CAPITULO 64: MIRANDO A LAS MILES DE ESTATUAS
Pasaron algunos días, la Santa Iglesia estaba animada, había muchas conversaciones de la pelea entre el hermano Tunchi y Adrián, aunque la mayoría no creía lo que decían, incluso otros especulaban que quizás Adrián tenía un poderoso tesoro protector dejado por el Maestro Sonu.
Por lo cual había todo tipo de teorías, sin embargo, Adrián no se había mostrado en publico en estos días.
Adria actualmente se encontraba con las piernas cruzadas en la parte trasera de la "Tienda Alquimia del cielo"
Su cultivo no había progresado mucho, y tampoco sabía dónde como seguir cultivando, se encontraba perdido, su Dao de la alquimia estaba paralizado, y aunque siempre leía las notas del Señor Píldora, no logaba encontrar las respuestas para ser un Alquimista de Alto nivel de grado 1.
A la vez que no entendía por completo la técnica de cultivo del Maestro Sonu, la "Luminiscencia espiritual".
Pensó que encontraría las respuestas estando en este lugar, pero, todo estaba siendo demasiado difícil, la Segunda Iglesia era quien custodiaba todos los secretos sobre la alquimia, solo sus discípulos podían conseguir los manuales secretos para recorrer el camino de la alquimia, claro que también se podía comprar por medio de su ficha.
Pero tales manuales eran muy caros, a la vez que estaban incompletos, muchos de ellos eran solo pistas y creencias de los discípulos de la segunda iglesia, incluso si había el manual para fabricar una píldora en concreto, se vendía a un precio extremadamente alto.
Una vez vio como el manual sobre la píldora fortificadora de la sangre, se vendió a 10 mil puntos. Y lo mas aterrador era que cada punto era lo mismo que una piedra espiritual.
Pensó que con sus 1500 piedras espirituales podía comprarla, pero parecía imposible. Las copias de los manuales no eran muy apreciadas, porque la receta no podía ser la misma, era algo frustrante.
Adrián miro su sombra, ahí dentro había cientos de plantas milenarias, pero no podía venderlas todas a la vez, seria muy raro que un discípulo de bajo nivel como el, tendría tantas plantas, incluso podría atraer miradas innecesarias.
No era un secreto que, aunque la secta era una Iglesia, la muerte era algo de cada día, incluso en las misiones, había algunas que pedían la muerte de alguien en particular, pagaban muy bien, y eran anónimas.
Parecía que la Santa Iglesia no prohibía la matanza entre sus estudiantes.
Sin embargo, Adrián estaba mas interesado en otro asunto.
Miro las estatuas a la distancia, las estatuas eran gigantes, por lo cual se podía ver desde casi cualquier Angulo dentro de la ciudad de Motzu.
Adrián estaba preparado para entrar a una de ellas, pero antes de eso recopilo un poco de información.
"Es un poco...confuso" – Fue lo primero que pensó, al recopilar la información.
Cada estatua tenia un mundo dentro, por lo cual había vida, según lo que había escuchado de su hermana Bai Guoer, Ana, Misa, San Simón, y Carlos, cada misión era diferente.
Por lo cual los puntos obtenidos al final variaban.
Incluso había ocasiones que no daban ningún punto, pero en cambio, te daban una oportunidad.
Había en total mil estatuas, había una leyenda que decía, que a cualquiera que se le otorgara la gracia de las mil estatuas obtendría un legado.
Nadie sabe de donde venia esta leyenda, pero todos empezaron a creerla cuando un discípulo consiguió una Gracia, sin embargo, nunca logro conseguirlas todas.
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UN ETERNO FINAL
SpiritüelUn final para el moribundo, un final para los reyes, un final para los soberanos, un final para los humanos, un final para la paz. Todo siempre tiene un fin. Solo el tiempo puede preservar, en todo lo que existe y en todo lo que será. El cambio no i...