su hija pequeña, aunque también era astuta y hábil, era más impulsiva.
Salvatore se había casado con su mano derecha, Patrizia Olivieri, quien tenía el don de la avaricia. Se habían enamorado desde que se conocieron. Aunque al principio Salvatore lo negó por miedo y vergüenza ya que en teoría eran familiares, en realidad ella pertenecía a una rama de la familia tan lejana ya que ni siquiera podían considerarse familia.
Gracias a eso tuvieron su final feliz.
Cuando Patrizia falleció, el don de la avaricia fue heredado por su hija Giulia Gambino, lo que no sorprendió a nadie y tranquilizó a Salvatore en cierta manera, pues así sus hijos trabajarían juntos, Lorenzo como el jefe y Giulia como su mano derecha.
Sin embargo, aquella niña rubia y de ojos azules se convirtió en una chica impulsiva con deseos de aventura y si algo hacía siempre el don de la avaricia era cumplir deseos.

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Freddytabo - El Hijo del Emperador
FanfictionJack Conway es un emperador al que todo el mundo respeta. En su pasado sufrió una gran tragedia y solo el conde Freddy Trucazo, el comandante del ejército imperial, sabe cuánto llegó a afectarle realmente. Un día, en un ataque contra los monstruos...