80

4 0 0
                                    

Enzo observa a su alrededor en el Hall central de el hotel, mientras que espera a su hermana y a León, teniendo unos diez minutos de ventaja.

Y no estaba regalando ese tiempo por simplemente haber llegado temprano a la zona en común en la que se iban a encontrar, tuvo que recurrir al llamado de su padre para poder cruzar unas pocas palabras con él antes de que él mismo se retirara junto con su mejor amigo en dónde sería la pelea.

Pero las cosas se pusieron mucho más interesantes, mientras que observaba a su alrededor, de forma aburrida y monótona, sabiendo que la castaña llegaría en tiempo y forma al horario pactado en el que habían quedado que se encontrarían, y lo más probable, es que León, fuera quien se demorara un poco más, por lo cual de diez minutos se pasarían a unos quince o veinte más, considerando lo demorado que podía llegarse a encontrar el rubio.

Sonríe relamiendo sus labios al observar a una morena luciendo el traje del hotel, el mismo traje que había logrado distinguir en la rubia con la que se había acostado el día anterior, aprovechar el momento en el que ella se encuentra avanzando hacia él para observar a detalle cada uno de sus rasgos, ojos verdes, labios sexis y cuerpo delgado.

La misma solo sonríe habiéndolo descubierto al observarla de aquella manera sin ningún descaro, por lo cuál, sólo le sonríe coquetamente. Enzo infla su pecho devolviéndole la sonrisa de la misma forma en la que ella se la había dirigido hacia él, observando como la misma pasa a un lado de su cuerpo y acaricia levemente, y de manera por demás sutil, el bulto que empezaba a formarse en sus pantalones deportivos.

Fingiendo que no lo estaba haciendo, y esperando a que el castaño la siguiera. Habiéndo sido ella la que lo había estado observando con anterioridad, antes de que Enzo se diera cuenta de que alguien tenía sus ojos puestos sobre su espalda, conociendo a la perfección lo bien que lo había pasado su compañera para con él, y queriendo poder corroborar aquello ante los celos que le había generado que el castaño se hubiera fijado primero en su compañera y no en ella.

De todos modos eso tampoco era culpa de Enzo, ya que la zona que le correspondía a la morena atender no era la misma zona en la que se encontraba hospedado el castaño.

—Que hermosa esa vida.— Relame sus labios y se dispone a seguirla.

Sabe qué cuenta con poco tiempo, pero no va a desaprovechar esta oportunidad, de darle al menos un pequeño vistazo de cómo es que se ve el placer rápido y duro en cualquier lugar público.

Él solo sonríe cuando se da cuenta de que ella se dirige hacia el baño, y él no hace más que esperar unos instantes fuera del mismo pasando una mano por la comisura de sus labios para fingir que simplemente está allí de paso, y que no sean observados por alguien que les puede llegar a echar la bronca por lo que están haciendo, si bien le interesa muy poco el que dirán, lo que sí le interesa es que ella no tenga inconvenientes por lo que está haciendo, ya que está con un uniforme de trabajo y no pretende que nadie se quede sin su fuente principal de ingresos.

Siente la adrenalina a flor de piel, y no puede evitar sonreír con entusiasmo antes de echarle un último vistazo a su reloj pulsera, para estar bien atento a los pocos minutos que le quedan antes de que Noah comience a llamarlo por teléfono y corte toda la situación.

Ella se siente tan fogosa en estos momentos que no hace más que abrir la puerta del baño, invitándolo a pasar, y cuando Enzo apoya el primer pie del otro lado del marco de la puerta, la morena no hace más que empujarla de regreso hacia aquella habitación pequeña y lujosa que estaba en la planta baja del hotel, cerrando la puerta del mismo con seguro y no perdiendo el tiempo para lanzarse a sus labios.

Ella jadea completamente sorprendida y dudosa, habiéndose quedado paralizada ante como Enzo había avanzado sin siquiera decirle una sola palabra, no sabía por qué tenía la intención de quizás poder obtener una pequeña conversación para motivar el ambiente, pero se daba cuenta de que no lo necesitaba teniendo a ese adonis frente a sus ojos, y es por eso mismo que luego de unos instantes sus labios fueron cobrando vida, comenzando a responder el beso apasionado que le estaba obsequiando de manera completa mente desesperada.

INESTABLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora