Cuando llegó el alba, la lluvia continuaba cayendo sin cesar. A intervalos era más fuerte o más débil, pero en ningún momento llegaba a detenerse. Los caballeros estaban en pie, esperando instrucciones del comandante, que aún no había llegado. Filadelfo bostezó y se estiró tratando de despertarse completamente. Lexie, una chica pelirroja que hacía unos meses que había pasado el examen de ingreso en los caballeros y a quien le gustaba cumplir las normas, le dio un codazo para advertirle cuando escuchó la voz del comandante.
—Te dije que venías, ¿oíste?
—¡No! ¿Yo qué pinto ahí? —gritó Isidoro, que trataba de escapar mientras Freddy lo arrastraba.
—Escucha, ¿pero tú no eras un experto luchando contra monstruos? —preguntó con tono irónico.
—¡Si no te lo creíste!
—No, pero para eso están los caballeros. Tú vienes como guía.
—¡Pero si no sé el camino!
—No hace falta, solo necesito que reconozcas el entorno. Quiero que me lleves a donde encontraste al supuesto ángel.
Una vez llegaron ante los caballeros, que se encontraban formados y esperando órdenes, Freddy presentó a Isidoro y explicó que era el hombre que había sobrevivido al bosque. Los caballeros más novatos lo miraron con admiración mientras que los demás lo observaron con ojo crítico, analizando sus posibles cualidades. A continuación, comenzó a exponer cómo harían las cosas, mientras paseaba de un lado a otro ante sus subordinados.
—Nos dividiremos en dos grupos. Phoenix, Leonardo, Lexie y Filadelfo, conmigo. Vamos a entrar en el bosque con Isidoro y rastrearemos a Leopoldo y Albertito. Linares te quedas con los dos novatos aquí. Quiero que os mantengáis cerca de los árboles a la espera de cualquier movimiento, podéis ir haciendo turnos. Si no recibís noticias nuestras en tres días, debéis volver y avisar a Conw... al emperador. ¿Entendido?
—Sí, señor —dijeron todos (ninguno al mismo tiempo).
—Bien, pues andando. Vamos, quiero movimiento.
De esta forma, en apenas unos minutos los dos grupos estaban en sus posiciones, preparados para sus respectivas misiones. Tal y como ordenó el comandante, la formación de su grupo sería la siguiente: Phoenix y Freddy junto a Isidoro irían delante, Leonardo se mantendría en medio y Lexie con Filadelfo en la retaguardia. Antes de partir, Isidoro había insistido en que "la hermosa chica de cabello rojo como el fuego que despertaba en su interior" debía ir con él, pero, justo por ese motivo, Trucazo había decidido poner a Lexie lo más lejos posible de Isidoro.
Después de todo lo que habían oído sobre aquel lugar, cada uno atravesó la sombra de los primeros árboles con un sentimiento distinto: Isidoro se preguntaba si volvería a ver a su ángel y se encontraba expectante ante la idea; Freddy sentía aquel destello de curiosidad de un misterio a punto de ser resuelto; Phoenix simplemente caminaba pensando que estaría bien si la lluvia se detuviera un rato; Leonardo vigilaba sus pasos, estaba seguro de que acabaría tropezándose con tanto barro; Lexie estaba emocionada por su primera misión importante e iba decidida a dar lo mejor de sí misma; finalmente, Filadelfo era el único que sentía la presión de todas las maldiciones y monstruos, pero al mismo tiempo se sentía culpable por lo que había sucedido con Leopoldo y Albertito. A pesar del miedo, se impulsaba porque no terminaba de entender por qué en aquella ocasión se habían marchado sin avisarle y quería respuestas. Filadelfo miraba hacia atrás de vez en cuando y veía cómo los árboles iban dejando cada vez más atrás la salida hasta que quedó como un pequeño punto de luz que finalmente se acabó apagando con la distancia.
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Freddytabo - El Hijo del Emperador
FanfictionJack Conway es un emperador al que todo el mundo respeta. En su pasado sufrió una gran tragedia y solo el conde Freddy Trucazo, el comandante del ejército imperial, sabe cuánto llegó a afectarle realmente. Un día, en un ataque contra los monstruos...