Parte 73

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León moja sus labios y echa su cabeza hacia atrás, al mismo tiempo que la observa alejarse de él.

En otro momento, el león furioso que tenía dentro de su cuerpo hubiera reaccionado de otra manera, lo hubiera tomado con fuerza de sus brazos para poder atraerla hacia él y plantar un fogoso beso en su mejilla, también otra alternativa hubiera sido simplemente llamar la atención de la castaña para que continuaran con esa pelea verbal y que la misma terminara con ellos dos en la cama.

Quizás, era más un deseo de su parte que otra cosa, y no podía evitar querer que aquello funcionara a los cuatro vientos o que hubiera algo en su interior que le diera la fortaleza de plantarse frente a ella y decirle la verdad de lo que le sucedía.

—Mierda.— Bufa, colocando una mano sobre su cadera.

Ahora, todo parecía demasiado perdido y tampoco quería levantar mucho el avispero junto con el guardia que estaba cerca de él, tan solo, más que nada, para que esto no llegara a oídos de Alaric, o de Enzo.

Quién este último seguí haciendo el principal perspicaz de toda la situación, y quién más se daría cuenta de lo que estaba ocurriendo en realidad.

—Y encima se va sola, sabiendo que es idiota anda por la ciudad.— Cierra los ojos con rabia al terminar de decir aquello en un pequeño balbuceo solamente para él.

Siendo la única forma que tienen estos momentos de poder descargar el enojo con la palabra en la boca, y lo peor de todo, es que las palabras que había dicho se habían clavado en su pecho de una manera bastante reveladora, teniendo que reconocer que sí estaba sólo, que sí le tenía miedo al compromiso, y que sí estaba mintiendo respecto a todo lo que había pasado tan solo para mantenerla alejada y no era capaz de decirle la verdad a los cuatro vientos.

—Su hermano y su padre tienen su GPS activado y pueden saber más o menos en el rango en el que la señorita se encuentra.— El custodio es el que habla llamando su atención.

León lo observa con la respiración agitada, y no puede hacer más que asentir con la cabeza.

No estando muy seguro del todo de sí era una buena idea responder ante aquello a modo de agradecimiento, o mantenerse serio cómo estaba haciendo ahora, a medida que avanzaba hacia el hotel.

Ya no había manera de que pudiera llegar a ir a hacer su entrenamiento de cardio no cuando se estaría dirigiendo hacia la misma zona por la cual ella se perdió, haciendo por demás obvio para con su custodio y quizás haciéndole creer a la castaña que la estaba siguiendo, y lo último que le faltaba del día de hoy era quedar cómo un acosador para con ella.

Tenía que agradecer para sus adentros, que se había quedado contento con el hecho de que Enzo y su padre tuvieran un GPS que le pudiera dar la pauta de dónde es que ella.

—Ella y yo...— Remoja sus labios.

Y cuándo no encuentra las palabras adecuadas para justificar lo que acaba de pasar entre ambos, niega con la cabeza observando al custodio.

—No se preocupe, señor.— Sonríe con bastante liviandad. —Me pagan para protegerlo, y para que nadie quiera lastimar su integridad y pueda llegar sano y salvo a las peleas, y luego volver de la misma forma a su país, no me interesa lo que ocurra en su vida personal, puede estar tranquilo.— Aprieta sus labios, dándole, de verdad, la certeza de que estaba haciendo honesto, y que no le importaba entrar en ningún tipo de chusmerío que pudiera llegar a perjudicar a León, después de todo lo que había sucedido.

—Gracias.— Murmura ronco.

Tomando su silencio para poder avanzar hacia la habitación, y poder tomarse un baño e iniciar con la colación de la media tarde que tenía que comer.

Y vaya que necesitaba de ese baño, ya qué, se encontraría con Enzo para hacer la misma y necesitaba poder tener unos minutos de relajación para calmar su cabeza y poder fingir que estaba todo bien, o que al menos, se encontraba de la misma forma que siempre solía estar.

Y eso hace comas dirigiéndose hacia los ascensores, intentando no pensar en dónde es que ella se encontraría en estos momentos.

Por más que le fuera inevitable no pensar en eso, y no necesitar averiguar dónde es que había huido coma de la misma forma que él estaba huyendo a su habitación.

—¿Y ahora qué?— Bufa en cuanto escucha su teléfono celular en el bolsillo derecho de sus shorts.

Sorprendiéndose por completo de que es un número privado que no tiene agendado, y que desconoce de quién pueda llegar a tratarse.

—¿Si?— Responde apretando el botón del ascensor para poder dirigirse hacia su piso.

—Supongo que debe ser una sorpresa que mantengas el mismo número de siempre.— Su madre desde el otro lado de la línea lo sorprende tanto, que León empalidese por completo, y se tira levemente hacia atrás chocando con uno de los espejos.

Evita soltar un pequeño jadeo por sus labios, no queriendo demostrarle que estaba por demás sorprendido por su llamada, y que esperaba que la misma fuera para fastidiarlo o para darle malas noticias.

—¿Que querés?— Sisea inflando su pecho y mostrándose lo suficientemente duro y frío para con ella.

La misma no hace más que soltar una pequeña carcajada, que retumba por todo el parlante del celular, y hasta incluso, retumba por la caja metálica, a medida que él sale de la misma ingresando a su piso.

—¿Ahora qué estás empezando a tener fama de lo que siempre quisiste, tratas así a tu mamá?— Sabe que está fingiendo un puchero desde el otro lado de la línea por más que no la pueda ver.

Y eso no hace más que irradiar su cuerpo de frustración y querer mandar la verdaderamente al demonio. De todos modos, necesita saber el motivo principal de la llamada, teniendo en cuenta que puede llegar a tratarse de que algo le sucedió a su hermano menor, siendo que su madre hacía años que no mantenía una conversación para con él, y si bien, alguna que otra se había dado en el transcurso de su corta relación, las mismas siempre eran porque el que llamaba era León.

—¿O ya estás compenetrado en tu papel para presentarte ante el juzgado y querer luchar contra mí?— Sisea.

León ingresa a su habitación y se apoya en la puerta al corroborar efectivamente que su madre ya sabía que la sentencia se había dictado, y que había un pequeño fallo a favor de León, que un juez le iba a dar la oportunidad de escucharlo, de que presentara pruebas y de que pudiera defender el hecho de que él quería la tutela de su hermano menor.

—¿Y cuál sería el problema de eso?— Cuestiona mirando un punto fijo. —No seas hipócrita y finjas que te importa tu hijo, o que disfrutas tiempo de calidad con él, cuando todos sabemos que lo único que querés hacer es quitarte lo de encima, o que en realidad estás viviendo con él tan sólo para recibir aquella manutención del estado.— Moja sus labios y cierra los ojos apoyando su cabeza sobre la fría puerta.

—¿Estás seguro que querés hacer esto?— Sube sus hombros sabiendo perfectamente que tiene todas las de ganar.

—No te atravieses en mi camino, y no le metas ideas absurdas a Thomás, no quiero que juegues sucio en esto, aúnque, de cualquier manera no me sorprende que lo hagas, porque es lo único que sabes hacer.— Exige. —Pero, déjame decirte que tengo las pruebas suficientes, si no no me hubieran dado la posibilidad de acudir a esta sentencia, por lo cual, quieras ensuciarme de la manera que quieras no lo vas a lograr.— Puntualiza.

Y no hace más que cortar la llamada y quedarse con sus manos temblorosas apretando con fuerza el teléfono.

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