Capítulo 22.2

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La noche se extendió sobre nosotros mientras seguíamos dando vueltas por el bosque

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La noche se extendió sobre nosotros mientras seguíamos dando vueltas por el bosque. Raeken y McCall iban delante, mientras Dunbar y yo caminábamos detrás. La verdad es que no me atrevía a estar al lado de Theo.

Liam se detuvo, haciendo que todos siguiéramos su ejemplo.

—Estamos cerca —anunció con determinación.

—¿Tienes su olor? —pregunté, y él asintió.

—¿De qué forma? —inquirió Theo. Liam prefirió no responder y se limitó a mirarnos—. ¿Pensáis dejarme atrás?

—Liam —dijo Scott, con un tono de advertencia.

—Mira, él quiere matarlo —intervino Liam, mirando a Theo con desconfianza.

—Solo quiero su poder. ¿Quieres luchar contra alguien que realmente quiere matar a Mason? Ve a luchar con Parrish —respondió Theo, desafiante.

—Ese no es el punto —interrumpí, intentando mantener la calma.

—Ahora lo defiendes —replicó Raeken, sorprendido.

—Pues claro —afirmé, sin vacilar.

—¿Qué viste cuando te pusiste la máscara? —preguntó Liam, cambiando de tema.

—Ya os dije que no era Mason —respondió Theo.

—¿Quién era? —insistió Liam.

—Vi a un hombre muriendo en la nieve, empalado por una lanza —relató él.

—Se llama Sebastian, Lydia nos contó la historia —expliqué, recordando la información.

—Entonces ambos sabéis lo que significa. Se está acabando el tiempo. ¿Dónde está, Liam? ¿En qué dirección? —preguntó Raeken, impaciente.

—Contéstale, Liam, está bien —dije, intentando tranquilizar a mi compañero.

—Por aquí —respondió, señalando hacia el este.

Nos dirigimos en la dirección que el rubio indicó. Nos guió hacia una especie de casa en medio de la nada. Antes de que el chico abriera la puerta, el alfa le advirtió que escuchara.

—Es él —dijo Liam, y se lanzó corriendo hacia dentro.

Lo seguimos, adentrándonos en la oscuridad, iluminados solo por unos focos de luz que evitaban que tropezáramos mientras bajábamos las escaleras. Al llegar abajo, encontramos una planta con cubos gigantes llenos de agua verde. No sabía qué era esa sustancia, pero parecía peligrosa. Y allí estaba Mason, tirado en el suelo.

Nos acercamos a él y Liam lo sacudió un poco, pero no reaccionaba. Me fijé en su cuello y vi que tenía clavada una especie de jeringa gigante llena del líquido verde, conectada a uno de los cuerpos dentro de esas cápsulas.

Doing all for love//Theo RaekenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora