Después de la muerte de sus padres y convertirse en una trihíbrida Kath decide mudarse a Beacon Hills para una nueva vida,se encontrará a una manda muy misteriosa y se enamorará de alguien no muy bueno.
Lo que tampoco se espera es que en está ciuda...
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No sé cómo ni cuándo me quedé dormida en los brazos de Theo ayer por la noche en mi casa, pero cuando desperté ya no estaba ahí.
También me llamó Scott diciendo que los cuerpos de Lucas y Tracy habían desaparecido; empezaba bien la mañana.
Ahora me encontraba delante de la casa de Lydia, que al parecer ya había mejorado.
Al llegar a la puerta, contuve el aliento antes de tocar el timbre. ¿Cómo podría enfrentarla después de lo que ocurrió? Sabía que no podía esconderme para siempre. Mis manos temblaban cuando presioné el timbre, el sonido resonando a través del silencio de la noche.
Finalmente, la puerta se abrió lentamente. Mi corazón latía con fuerza mientras veía a Lydia parada frente a mí, con su cara ya no tan pálida.
—Katherine... —murmuró, su voz apenas un susurro.
Tragué saliva, luchando por encontrar las palabras adecuadas—Lydia, lo siento tanto. No sé cómo pudo pasar. No pude ayudarte. No pude controlarme... mi sed...
—Lo sé. No fue tu culpa —respondió ella, mirándome con ojos comprensivos.
Me sentí abrumada por la amabilidad de sus palabras—Aun así, debería haber estado ahí para ti.
—Estoy bien. Los médicos dicen que me recuperaré. Y tú no eres responsable de lo que eres —dijo la pelirroja mientras se abalanzaba hacia mí abrazándome.
—No sé cómo hubiera afrontado perderte... —murmuré, sintiendo un nudo en la garganta.
—No fue así, ¿entiendes? No te martirices —respondió Lydia con suavidad.
La miré a los ojos con gratitud—Te quiero como a una hermana, Lyds.
—Y yo a ti también, Kath —dijo Lydia, su voz llena de cariño.
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Estábamos caminando por los pasillos mientras sostenía el libro que Malia nos había mostrado.
—Los Doctores del Miedo por T.R. McCammon —leí en voz alta mientras examinaba la portada.
