Capítulo 43

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Jadeé

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Jadeé

Mientras tocaba mi brazo, donde una bala de plata estaba incrustada profundamente. La sangre no dejaba de brotar de la herida, y sabía que tenía que sacarla antes de que me hiciera más daño. Afortunadamente, el bebé seguía bien, lo sentía. No había peligro inmediato para él, aunque la situación era crítica.

Estábamos todos escondidos detrás de unas columnas, usando cualquier cobertura posible para protegernos de las balas de los cazadores. Nos mirábamos unos a otros, asustados, sin saber qué hacer. Eché un vistazo rápido a la situación, y todo estaba mal. No sabía si saldríamos vivos de esto.

Apreté la mano de la pelirroja que estaba a mi lado, buscando un poco de seguridad en medio del caos. Mi mente no lograba pensar con claridad. Ojalá estuviera aquí Theo. Él siempre encontraba una manera de hacerme sentir mejor, de idear una solución.

De repente, vi cómo un cazador nos apuntaba a ambas. El miedo me recorrió el cuerpo entero, y traté de canalizar magia para protegernos, pero antes de que pudiera intentarlo, un coche lo atropelló. No era cualquier vehículo.

Stiles

—No pensaríais que ibais a hacer esto sin mí, ¿no? —dijo, con una sonrisa en el rostro.

Una sonrisa se formó en mi cara al verlo.

—Sin nosotros —agregó Derek, entrando en acción.

Al mirarlo, me invadió una sensación de alivio.

—Ya era hora —ladeé la cabeza.

El omega se lanzó hacia los cazadores, y no pude evitar sentir lo mucho que lo había echado de menos. A los dos. Pero en especial a Derek. Me ayudó cuando llegué a Beacon Hills, destrozada por lo de mis padres. Fue él quien me ayudó a superarlo, y poco después se marchó, y no lo volví a ver hasta ahora.

Con la llegada de Stiles y Derek, todos los demás tomaron impulso y empezamos a contraatacar. Yo no usé magia, pero lancé mis dagas con precisión, hiriendo a los cazadores.

Cuando vieron que estaban perdiendo, huyeron en sus coches, como los cobardes que eran.

—No me puedo creer que no me hayas contado nada de esto —le dijo el pecoso incrédulo a Lydia.

—Teníamos buenas razones... muy buenas —respondió ella, defendiéndose.

Nos reunimos todos alrededor de Scott, que estaba quitándole el dolor a Deucalion, quien yacía herido en el suelo.

—Gerard, lo que más teme... lo que no puede vencer... —dijo Deucalion con voz débil, mirándonos a Scott y a mí—. Y lo sabe.

Verlo en ese estado me llenó de pena. Sentí el brazo de Derek rodear mis hombros, acercándome a su cuerpo. Agradecí ese pequeño consuelo.

Fue entonces cuando el alfa dio su último aliento y murió. Aparté la mirada, incapaz de soportar la escena.

—De verdad ha empezado —dijo Malia, rompiendo el silencio.

Doing all for love//Theo RaekenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora