Capítulo 50

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Tomé una bocanada de aire, tratando de calmar mi respiración irregular

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Tomé una bocanada de aire, tratando de calmar mi respiración irregular. Me di cuenta de que estaba amarrada a un poste por la cintura, con mis manos atadas con pesadas cadenas que colgaban. Intenté invocar mi poder, pero nada. Estaba bloqueado.

—¡¿En serio?! —murmuré, frustrada y sin poder evitar maldecir la situación—. Cómo los odio.

—Kathy —escuché una voz familiar y giré mi cabeza. Theo estaba encadenado a mi lado.

—Estáis vivos... —Una sonrisa involuntaria se formó en mis labios al ver también a Hayley. El alivio era real, aunque fuera breve.

Derek también habló desde el otro lado del altar improvisado—. Todos lo estamos.

Desvié la mirada y ahí estaba él, Derek Hale, con su hijo Eli junto a él. Más abajo estaban Liam y Hikari, el sheriff, Deaton y Mason. Nos habían llevado a todos aquí, como una especie de sacrificio. Observé los alrededores: el altar estaba en medio del campo de lacrosse, pero en una versión distorsionada y oscura, como si la noche se hubiera tragado cada rincón y apenas pudiéramos distinguirnos entre las sombras. Los Onis nos rodeaban, amenazantes y en silencio, como esperando su señal.

—¿Dónde estamos? —pregunté, tratando de comprender la escena.

—Es solo una ilusión —dijo Raeken, con una mezcla de calma y rabia contenida.

—Nos puso aquí para que lo veamos ganar —murmuró Hikari, con la voz teñida de desprecio.

—Katherine, ¿puedes sacarnos de aquí? —Deaton me miró con esperanza.

Intenté romper las cadenas, pero sin mis poderes no había nada que pudiera hacer—. No con estas esposas antimagia...

Al fondo, pude oír el eco de un juego de lacrosse.

—¿Cómo está tu brazo? —le pregunté a mi hija, preocupada.

—Ha sanado, gracias a ti —respondió con una valentía que me enorgulleció.

De repente, el sonido de pasos subiendo las escaleras hizo que todos contuviéramos la respiración. El Nogitsune apareció frente a nosotros, con su figura descompuesta: venas blancas por todo su rostro, garras afiladas y dientes puntiagudos, con un aspecto que reflejaba el veneno y la corrupción.

—Bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí? —dijo con una voz cargada de burla, acercándose hacia mí—. La famosa trihíbrida. No te ves tan poderosa como dicen.

—Quítame estas esposas y te destruiré en un segundo, cobarde —respondí con furia, escupiéndole. Él simplemente limpió su rostro, burlón.

Theo dejó escapar una risa sarcástica.

—Veo que has formado una pareja preciosa —dijo él con sarcasmo, volviendo su atención hacia Hayley.

Mi corazón se detuvo cuando lo vi avanzar hacia ella.

Doing all for love//Theo RaekenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora