Parte 29

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—No se de qué mierda hablan, pero mí hermana no dijo nada.— Insiste apretando sus labios.

El rubio se vuelve a reír con ironía sin creer una sola palabra. —¡No me toques, Enzo!— Sisea. —Y estoy más que seguro de que tu hermana no puede mantener su linda boca cerrada ni por dos días completos.— Se carajea y la obsérva burlón.

Enzo la mira a ella y luego vuelve su vista hacía los ojos azules hirviendo de rabia de León... —¡Si tenés un problema háblalo bien, te lo dije en la cueva, y te lo vuelvo a repetir ahora! ¡¡Con ella no te metas!!— La amenaza se encuentra firme en la voz de su hermano, quién no se achica por más que la rabia de León se vea a lo lejos...

—¡Vayanse a la mierda!— Se aleja colgado su bolso mejor sobre su hombro, mientras se pierde por la esquina.

—¡Genial!— Enzo coloca una mano en la comisura de sus labios de forma pensativa.

No puede creer lo que está viviendo en estos momentos, y lo peor de todo es que no comprende muy bien la situación de lo que está ocurriendo con claridad, solamente quería poner las aguas tranquilas e intentar que León siguiera atacando a su hermana de esa manera, para después poder descubrir verdaderamente qué es lo que estaba sucediendo entre ellos y de esa manera encontrar un punto medio en el que ambos estuvieran de acuerdo.

Ya que parecía hacer algo medianamente privado lo que estaban discutiendo, o mejor dicho lo que él le estaba recriminando a ella.

Ella lleva una mano a su cara ocultando las lágrimas.

Llora porque sabe cómo su padre va a reaccionar y llora por el trato que recibió del rubio sólo cuándo ella pensaba en ayudarlo.

Había estado buscando el modo de que él empiece a tener una mejor vida, ya que es lo único que tenía a su alcance para ayudarlo, y no podía creer que alguien no se quisiera dejar ayudar.

—Lo arruine todo.— Titubea observando a Enzo con sus ojos completamente cristalinos.

Su hermano la observa por unos instantes, llevando ambas manos hacia sus caderas e inflando su pecho.

La actitud que había mostrado León parecía cerca de verdad se iba del equipo, y eso era un problema que se les avecinaba a ambos sobre sus hombros, es por eso que necesitaba tomarse aquellos pequeños segundos para pensar cómo podía actuar y resolver lo que estaba sucediendo.

—Anda adentro, enana, date un baño, en un rato te paso a buscar y vamos a tomarnos un café y a hablar.— La mirada severa que el le da, le da a entender a ella que ya no podrá ocultar lo que sabe del rubio.

—Yo...— Suspira negando.

—Lo siento, Noah, pero vas a tener que decirme qué es lo que está pasando, porque de otra manera no te puedo ayudar.— Besa su frente y le limpia las lágrimas cayendo por sus mejillas.

Ella abre sus labios y los vuelve a cerrar. —De cualquier manera ya parece que lo perdimos y que me odia.— Se carajea cínica.

Sintiendo un leve escozor en su pecho, no pudiendo entender porque estaba tan atraída hacia una persona que todo el tiempo quería alejarla.

—Tranquila... Yo lo arreglo.— Asegura contra su pecho, vuelve a besar su pelo.

Luego de unos instantes, en los que parece ser que la castaña se tranquilizó al menos un poco, su hermano le abre la puerta del hall para que ingrese...

—Vendre en menos de lo que te esperas, Pero no te vayas de casa por favor.— Pide ronco.

Noah muerde su labio inferior y asiente inflando su pecho y sabiendo que ahora ya se fueron todas sus ganas de salir, y que las reuniones que tenía pendientes las va a tener que hacer de forma online, encontrando alguna excusa rápida en su cabeza para que tampoco la gente tenga que ver su rostro completamente desalineado luego de haber estado llorando.

—Tene cuidado.— Pide a modo de saludo antes de meterse en la caja metálica.

Enzo sonríe levemente de costado. —Es un boxeador cómo yo.— Murmura para sí mismo.

Entendiendo el temperamento que puede llegar a tener León, y es por eso mismo que no lo juzga, el problema es que se estaba metiendo para con su hermana pequeña y eso ya era cruzar una fina línea que él no podía evitar mencionar.

Pasa una mano por su cabello cerrando el gimnasio y yendo en su auto por dónde el rubio se perdió de vista...

No lo está haciendo solamente por el hecho de que León amenazó con dejar el gimnasio y el equipo, lo está haciendo por su hermana, y porque necesita entender qué le pasa a León.

Si bien, hace muy pocas semanas que está con ellos, trabaja muy bien en equipo y es un hombre prácticamente de hierro que puede llegar a tener un futuro impresionante, del mismo grado de categoría que lo tiene Enzo en estos momentos, y es por eso mismo que no puede permitirse que una persona que parece tener bajos recursos se pierda esa oportunidad.

Y tan solo él lo sabe porque estuvo allí, en la cima de todo, y sabe lo que se siente ganar cada uno de esos títulos, y no solamente está hablando por el dinero, y por la fama, sino que lo piensa para sus adentros ante el hecho de esforzarse todos los días por conseguir aquello y lograrlo una y otra vez, siendo el esfuerzo propio de uno.

No le es difícil encontrarlo en la primer cueva cerca del barrio, al cabo de tan sólo unas pocas horas, dónde León baja del ring habiendo dejado a su contrincante k.o.

El castaño lo espera recargado en la columna cerca a dónde tiene que pasar si o si León para ir a sus cambiadores.

—Genial.— Cuándo la bestia lo ve rueda los ojos y camina mirando sus nudillos ensangrentados.

Enzo lo frena antes de que ingrese a la mugrosa habitación por sus cosas. —¿Un café o lo hablamos aca?— Sonríe cínico.

León aprieta su mandíbula y mantiene sus ganas de lanzarse frente a él con toda su fuerza.

Abre la puerta y la deja abierta dándole una respuesta a Enzo, quién pasa y cierra la puerta a su espalda.

León se da una ducha rápida, mientras qué Enzo se sienta y lo espera viendo algunas fotos en las que lo acaban de etiquetar entrando a la cueva y dándole charla a los paparazzis...

—Perfecto, lo que faltaba para esta mierda.— Bufa.

Su padre, por supuesto, que eso lo verá en menos de lo que canta un gallo, y va a enloquecer por completo exigiendo explicaciones, lo único que espera es que no vaya a buscar a su hermana primero...

De todos modos, aprovecha el tiempo en el que León demora en darse un baño rápido, para poder pensar una estrategia de por qué están allí los dos, ya que es más que obvio que en alguna que otra fotografía aparecerá la imagen de León ingresando a la cueva, y luego saliendo con él.

Y si bien, todavía no lanzaron su carrera profesional a la cima, esta pequeña gira que tendrán pronto lo hará profesional, y es por eso mismo que ya no puede aparecerse por estos lugares a pelear con cualquier contrincante que esté dispuesto a morir.

Siendo que la absurda idea y excusa de decir que fueron simplemente a reclutar boxeadores para su club no es la mejor de las opciones, ya que es más que obvio que todos saben quién es la bestia Black y no demorarán mucho en atar cabos de que fue él quien peleó en esta tarde.

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