Capítulo 19.1

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Narrador omnisciente:

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Narrador omnisciente:

Katherine, en su forma lobuna, perseguía a la bestia de Gévaudan. Corría tras ella con determinación, intentando atraparla y detenerla. La bestia se dio cuenta de su presencia y ambos se lanzaron rugidos desafiantes mientras corrían por la carretera, las patrullas de policía siguiéndolos de cerca, sus luces parpadeantes.

En las radios de los coches de policía, se escuchaban informes sobre la extraña presencia.

—Unidad cinco, dirigiéndose al noroeste por Crescent, informa de un increíblemente enorme... algo.

—Unidad nueve a central, creo que estoy viendo lo mismo: una especie de animal rabioso junto a lo que parece un lobo salvaje.

—Unidad cinco a nueve, créeme, no es un animal.

Scott y Stiles seguían a los policías, escuchando cada palabra desde la radio con creciente preocupación.

—Es Kath, está yendo a por él —dijo Stiles con urgencia.

Narrador Katherine:

La seguía a toda velocidad, todo lo que podían mis patas. Estaba huyendo hacia el sur y yo sabía dónde exactamente, el hospital. No sabía qué tramaba, pero estaba decidida a averiguarlo.

Pero de repente, mi persecución fue interrumpida por la repentina aparición de Parrish, en su forma sobrenatural, con fuego danzando por todo su cuerpo.

—Déjame a mí —me dijo él.

—Estás muy equivocado, agente —respondí, pero fui interrumpida por una llamarada de fuego que me detuvo en seco.

Cuando volví a ponerme en pie, ambos habían desaparecido.

Con un repentino cambio a mi forma humana cuando llegué al hospital donde se había dirigido la bestia. Me encontré con Noah, Scott y Stiles en la puerta.

—Iba tras él, pero Parrish me detuvo. Tenemos que entrar —dije mientras entraba por la puerta.

El entorno estaba envuelto en oscuridad y llamas, y no tardamos en encontrar lo que Jordan había sido lanzado por los aires por una poderosa llamarada. Me concentré en las huellas ensangrentadas en el suelo, que pronto se convirtieron en huellas humanas. Me acerqué preocupada a Parrish, quien estaba tendido en el suelo.

—No vuelvas a hacer esto nunca más —le dije, dándole una leve golpe en el hombro.

—Sí, lo siento —respondió el agente arrepentido.

—Sí, lo siento —respondió el agente arrepentido

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Doing all for love//Theo RaekenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora