Gustabo había agarrado la ropa sucia del desconocido con intención de quemarla, pero al notar la calidad de la tela lo pensó mejor. No había que desperdiciar una buena prenda que aparecía ante él por sí misma y gratis. Así que lavó toda la ropa para quedársela.
Al quitar las manchas apareció el emblema del Imperio bordado en el interior de la capa, junto a un escudo de familia en el que aparecía representado un lobo. Gustabo se estremeció de inmediato al verlo. Un noble caballero debía tener un alto rango y su intuición le alertó de que aquel hombre sería un peligro.
—«Mátalo» —dijo Pogo con una extraña tensión.
—Ya estamos otra vez —respondió Gustabo con cansancio.
Ignorando aquella voz interior volvió a ver cómo estaba el individuo. Su fiebre había sido alta y había tenido que cuidarlo durante tres días enteros. No negaría que sus cuidados consistían más bien en tirarle trapos empapados de agua sobre la cabeza y vigilar que no muriese, pero hacía lo que podía.
Cuando abrió la puerta se encontró al desconocido despierto y tumbado. Sorprendido, Gustabo se detuvo un momento, pero después se acercó cargado de curiosidad.
—Buenasss —dijo alargando la "s"— ¿Cómo estás?
El rubio le puso la mano sobre la frente para comprobar si había bajado la fiebre. Efectivamente su temperatura corporal era adecuada.
Freddy, por su parte, observó al hombre que tenía delante con interés. Su rostro era tal y como lo recordaba, con ojos azules y cabello rubio. Llevaba ropa sencilla y desgastada, una camisa de lino gris, pantalones oscuros y botas con mucho uso.
El comandante notó aquellos dedos sobre la piel de su rostro y cerró los ojos relajado ante el tacto. No tenía duda de que había sido él quien lo había estado cuidando el tiempo que había estado enfermo. Deseaba agradacerle como era debido, presentarse y estrecharle la mano, pero aún estaba atrapado por el vendaje.
—Oye, pituco... —empezó a decir con la garganta aún seca.
—Lo sé —interrumpió Gustabo—. Me debes un favor grande, ¿eh?
—Sí, pero escucha...
—¿Te das cuenta de que habrías muerto sin mí? —volvió a interrumpirle el rubio—. Has tenido mucha suerte.
—Ya, sí, pero...
—Y encima te cuida un caramelito como yo —continuó Gustabo—. ¡Afortunado como pocos!
—¡PERO, ¿ME QUIERES SOLTAR QUE NO PUEDO MOVERME?! ¿ME ESCUCHAS, NENO? —gritó Freddy cansado de ser ignorado.
Gustabo alzó una ceja, comprobó que verdaderamente estaba atrapado como una momia y soltó una risita disimulada. Después, aflojó un poco las vendas que cubrían al enfermo mientras murmuraba comentarios como «Vaya carácter que tiene» y lo que Freddy entendió como «encima que uno ayuda, si es que no se puede ser buena persona». Sin embargo, no llegó a soltarle del todo, puesto que no lo conocía de nada y consideró que era mejor mantenerlo asegurado por el momento. Así que ahora Freddy podía sentarse en la cama, pero aún no podía salir de allí.
Freddy aprovechó su semilibertad para examinarse las heridas. Las más graves aún estaban en proceso de curación, pero las más leves apenas se percibían ya. Por algún motivo que no terminaba de entender, encontró algunas magulladuras como si se hubiese golpeado contra algo en varias zonas del cuerpo, pero por lo demás estaba bien. Gustabo le ofreció agua y después se apartó un poco y lo observó.
—¿Cuánto tiempo llevo aquí? —preguntó Freddy.
—Tres días —contestó Gustabo.
Un silencio incómodo se instaló entre ellos. De repente, ambos eran conscientes de la presencia del otro y de la extraña situación que los había llevado a ese punto. Ahora que Freddy lo tenía delante reconocía que era un joven atractivo, pero no podía olvidar que era el llamado "ángel" de Isidoro. Aquel hombre aparentemente inofensivo vivía en mitad de un bosque lleno de bestias y monstruos, así que debía ser fuerte o poseer algún tipo de magia. Mientras que Gustabo, al ver cómo el hombre se había examinado el cuerpo, recordó avergonzado su curiosidad al tratar el torso y el rostro del desconocido. Además, había que tener en cuenta que era algún miembro de la nobleza que había aparecido herido en su puerta. Por su experiencia, sabía que aquello podría suponerle problemas, ¿y si alguien lo encontraba y pensaba que había sido él quién lo había lastimado? Podría meterse en un buen lío.
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Freddytabo - El Hijo del Emperador
FanfictionJack Conway es un emperador al que todo el mundo respeta. En su pasado sufrió una gran tragedia y solo el conde Freddy Trucazo, el comandante del ejército imperial, sabe cuánto llegó a afectarle realmente. Un día, en un ataque contra los monstruos...