Parte 5

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El molesto sonido del celular hace que la castaña despierte y no de buenos modos.

—No tan temprano.— Arquea una ceja cuándo ve que son las seis y media de la mañana y que no es la alarma la que la despierta, sino una llamada de su padre.

—Carajos.— Muerde su labio inferior y relame sus labios.

Maldice por dentro el regaño que va a tener que aguantar apenas pulse el botón verde, siquiera hace dos horas que se acostó, y ya tiene que estar arriba...

No puede siquiera pensar en formular alguna excusa justa para lo que pasó hace horas.

Y si bien, le había dicho a Enzo que no necesitaba de su ayuda y que podía resolver sola sus problemas y enfrentar a su padre, necesitaba poder tener una pequeña coartada de saber qué es lo que le iba a decir.

—Papa. ¿Todo bien?— Se reincorpora mientras camina al baño y abre la ducha para despertarse.

Era más que obvio qué ya no podrá volver a conciliar el sueño.

—Te quiero en media hora a más tardar en el gimnasio, necesito que hablemos cuánto antes...— Sisea.

No puede responder porque la llamada finaliza en menos de lo que ella demora en parpadear.

—¡Genial!— Susurra queriendo meter su cabeza en un tarro de tierra.

Al saber que aquello no es lo más adulto que puede llegar a hacer, no hace más que dejar su teléfono a un costado y comenzar a preparar todo para el baño.

No disfruta el mismo cómo le hubiera gustado hacerlo, solo lava su cabello de forma apresurada, y cuando deja que el acondicionador actúe en el mismo es que se ocupa de lavar bien su cuerpo.

Usualmente se dedicaría el tiempo suficiente para poder exfoliar su cuerpo y disfrutar de un momento de relax luego de no haber podido dormir lo suficiente cómo para sentirse con la energía para afrontar aquel día.

Más aún sabiendo que tenía que enfrentarse a su padre en menos de diez minutos.

—¡Sólo tenés que decir la verdad, Noah!— Murmura para sí misma En cuánto sale de la ducha y comienza a secar su cabello junto con su cuerpo.

—Solo es un niño mimado que sabe que tiene potencial y quiere que los patrocinadores se peleen por él.— Demanda en voz alta.

Es consciente de que no está bien ir juzgando a las personas, no obstante, los nervios de lo que su padre le pueda llegar a decir le juegan una mala pasada.

Se pone unos jeans rasgados, junto a una camisa de tirantes negra, unos botines taco grueso y de caña baja, su chaqueta de cuero negra y toma su cartera, luego de retocar el labial nude.

Se sorprende de no ver a su hermano por la cocina, y que la puerta a su habitación estuviera abierta.

Se siente una vaga siendo la ultima en despertar siendo, aún, recien las siete menos cuarto de la mañana.

Toma una manzana y un jugo de la heladera mientras sale del departamento, tenía esperanzas de descansar un poco más hoy, al menos. Ya qué anoche se habían acostado tarde y parece qué esa idea no se podría cumplir el día de hoy.

Eso no significaba que no esperara poder obtener un buen desayuno luego de la conversación para con su padre.

Cuándo ingresa al gimnasio con la botella de jugo ya vacia y la manzana aún sin tocar, se sorprende al ver a su hermano peleando sobre el ring con el rubio.

—¿Que?— Balbucea sutilmente.

Los tatuajes brillan por el sudor de su cuerpo, y ella no puede evitar despegar la vista de su cuerpo de aquella manera.

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