parte 89

6 2 0
                                    

—¿León, tenés un momento, por favor?— Aprieta sus labios, al llamarlo, antes de que ambos suban a la camioneta.

Estaban haciendo un pequeño tiempo extra antes de que Joseph llegara hacia ellos, ya que se había olvidado sus documentos en la habitación.

Y la castaña no había visto mejor momento para poder ofrecerle aquel pequeño documento, qué había creado para él, durante toda la madrugada.

—Si.— Pasa una mano por la comisura de sus labios, observando a su alrededor.

No quiere concentrarse en ella, ni en su rostro, menos en su cuerpo o cómo luce el día de hoy.

Está concentrado en tener su cabeza ocupada en lo qué se viene, qué es la pelea, y poder llegar al nuevo hotel, concentrarse y entrenar hasta qué fuera el momento de pelear.

—Bien, gracias, seré breve.— Suspira estando por demás nerviosa, e intentando hacer un gran esfuerzo porque eso no se note.

Al menos no para León.

Aùnque falla de inmediato, generando algo de ternura en el músculoso, quién se ve en la obligación de volver a hablar. —¿Que sucedió? ¿Más credenciales?— La mira alzando levemente su barbilla.

Ella traga saliva y coloca un mechón de su cabello detrás de su oreja. —Oh, no.— Carraspea. —Simplemente esto es algo respecto a lo que me dijiste ayer, y espero que no creas que soy una persona entrometida, a pesar de que es obvio que tenés esa teoría sobre mí.— Coloca sus ojos en blanco al terminar de decir aquello.

León sólo suelta una pequeña carcajada y se cruza de brazos, dejando que ella continúe con lo que tiene que decirle.

—Bien.— Carraspea nuevamente. —Yo, estuve analizando un poco algunas cosas de los contratos que firmaste para con nosotros, y supuse que era toda información que ibas a necesitar para presentar en dónde sea que tengas que anunciarte cuándo regreses, para conseguir eso que me contaste, por lo cuál los organice para qué todo quede mucho más profesional, a pesar de qué ya lo es, pero siempre puede haxerse todo más formal.— Infla su pecho y mantiene su cartera aferrada a sus brazos.

En un pequeño gesto involuntario para darse valentía para continuar hablando frente a él.

Y lo hace cada vez con más fuerza, a medida que observa cómo el rostro de León se va desencajando poco a poco al escuchar sus palabras, dándole la pauta de que no debe de estar muy a gusto con lo que está escuchando.

—¿Qué hiciste que?— Achina sus ojos.

Y lo pregunta no retóricamente, sino qué porqué no había entendido, en realidad.

O no podía creer qué ella hubiera pasado toda la noche haciendo aquello solo por él.

—Recolecte toda esa información y la dejé puesta en un archivo para qué te sea más fácil imprimir y armar tu carpeta.— Alza un pendrive en su mano y se lo entrega. —Me pareció absurdo imprimirlo ahora mismo, teniendo en cuenta qué se te podía llegar a estropear.— Agrega.

León lo toma de forma dubitativa, y maldice el momento exacto en el que sus dedos se cruzan para traspasarse dicho artefacto.

Su piel quema por tocar la de ella a todo momento, y cuándo creía que había estado bien dejándola ir, y pasando una de las peores noches de su vida sin poder siquiera descansar veinte minutos, la tenía frente a él, y la estaba tocando, para volver a asegurarse de que darle vía libre había sido la peor decisión que hubiera podido tomar, a pesar de que sabía para sus adentros, que no podía hacerla feliz, y que él no la merecía.

—Podes imprimirlo en el gimnasio, tenemos una impresora en la recepción y otra en la oficina de Alaric, no será problema cuándo tengas todo organizado.— Mueve sus manos entre sí.

INESTABLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora