Capítulo 17

220 21 0
                                    

No sabía dónde iba, pero mis pies caminaban solos como si un imán me guiara

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No sabía dónde iba, pero mis pies caminaban solos como si un imán me guiara. Me paré frente a la preparatoria en plena noche. Sentí un gruñido bastante fuerte y lo que hice fue entrar. Los pasillos estaban bastante oscuros, solo iluminados por la luz de la luna desde fuera.

Giré a la derecha y me topé con los dos que no quería ver: Theo y Tracy. La verdad es que Raeken se veía genial con esa camiseta negra, pero no podía decir nada de eso. Verlos tan juntos me produjo una extraña sensación que no podía describir muy bien.

—¿Qué hace esta zorra aquí? —preguntó ella, su voz goteando desprecio.

—Oh, te podría decir lo mismo —respondí, acercándome a ella de manera amenazante. Pero Theo me detuvo.

—Ya vale, chicas —dijo Theo, intentando calmar la situación.

—No me toques —me alejé de su tacto—. Y dile a tu perrita que se tranquilice un poco.

Vi cómo Tracy sacaba sus garras, ofendida por cómo la había llamado.

—Te lo vuelvo a preguntar: ¿qué haces aquí? —insistió Tracy.

Yo solo miré a Raeken, pasando de hablar con ella directamente.

—La bestia de Gévaudan está aquí —dije con firmeza.

—Lo sabemos —respondió él.

De repente, escuchamos los sonidos metálicos de los Doctores del Mal. Tracy fue hacia ellos haciéndose la valiente. La seguimos.

Los vimos allí parados. La chica intentó enfrentarlos, pero ellos solo la lanzaron contra las taquillas. Theo se puso delante de mí, como si intentara protegerme. Reí en voz baja, sabiendo que le duplicaba en fuerza.

—Vete, ya tienes a tu manada —dijeron los Doctores con voz mecánica.

—¿Dónde está? —preguntó Theo.

—Ya tienes tu manada —repitieron los Doctores.

—No es suficiente, ¿te parece que mis ojos son rojos? —replicó Theo, exigiendo más.

No le contestaron, pero de repente apareció una especie de lobo gigante que medía al menos cinco metros de altura. Iba a dos patas, sosteniendo una cabeza cuya identidad era inconfundible en su mano, y sus ojos reflejaban pura rabia.

Me puse delante de Raeken, tratando de protegerlo. Tracy se levantó del suelo, asustada. Miré a Theo una última vez y él me dijo: "Vete". Me fui a velocidad vampírica.

Fuera lo que fuera esa cosa, no tenía nada de humano dentro.

Fuera lo que fuera esa cosa, no tenía nada de humano dentro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Doing all for love//Theo RaekenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora