Capítulo 48

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El alfa la cogió en brazos, sin dudarlo

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El alfa la cogió en brazos, sin dudarlo. Allison, o quien fuera que pareciera Allison, estaba aún dormida, pero no sabíamos cuánto tiempo duraría eso ni a qué nos estábamos enfrentando realmente. Aunque su cuerpo estaba aquí, entre nosotros, eso no significaba que fuera ella de verdad. El miedo de que fuera algo más, algo desconocido, pesaba sobre todos mientras corríamos hacia el hospital.

—Necesitamos ayuda, tenemos un problema —grité al llegar.

Al llegar al hospital, nos recibió la madre de Scott, que nos miró completamente sorprendida. Su rostro cambió al ver quién estaba en los brazos de su hijo, como si viera un fantasma... porque, en cierto modo, eso era lo que estaba frente a ella.

—¿Por qué se ve exactamente como Allison? —preguntó, incrédula, fijando sus ojos en su hijo, buscando una explicación.

—¿De verdad quieres saber? —respondió, con un tono que dejaba claro que no había una respuesta fácil.

Ella asintió, tragando saliva, y luego se movió con rapidez.

—Llevadla dentro, rápido —ordenó, señalando hacia una sala de emergencias cercana.

—Gracias —le dije, sintiendo que, al menos, estábamos dando el siguiente paso.

La llevamos a una habitación, donde Melissa y su equipo comenzaron a hacerle un chequeo. Mientras esperábamos afuera, la tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo. Nadie decía nada, pero todos estábamos expectantes, preguntándonos qué demonios estaba pasando y si estábamos preparados para enfrentarlo.

Finalmente, Melissa salió de la habitación con una mirada que no sabía cómo interpretar. Nos acercamos a ella de inmediato.

—He controlado sus signos vitales, y todo es normal —nos dijo, con una pequeña pausa—, al menos, normal para una mujer que lleva más de cinco años muerta.

El silencio que siguió fue abrumador. No sabíamos si alegrarnos o preocuparnos más. Malia, sin pensarlo demasiado, habló.

—Tal vez deberíamos abrirla para ver si por dentro es normal —sugirió, con su típica brutalidad.

Rodé los ojos, incapaz de contenerme. A veces Tate olvidaba la sutileza.

—La medicina no funciona exactamente así, pero gracias por la sugerencia —respondió la doctora, tratando de mantener la calma.

—¿Cómo sabemos que está bien? No solo físicamente, sino mentalmente —dijo la pelirroja en voz baja, sus ojos fijos en la puerta de la habitación donde estaba Allison.

Tenía razón. No bastaba con que su cuerpo estuviera sano, necesitábamos saber si su mente, su alma, eran realmente las de Allison. Sentí una idea formarse en mi cabeza y, sin pensarlo dos veces, la compartí.

—Quizá tenga una idea para eso... —dije, notando cómo todos me miraban de golpe.

—¿Qué sugieres, Kathy? —me miró Raeken.

Doing all for love//Theo RaekenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora