Parte 48

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—Se supone que nos deberían de atender.— Achina sus ojos al observar el lugar. —Al menos tenía entendido que el bufete estaba abierto prácticamente a todo momento.— Frunce sus labios.

—Quizas tendríamos que haber reservado, como todos los que están comiendo ahora y que aparentemente tuvieron reserva y no fueron descuidados como nosotros.— Enzo bromea.

A lo que su hermana no hace más que colocar sus ojos en blanco y morder su labio inferior.

Siente una leve culpa por haber pasado por alto algo tan importante cómo poder reservar una mesa para que ellos pudieran comer y tener el estómago lleno, además de mantener la rutina de la dieta que tenían por ser boxeadores profesionales.

Siendo que no tenía la menor idea de por qué le seguía importando el hecho de lo que pudiera llegar a pensar León, de lo que para ella era una negligencia por su parte, ya que era la persona que debía de ocuparse de que todos estos detalles estuvieran a punto, y aparentemente ahora le había pifiado en algo muy importante.

—Es algo de lo que me voy a tener que quejar, porque no puede ser que no te brinden servicio dependiendo de la hora a la que llegas.— Insiste achinando sus ojos y observando a su alrededor.

Cómo una gran promesa de que tomaría cartas en el asunto, y al menos, por más que no correspondiera, lo dejaría asentado cómo una disconformidad.

Su hermano sube sus hombros y niega con la cabeza.

León mira la escena a un costado, poco preocupado realmente por si tenían o no el servicio incluido de comida apenas se habían registrado en la habitación, recién había guardado su celular en el bolsillo, ya que sus amigos querían saber si él había llegado bien...

En particular Nick, que estaba por completo preocupado por cómo es que había surgido el viaje y la convivencia para con la castaña.

—Asi son los hoteles aca, en cuánto se enteren de que la bestia se está hospedando en su hotel, te aseguro que van a querer hacerte regalos de por vida.— Guiña un ojo su hermana divertido.

—Se supone que eso tiene que ser antes de que me enoje y eleve una queja.— Mueve sus cejas por demás, mostrándose realmente molesta con la situación.

—Vamos por algo de comida rápida.— Mira la hora y hace una mueca.

Sabe que no es la mejor de las opciones, pero con su propuesta es más que obvio de qué al menos va a comer algo para llenar su estómago.

Teniendo en cuenta qué en el restaurante del hotel sirven por el momento sólo merienda, ya que ellos llegaron en un horario complicado para almorzar o cenar y dada la cantidad de hambre que tienen este momento su hermano con un simple tostado y un café no se va a llenar...

León piensa igual que él, pero no lo expresa, se mantiene con sus manos en los bolsillos de su sudadera.

Continúa siendo ese hombre sencillo que se adapta a cualquier cosa, y que tiene que reconocer de que podría llegar a comerse una docena de media lunas sin siquiera molestarse en que no es una comida de verdad, o una comida que lo llene por completo, sin embargo, estaría completamente agradecido de tener un plato de comida en su mesa.

—e supone que el león tiene que seguir una dieta saludable no podemos ir un local de comida rápida, Enzo.— Suelta de manera delicada.

Bajando levemente la voz para que el rubio no la escuché, pero igual termina escuchando, gracias a la cercanía que tiene para con los hermanos, y que ya no está atento a su celular.

Enzo levanta la mano restándole importancia. —¡Una ves que comamos comida chatarra no va a hacer la diferencia!— Insiste subiendo sus hombros.

—Sabes que no podemos hacer eso.— Suspira apretando sus labios.

—Ahora entiendo porque papá y el otro se fueron.— Suelta una carcajada observando a su alrededor y alzando sus manos levemente al concluir la frase.

Los dos más grandes del grupo les tendieron una trampa y se fueron a almorzar sin avisarles de que en el hotel no tendría en ese servicio por el momento, esperando que de esa manera se pudieran llegar a organizar, y poder observar la manera en la que funcionaban los tres siendo un equipo, no olvidándose, de que le había pedido a su hijo, estrictamente, de que cuidara la dieta de León.

—Por mi no tengo ningún problema en almorzar en cualquier lado.— León mete bocadillo ante la pequeña guerra de miradas que tienen los dos.

Enzo sonríe y palmea sus manos señalando al rubio con orgullo, al saber que se puso de su lado. —¡Perfecto entonces, no hay nada más que decir al respecto!— Canturrea.

Noah acomoda mejor su cartera sobre su hombro y se empieza a dirigir hacia la salida. —No me haré cargo si se entera.— Murmura queriendo decir mucho más que aquello, pero guardando sus palabras.

—Yo me haré responsable de la decisión, y te aseguro que no va a recaer sobre tus hombros.— Su hermano la sigue y le hace una seña a León con la cabeza para que los siga.

Aquellas palabras no pasan desapercibidas por parte de León, ya que siempre parecía ser que Enzo estaba cuidando y protegiendo a su hermana de lo que su padre pudiera llegar a pensar, o de las decisiones que ambos tenían que tomar.

Creyendo en estos momentos que no había sido tan mala idea el hecho de haber vuelto a aceptar estar en el equipo, en el momento en el que ingresó al club para ir por sus pertenencias y observó la pequeña pelea que había entre la familia. Y cómo es que Alaric había tratado a Noah de aquella manera tan poco amable y para nada grata.

Llevándolo a recordar, cómo es que su madre lo había tratado en su momento cuándo descubrieron toda la estafa de su padre, y él ni siquiera tenía idea de que eso estaba sucediendo en su casa.

—Bien.— Murmura avanzando delante de los dos.

Enzo sonríe con un guiño de ojo hacía León, mientras qué este último se mantiene completamente serio, avanzando a la par de Enzo, tengo que admitir que muere de hambre y la palabra comida rápida, llamaba por demás su atención y no le parecía una mala idea después de todo.

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