Después de la muerte de sus padres y convertirse en una trihíbrida Kath decide mudarse a Beacon Hills para una nueva vida,se encontrará a una manda muy misteriosa y se enamorará de alguien no muy bueno.
Lo que tampoco se espera es que en está ciuda...
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Mis ojos se abrieron lentamente y un agudo dolor de cabeza se hizo presente. Al observar a mi alrededor, supe que no estaba en mi casa, sino en el hospital.
—Oh, qué suerte que despertaste. No sabíamos qué te ocurría —dijo Stiles, con alivio evidente en su voz.
Imágenes de lo que había pasado en las últimas veinticuatro horas se hicieron presentes en mi mente, y una sensación de urgencia y angustia se apoderó de mí.
—¿Qué hago aquí? ¿Y Lydia? ¿Y Scott? ¿Está bien todo el mundo? —pregunté con inquietud, buscando respuestas en el rostro de Stiles.
Me miró apenado y se quedó callado por un momento antes de responder.
—Scott todavía se está recuperando gracias a ti. Hayden está muerta, mi padre fue atacado por una de esas quimeras, lo han operado pero sigue muy mal —dijo Stiles con tristeza—. Y sobre Lydia, Jordan la encontró tirada en el bosque, parapléjica. Ahora los doctores la están evaluando.
Un sentimiento abrumador de culpa se apoderó de mí al escuchar todas esas noticias devastadoras.
—Todo esto es culpa mía —murmuré, sintiéndome responsable por lo que había ocurrido.
Stiles negó con la cabeza con firmeza.
—No te culpes, Kath. Esto no es culpa tuya, es culpa de Theo —respondió con determinación.
Me invadió un sentimiento de arrepentimiento y autocrítica.
—Debí haberte creído desde el principio, pero me enamoré de él. Qué estúpida fui —admití, sintiendo una mezcla de emociones.
Stiles puso una mano reconfortante sobre mi hombro.
—No decidimos a quién amamos, Kath. No pasa nada. Lo importante es que ahora estás bien —dijo, tratando de consolarme.
Mis pensamientos se agitaron mientras procesaba todo lo que Stiles me había contado. La situación estaba muy complicada y no sabía si podría arreglarla.
Después de un rato, Jordan apareció por la puerta. Mirándome con comprensión, se acercó con cuidado.
—Katherine, ¿estás bien? —preguntó Parrish, notando mi estado emocional.
Asentí con la cabeza.
—Creo que deberías saber que Lydia mencionó tu nombre cuando la encontré.
—Necesito que me ayudes a levantarme y llevarme con ella —le pedí, luchando por controlar mis emociones.
Él asintió con seriedad y me ayudó a incorporarme, pasando su brazo por mi cintura para ayudarme a caminar, ya que me sentía débil aún.
Una vez que estuvimos allí, Parrish se aseguró de que todo estuviera en orden antes de partir, dejándome a solas con Lydia.
El corazón se me encogió al ver a Lydia en ese estado tan vulnerable y frágil. Sus ojos reflejaban una mezcla de miedo y confusión. Una oleada de culpa me invadió al verla así.
