Parte 32

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—Noah.— Pasa una mano por el puente de su nariz.

Su hermana siempre había sido una persona que se ocupaba por demás, de los demás, y en aquellas oportunidades nunca había tenido inconvenientes al respecto.

Incluso, era algo de lo que siempre él estaba orgulloso, ya que sabía que lo hacía desde lo más profundo de su corazón y no había dobles intenciones.

El problema en este caso es que se había cruzado con León, una persona difícil de llevar, y más aún sabiendo que venía desde el ámbito del underground o de todo lo que fuera referido a las peleas ilegales y a ese deporte que, bien o mal, seguía siendo un deporte violento.

—El trabaja con nosotros, Enzo, es de nuestro equipo, y no vivimos en los angeles que siempre hace calor, acá siempre está nevando o haciéndolo frío, es imposible que él rinda viviendo en la calle y menos bajo estas temperaturas que son terribles.— Sube sus manos.

Ya suficiente había escuchado por parte del rubio cómo para que ahora su hermano estuviera de acuerdo con él, y le diera la espalda a ella en cómo es que había llegado a pensar e idear todo ese plan para poder ofrecerle el altillo al musculoso.

—Yo eso te lo entiendo a la perfección, pero haberlo seguido durante no sé cuántas horas para constatar dónde vivía y darte cuenta de que vive en una plaza, eso realmente es cruzar un poco la línea.— Maldice colocando sus ojos en blanco y dándole una mirada por demás obvia.

Noah lo ignora negando con su cabeza, y hace un movimiento muy leve con su mano restandole importancia.

El hecho de haber sido una completa psicópata al haber perseguido a una persona que acaba de conocer hace unos pocos meses y que trabaja con ellos, era el menor de sus problemas al saber que ahora León les había dado vuelta la cara por su culpa.

—Ese es otro tema.— Se excusa queriendo continuar con la conversación anterior.

Enzo suelta una pequeña carcajada y la observa con ternura. —Todo se relaciona.— Hace un tierno puchero con sus labios.

Noah cierra los ojos y niega. —Volviendo al tema de León... Hay un montón de cosas que me dan la pauta de que tengo razón en lo que estoy diciendo. Ni hablar de su estado físico, de cómo aguanta para entrenar, para hacer los ejercicios, para seguir una dieta estricta que necesitan seguir ustedes.— Sube sus hombros sin saber más que decir.

No quiere darse por vencida, y tampoco quiere que toda la culpa recaiga sobre sus hombros, cuando cree que lo hizo por una buena causa.

Él asiente comprendiendo su punto y llenándose de orgullo por el desinterés de su hermana en ayudar a alguien sin nada a cambio. —Lo lamento mucho, Noah, tiene el temperamento de una bestia, y no por nada ese es su sobrenombre en el underground, yo creo que ya no hay manera de que pueda volver.— Remoja sus labios bajando la mirada.

Su hermana parpadea y asiente.—Voy a hablar con Alaric, se que lo arruine, y me tengo que hacer responsable de mis actos, suficiente que fuiste a buscarlo y después no sé cómo terminaste así, pero imagino que todo está relacionado con eso.— Relame sus labios.

—Tranquila.— Le sonríe.

—Te pido perdón por arruinarlo todo... Sé que también te perjudique a vos, no era mi intención en ningún momento, pero contártelo tampoco hubiera hecho un gran cambio.— Baja su cabeza con una lágrima rodando por su mejilla.

Su hermano la abrasa con mucho cuidado, a pesar del dolor de sus heridas besando su frente...

Ella sabe lo furioso que se va a poner su padre, por eso no puede dejar de maldecirse por intentar ayudar a alguien que no quería ser ayudado...

—Tranquila.— Repite.

Noah suspira y cierra los ojos apoyando su cabeza en su pecho.

—Lo vamos a resolver de una manera u otra, siempre lo terminamos haciendo.— Agrega él, al verla tan compujida.

Ella aprieta sus labios asintiendo con la cabeza y separándose levemente de su cuerpo, al punto de ponerse de pie y se acercarse a la heladera ofreciéndole una cerveza a su hermano. Y una botella de agua para ella misma.

—¿Me vas a contar vos ahora qué te pasó? Te ves fatal.— Frunce sus labios y sonríe levemente.

Su hermano ladea una sonrisa de costado mientras toma de la cerveza y cierra los ojos disfrutando del líquido caer por su garganta...

—Habia olvidado lo diferente que era el boxeo convencional de la jaula.— Se carajea rodeando los ojos.

Noah infla su pecho y toma asiento dónde antes estaba. —¿Por qué peleaste?— Muerde su labio inferior.

Enzo niega. —Necesitaba relajar los músculos.— Finge aquella mentira con cara de niño bueno y su hermana arquea sus cejas al saber qué aquello es una completa mentira.

—Espero que el otro haya terminado peor.— Mueve su cabeza levemente de costado.

Intentando empezar a tomarse todo en broma, de la manera en la que ellos intentaban manejarse a lo largo de su vida, ya que, en tan solo unas horas tendría que hablar con su padre y todo volvería a ser terriblemente pesado.

—No fue uno de mis mejores días, pero estoy seguro de que se va a acordar de mí.— Se carajea sonriendo levemente de costado.

Ella no hace más que pasar una mano por uno de sus ojos y suspirar dejando la mano en su mejilla. —¿No tengo que preguntar cosas obvias respecto a si tuviste cuidado de que nadie te viera, verdad?— Parpadea fingiendo demencia.

Siendo una de las cosas más importantes que hay en el boxeo, ya que si uno es de la liga profesional, sea del rango que sea y concurse en distintas disciplinas, tiene completamente prohibido ir a peleas ilegales, siendo una de las primeras cosas que se le dijo a León cuándo se firmó el contrato.

—Podes estar tranquila de que fui al lugar más inhóspito del universo, siquiera saben hablar, así que imagino que tampoco deben de investigar en las noticias.— Murmura terminando de tomar su botella de cerveza.

Noah suspira esperando que ese no sea un segundo problema que se les avecine a ambos hermanos, no obstante, teniendo que confiar en Enzo, no hace más que ponerse de pie para quitar ambas botellas y dejarlas en la basura de la cocina.

—Te prendere la ducha y me iré a dormir.— Acota señalando el baño de su hermano mayor. —No te olvides que tienes la crema que te regalé en el buró, eso hará que la piel se desinflame por completo y mañana amanezcas mucho mejor.— Pasa por su lado.

Siendo inevitable que no se preocupe por sus golpes, y que no lo intente ayudar, de todos modos, sabe perfectamente que Enzo ni siquiera le va a permitir que lo ayude a ponerse de pie, a pesar de que sabe perfectamente que el cuerpo le duele horrores, no obstante, es por eso mismo que prefiere encender la ducha llevarle una muda de ropa interior y de un pantalón deportivo, que es con lo que suele dormir su hermano mayor, y retirarse hacia su habitación para poder descansar y enfrentar el día de mañana a su padre.

—No es necesario.— Grita desde lejos cuándo Noah ya se perdió por el pasillo que da a las habitaciones.

Ella sonríe mordiendo su labio inferior y negando con la cabeza, al saber que esa es la manera que tiene Enzo de agradecerle por evitarle que haga tantos movimientos.

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