Había pasado más de un mes desde que se marcharon al Reino de las Montañas y a su regreso el otoño estaba en su pleno apogeo.
Por el camino, pudieron observar cómo las hojas de los árboles se habían secado y todo el paisaje se había teñido en tonos marrones y naranjas. El aire era frío y el sol estaba oculto tras una capa de nubes que amenazaba continuamente con derramar sobre los viajeros todo el agua que contenía.
Isidoro observaba con curiosidad a Gustabo y a Freddy.
A pesar de que ya habían decidido dejar de ocultar su relación, aquellos días se mostraban algo distanciados. No porque hubiesen discutido, sino porque estaban muy distraídos. La sensación del caballero era que algo importante les había sucedido en el Reino de las Montañas y tanto el príncipe como el comandante pasaban los días encerrados en sus pensamientos y sin apenas hablar con nadie, ni siquiera entre ellos.
Por supuesto, Isidoro quería ayudarlos de alguna forma. Deseaba ser el confidente de ambos, saber qué les pasaba y lograr una feliz reconciliación. Sin embargo, era algo que se escapaba de sus manos y apenas logró tener un respiro, pues Freddy había aumentado la velocidad de la marcha durante el regreso al Imperio y estaban haciendo el trayecto en la mitad del tiempo que les había tomado la ida.
Lo que Isidoro no podía saber era que ni su preocupación, ni la conversación más extensa entre la pareja, podría solucionar aquel estado de instrospección que Gustabo y Freddy mantenían.
El comandante no podía dejar de plantear opciones, considerar hechos y trazar planes, pues cuando llegase al Imperio podría hallar la información que necesitaba para desenmascarar al encapuchado y una vez lo lograse debía tener preparada una buena estrategia para frenarlo.
Lo más importante para Freddy era que el enemigo aún no había conseguido hacerse con el puñal del ritual, que se encontraba bien resguardado en el corazón de la montaña. Mientras aquello no cambiase, ellos tenían opciones, pues una vez que lo lograse, el encapuchado tendría la ventaja. Si lo que Freddy sospechaba era cierto, el Imperio estaría entonces en grave peligro, especialmente cierto rubio al que tenía muy presente.
Por ese motivo, cuando unos días atrás se despidieron de Volkov y Horacio antes de partir, Freddy les pidió en secreto, tratando de evitar que Gustabo los escuchase, que mantuvieran a salvo aquel objeto a cualquier costo.
—¿Sabes? No hacía falta que vinieras desde el Imperio para decírnoslo, llevamos protegiendo el puñal unos cuantos meses —comentó Horacio, extrañado por aquella actitud del comandante.
—Ya lo sé, neno, pero creo que tengo una pista sobre lo que planea conseguir ese hombre y es muy importante que no lo consiga nunca, ¿me entiendes? —dijo Freddy, con una expresión que parecía insinuar más de lo que sus palabras habían dicho.
—Es nuestro enemigo también, no vamos a permitir que conquiste nuestro Reino —respondió Horacio, que sentía que lo estaban rebajando de alguna forma.
—No, Horacio —comprendió Volkov, observando al comandante—. Esto no es por el Imperio, ¿verdad?
—Estoy confiando en vosotros para proteger lo más valioso que tengo —dijo Freddy seriamente—. Por favor, no me falléis.
Horacio entendió que se refería a Gustabo, pero no logró entender cuál era la conexión que el comandante había hecho. En cualquier caso, esto solo reforzó aun más la determinación que sentía Horacio para luchar por aquel lugar hasta el final.
Así, continuaron los días de camino y Freddy trataba de poner en orden sus ideas. Por ello, su mente apenas era consciente de todo cuanto le rodeaba.
Isidoro y Filadelfo eran los únicos que realmente estaban preparados para cualquier situación que se les presentara durante el viaje. Por eso, cuando llegaron a un paso vigilado por guardias, fueron ellos los que tuvieron que encargarse del trámite al principio.
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Freddytabo - El Hijo del Emperador
FanfictionJack Conway es un emperador al que todo el mundo respeta. En su pasado sufrió una gran tragedia y solo el conde Freddy Trucazo, el comandante del ejército imperial, sabe cuánto llegó a afectarle realmente. Un día, en un ataque contra los monstruos...