Parte 74

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—¿Hay buenas ofertas en el supermercado?— Enzo arquea levemente sus cejas con una sonrisa de costado al observar de espaldas a su hermana.

Y ella no necesita ni siquiera darse vuelta para saber que él la está observando desde hace un buen rato, siendo que la había estado querido localizar.

—Quiero llevar cosas divertidas que no hay en nuestro país.— Canturrea colocando sus ojos en blanco.

Enzo muerde su labio inferior y corta la llamada, para apoyar ambos brazos sobre los hombros de Noah, manteniendo aquella posición por un buen rato para plantar un beso en su mejilla de forma delicada y ruidosa.

—Estaba preocupado, entiendo que una buena rutina de compras pueda llegar a despejar tu mente, pero estuviste fuera durante todo el día.— Murmura poniéndose verdaderamente serio.

El segundo entrenamiento del día para con León había terminado, y no había obtenido respuestas por parte del musculoso, y tampoco había tenido novedades de su hermana menor, segundo entrenamiento del día para con León había terminado, y no había obtenido respuestas por parte del musculoso, y tampoco había tenido novedades de su hermana menor, siendo que su preocupación comenzaba a avanzar a medida que el reloj corría.

Y fue aún peor, cuándo su padre, le preguntó si sabía algo sobre la castaña, poniendo como explicación que necesitaba hacerle unas preguntas respecto a los sponsors.

—Una chica cuándo está de compras puede llegar a perder la razón del tiempo.— Bromea, y a pesar de que su humor no es el mejor, tampoco quiere que toda su angustia recaiga sobre su hermano.

Enzo siempre está ahí para ella, de la misma manera que ella está ahí para él, no obstante, Eso no significa que tenga que estar todo el tiempo abrumándolo con sus problemas existenciales, y ni hablar, que no tiene ni la menor gana de contarle lo que había sucedido esta tarde.

Ya que sólo no involucraba a León, sino que también a alguien que había tenido una relación con ella, y que no era muy bien recibido por parte de su hermano.

—Si, eso podría llegar a creerlo de cualquier chica hueca, pero de mi hermana, que prefiere estar buscando clientes para continuar con sus trabajos, no lo creo.— Murmura haciendo una mueca con sus labios, y observando el changuito de compras.

No hay tantas bolsas de ropa cómo creía qute se podría haber llegado a encontrar, y sabe perfectamente que ella compró más para él que para ella, agregándole que hay algún que otro producto suelto que está comprando ahora mismo en esta instalación.

—¿Queres algo en particular?— Mueve su cabeza hacia un costado señalando las góndolas.

Estando más que convencida de que no va a tener esa conversación ahora, y tampoco quiere tenerla con Enzo, así que solamente se dispone a fingir demencia, avanzando con su carrito de supermercado, por los pasillos del mismo encontrándose con variedades de productos que ni siquiera llegan a su país.

—Si, obvio.— Sonríe subiendo a sus hombros al comprender perfectamente que no va a decir una sola palabra al respecto de lo que quiere escuchar.

Por lo cual, cómo su hermano, lo único que quiere hacer es quedarse con ella y darle el apoyo emocional que necesita, y si este mismo es pasear por el supermercado y comprar golosinas y chocolates, lo hará.

—¿Cómo estuvo ese entrenamiento?— Murmura avanzando por las góndolas y observando cómo es que su hermano coloca cosas de manera un poco obsesiva.

A diferencia de ella, que estaba observando a detalle lo que verdaderamente llamaba su atención y lo que podía llegar a comer, no es que llevaría cosas tan sólo porque eran una novedad pero no le gustarían al probarlas.

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