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—¿Crees que está mal que me haya cansado de pelear?— León la abraza.

Y tal cuál cómo él había pedido, se encontraban en la habitación de la castaña, despertando juntos.

Habiendo sido imposible levantarse para ir a desayunar, luego de la noche que habían tenido, y no solamente el hecho de haberse acostado una y otra vez desde el baño hasta en la cama, y el sofá, sino que por lo que ambos habían hablado.

—Creo qué te diste cuenta demasiado tarde que era en vano pelear con algo que no podías controlar.— Frunce sus labios.

Recostando su cabeza sobre su pecho.

No queriendo decir nada, pero comenzando a ser uno de sus lugares favoritos.

El rubio baja su vista hacia ella, con una pequeña sonrisa burlona en sus labios. —Angel. ¿Estás queriendo decir que vos también estabas luchando contra lo obvio?— Remoja sus labios.

En un gesto por demás sensual, que ni siquiera se da cuenta que lo está haciendo, y lo que está provocando en la castaña.

Noah suelta una carcajada contagiosa, al mismo tiempo que se da media vuelta y oculta su rostro completamente en el pecho de León.

Siendo una sensación por demás cálida, a pesar de nueva, para el rubio. No pudiendo evitar pasar ambas manos por detrás de su espalda desnuda, para atraerla más hacia él.

—En mi defensa creo que me di cuenta demasiado tarde de lo que estaba sucediendo frente a mis ojos, y no quería admitir.— Niega.

Aún manteniéndose allí, aferrada al pecho de León.

—¿Qué va a pasar con todo esto?— Suelta el aire contenido en sus pulmones observando hacia el techo.

Noah arquea sus cejas, despegándose levemente de su cuerpo, tan sólo para poder obtener el acceso de observar sus ojos.

—¿Con nosotros?— Cuestiona tragando saliva.

León asiente en un gesto, sin la necesidad de tener que decir absolutamente nada.

A lo que ella no hace más que morder su labio inferior. sin dejar de observar su rostro, y a pesar, de que el mismo se encontraba levemente golpeado por la pelea de anoche, seguía luciendo igual de atractivo que siempre.

—Podriamos empezar por salir de la cama, ir a desayunar y terminar con la gira.— Propone haciendo una mueca divertida con sus labios.

—¿Y luego?— León cuestiona ronco en su oído.

Comenzando un recorrido de besos desde su cabeza hacia su cuello, manteniendo sus labios en ese lugar.

—Volver a casa, contarle al chismoso de tu amigo las novedades, y que de ahora en más te va a tener que ir a visitar al loft de arriba del gimnasio en el que entrenás.— Sonríe con las mejillas completamente ruborizadas.

León muerde su labio inferior y le deja una pequeña marca sutil en su cuello, para luego separarse de ella y tomarla con las mejillas, dejándole un beso húmedo sobre sus labios.

—Espero no ser un completo imbécil todo el tiempo, pero no va a ser fácil para mí, me cuesta mucho aceptar que alguien se interesa por mí de esta forma.— Traga saliva.

Y luego, vuelve a sonreír.

En un gesto completamente genuino.

Siendo una sorpresa para la castaña, ya que muy pocas veces lo había visto sonreír, y que ahora lo estuviera haciendo solamente para ella, era algo que se guardaba en lo más profundo de su corazón.

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