Capítulo 44 (+18)

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Yo no quería casarme estando embarazada, así que un año después me casé con el hombre que amaba; fue como sacado de un sueño

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Yo no quería casarme estando embarazada, así que un año después me casé con el hombre que amaba; fue como sacado de un sueño.

Desde el momento en que abrí los ojos esa mañana, me miré en el espejo y vi una versión de mí que no había visto en mucho tiempo: feliz, en paz... completa.

El claro del bosque donde decidimos casarnos era perfecto. Los árboles, altos y majestuosos, nos rodeaban como protectores silenciosos, mientras las flores silvestres parecían haber sido plantadas solo para ese día. Todo estaba exactamente como lo había imaginado, pero la realidad superó cualquier fantasía que pudiera haber tenido.

Cuando llegó el momento de caminar hacia el altar, respiré hondo y traté de calmarme, aunque mis nervios se mezclaban con la emoción. Sentí mi corazón acelerarse, pero en cuanto mis ojos encontraron los de Theo, todo lo demás desapareció. Allí estaba él, de pie al final del pasillo, mirándome como si yo fuera lo único que existiera en su mundo. Su sonrisa tranquila me dio fuerzas, como siempre lo hacía.

Cada paso hacia él me parecía más ligero que el anterior, como si no caminara, sino flotara. La brisa suave acariciaba mi piel y, por un instante, todo a mi alrededor se volvió una especie de susurro lejano. Solo estábamos él y yo, junto con la risa de mi hija.

Cuando pronuncié mis votos, cada palabra me salió del corazón, sin esfuerzo. No necesitaba un papel, no necesitaba practicar. Todo lo que tenía que decir estaba grabado en mi alma desde hacía mucho tiempo. Le prometí ser su compañera, su refugio, su hogar. Y él me devolvió esa promesa con una sinceridad que hizo que mi corazón latiera aún más rápido.

En el momento en que nuestros labios se unieron, sentí como si selláramos no solo nuestro futuro, sino también todo lo que habíamos superado para llegar aquí. Fue más que un simple beso; fue la confirmación de que, pase lo que pase, siempre nos tendríamos el uno al otro.

La celebración después fue hermosa, sencilla, como nosotros. Nuestras familias y amigos cercanos compartieron nuestra felicidad, pero lo que más atesoro de esa noche fue cómo Theo no dejó de mirarme ni un segundo. Esa mirada... siempre tan llena de amor y devoción, como si en mí hubiera encontrado todo lo que había estado buscando.

Cuando cerré los ojos esa noche, junto a él, supe que había encontrado mi lugar. Mi hogar no era una casa o un sitio en el mundo. Era Theo. Y esa certeza me llenó de una felicidad indescriptible.

Hayley, mi preciosa hija... desde el instante en que nuestros ojos se encontraron, supe que mi vida ya no sería la misma. Algo en su mirada me atravesó, algo tan profundo y poderoso que no lo había sentido nunca antes. Era una mezcla de amor incondicional y una feroz necesidad de protegerla, de asegurarme de que nada ni nadie la lastimara. En ese momento, me di cuenta de que haría lo que fuera necesario para mantenerla a salvo, sin importar el costo.

Las brujas, aquellas mismas que habían intentado evitar su nacimiento desde el principio, se atrevieron a acercarse. No permitiría que le pusieran un dedo encima. No mientras yo respirara. Así que las maté.

Doing all for love//Theo RaekenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora