Había muchos rumores sobre las mazmorras del palacio. Un lugar oscuro y lúgubre en el que entraban apenas unos pocos rayos de sol que se filtraban a través de pequeñas rendijas situadas en el techo de algunas celdas. Desde ellas podía verse el cielo lleno de nubes atravesado por las franjas del metal que encarcelaba a los presos. Un recuadro en el techo que algunos prisioneros pasaban el día mirando, solo para contemplar un fragmento de libertad.
Se hablaba de la desesperación de los encarcelados y de los gritos que en ocasiones se escuchaban a través de las paredes. Era como un secreto a voces el hecho de que allí se practicaban ciertos métodos de tortura, pero solo cargos más altos sabían con exactitud lo que realmente sucedía. Jack Conway y Freddy Trucazo habían logrado un Imperio pacífico y una capital en orden. Sin embargo, no muchos tenían conocimiento de los procedimientos poco morales que ellos habían llevado a cabo para conseguirlo.
Gustabo García estaba encadenado de muñecas y tobillos a la pared de una celda. Podía moverse hasta cierto punto, pues las cadenas tenían cierta longitud, pero él simplemente se había sentado con las rodillas encogidas en el suelo.
No pasó mucho tiempo esperando antes de que apareciera el comandante para comenzar el interrogatorio. Pidió a los guardias que lo dejaran a solas con el sospechoso y cerró la puerta tras él.
—Bueno, Gustabiño. Espero que podamos hacer esto por las buenas, no me gustaría tener que hacer las cosas difíciles.
Gustabo lo observó alzando la cabeza desde su posición. Sabía muy bien la situación en la que estaba e incluso era consciente de que, aunque hablara, no le dejarían marchar, pero al menos deseaba que no lo considerasen un asesino. Por eso, había decidido contar todo, exceptuando el secreto de Pogo.
—Está bien, sé que tienes ganas de interrogarme desde que nos conocimos. Pregunta lo que sea, tampoco tengo nada que ocultar —respondió Gustabo tranquilamente.
Freddy se paseó lentamente a su alrededor, mientras se ponía unos guantes negros, a juego con su oscura indumentaria.
—De acuerdo, me alegro de que estés más colaborativo. Comencemos por lo importante. Los dos cuerpos enterrados cerca de tu casa (y no intentes negarlo porque era muy obvio), ¿quiénes eran?
—Eran dos caballeros que entraron en el bosque hará cosa de un par de semanas.
—¿Los conocías? ¿Sabes sus nombres?
Gustabo encogió los hombros y negó con la cabeza. "Albertito y Leopoldo" pensó Freddy "Al menos ya sabemos dónde están".
—¿Los mataste tú? —preguntó Freddy sin rodeos, clavando en él sus ojos para analizar cada gesto que pudiera hacer.
—No —respondió Gustabo rotundamente.
Freddy supo que no estaba mintiendo.
—¿Sabes lo que les pasó?
—Sí —de nuevo una respuesta corta.
Ante el silencio que siguió, Freddy puso los ojos en blanco.
—¿Y bien, neno? Cuenta lo que sabes, vamos —dijo el comandante con apremio.
—Ah, bueno, pensaba que primero tenías que preguntar.
—Nada, si es que tenemos los sospechosos que nos merecemos —resopló Freddy al tiempo que negaba con la cabeza. Con un gesto de la mano le instó a que explicara lo que sabía.
—Bueno, te cuento. Pues yo vi a esos dos caballeros entrar al bosque en mitad de la noche. Me pareció algo extraño y pensé que igual eran pareja o algo. Entonces los seguí para enterarme del chisme. Total, que resulta que era una cita de tres. Vi que estaban con alguien más, pero la otra persona iba encapuchada así que no estoy muy seguro de quién era. No sé de qué hablaron exactamente porque yo estaba a cierta distancia y no escuchaba nada. De repente, apareció un monstruo y bueno... ya sabes lo que pasó con los dos caballeros.

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Freddytabo - El Hijo del Emperador
FanfictionJack Conway es un emperador al que todo el mundo respeta. En su pasado sufrió una gran tragedia y solo el conde Freddy Trucazo, el comandante del ejército imperial, sabe cuánto llegó a afectarle realmente. Un día, en un ataque contra los monstruos...