Parte 21

50 11 0
                                    

El viaje fue en absoluto silencio, siquiera Noah fue capaz de tocar su celular o de acotar algo al respecto del manejo de su vehículo.

Se sentía cómo una niña siento atrapada en el momento menos pensado, pero su personalidad salía aflote cada dos por tres y no podía evitar abrir su boca para expresar lo que sentía.

Además de que era imposible no querer seguir con el mismo tema de conversación cuándo tenía a León, para su propia predisposición manejando su vehículo y sabiendo que no tendría escapatoria para responder.

De todos modos, se contuvo de una forma excepcional mientras que avanzaban por las calles de la ciudad.

—Bien.— León apaga el motor y suspira. —Ya estás en tu hogar. De una pieza.— Se carajea ronco.

No necesitando decir nada más para demostrar lo ofuscado qué se encuentra con toda aquella situación.

Haciendo levemente memoria en qué jamás una mujer había hecho algo así para con él, y lo más llamativo de todo es que Noah no parecía mostrar un interés romántico o sexual hacia su persona, simplemente parecía curiosa.

Y aquello le generaba más impotencia.

—¿Tan difícil es qué me digas la verdad?— Achina sus ojos no pudiendo con aquello.

León suelta una pequeña carcajada. —Siquiera te conozco y estás adjudicandote qué tenés derecho a saber algo de mi vida.— Sisea apretando su mandíbula y entregándole las llaves de forma brusca en su mano.

—Solo quería saber dónde vivías, no tenías porqué hacerme quedar cómo una acosadora o traerme a mi casa cómo si no supiera dónde estaba parada.— Aprieta sus labios cuándo ambos bajan del auto.

La camioneta de su hermano ya se encuentra en el estacionamiento y no le es difícil distinguirla.

León estacionó a su lado apenas vió la misma, creyendo qué era el lugar de Noah, además de que no tenía ninguna intención de preguntarle dónde quería qué dejara estacionado su vehículo.

—¿No lo estabas así?— La mira burlón, y toma su bolso y se lo coloca en su hombro sin mirar a la castaña.

Noah infla su pecho manteniendo la calma, necesita tener aquella conversación, es más qué consciente de que no podrá dormir de lo contrario.

—Pense que sería importante para...— Bufa haciendo una pequeña pausa y lo mira. —El equipo de trabajo.— Suspira finalmente alzando sus manos.

—Me lo preguntaste una vez, y no te lo respondí. ¿Por qué sería diferente está vez?— Aprieta con fuerza la tira de su bolso.

Noah muerde su labio inferior y suspira mientras ambos se dirigen al hall, sabe perfectamente qué él la está acomodando para asegurarse de qué ingrese a su departamento y no salga a seguirlo cómo hizo horas atras.

—Leon...— Alza sus cejas y lo mira mientras él simplemente la ignora mientras le extiende las credenciales con las que habían pasado durante la noche de hoy.

Noah las toma y bufa cansada.

E rubio no parece querer tener ésta conversación y menos con ella, a pesar de qué su temperamento necesita seguir manteniendo esta charla para asegurarse de qué es lo qué oculta el boxeador de su padre.

—¡Te recuerdo que soy la persona que te consigue tus sponsors, por lo que tengo derecho a saber parte de la vida de nuestros clientes.— Insiste.

León se ríe con una mezcla de bronca y niega con la cabeza. —Vos no tenes derecho a nada.— Sisea acercándose un poco más hacia ella.

Llevándola al momento exacto en el qué la acorraló contra la pared en la cueva aquella noche.

—¡¡Me jodieron y siguieron más de tres meses para que sea parte de su grupo de mierda!!— Se queja elevando la voz.

Noah no está ni avergonzada ni asustada por haber sido encontrada justo cuándo cometía su plan fallido de investigación, es más, ahora se encuentran furiosa con el rubio por responderle de tal manera.

—¿Y eso qué tiene que ver?— Demanda mostrando su temperamento.

—¡¡Deberías de agradecer que acepte pelear para ustedes!!— La mira de arriba abajo mientras sujeta aún su bolso sobre su hombro.

Noah niega con la cabeza y se cruza de brazos. —¡Vos no tenes todavía idea de con quién estás trabajando, Melle es el hombre que te va a sacar adelante.— Asegura alzando una ceja.

—¡No me digas!— Se carajea importandole verdaderamente un diablo lo que Noah suelta por sus labios.

Es demasiado tarde, sólo quiere una ducha y su cómodo sillón en el living de la casa de Nick, y por lo qué estima ya podría volver allí a descansar.

—Es quien te va a dar una identidad, en menos de lo que te pueda llegar a dar cuenta vas a estar haciendo número uno del mundo.— Le recuerda.

León relame sus labios frustrado. —¡Ya basta, ángel!— Pide pasando su mano libre por su ceja.

—¡Pero si queres realmente pertenecer a este equipo tenés que ser sincero con los integrantes del mismo, porque el día de mañana la prensa te va a acabar con tal de verte tirado en el suelo, cualquier secreto que vos tengas puede llegar a ser dificultad para seguir creciendo y escalando en tu carrera!— Se cruza de brazos y lo mira enojadísima.

No puede creer que él esté tratando la de esa manera sin siquiera conocerla... Aúnque, por supuesto, que admite que se mandó una macana al perseguirlo cómo si fuera un niño chiquito y él la enganchó justo en el momento más incorrecto, pero eso no es justificativo para que la trate cómo si fuera una cualquiera.

—Me importa una mierda.— Sonríe con ironía y la mira de arriba abajo con desprecio...

Noah alza su barbilla y asiente. —No esperes entonces que tu carrera próspere mucho, no voy a poder salvarte si no sé la verdad.— Frunce sus labios en una mueca sincera.

Luego sube sus hombros sin saber qué más decir.

Agradeciendo para sus adentros qué el sereno qué vigila el edificio no se encuentre en esos momentos, ya qué sería por demás vergonzoso qué los estuviera observando discutiendo cómo si fueran una pareja, ya qué eso es lo que parece desde afuera.

—No quiero que me salves, Ángel, ya no hay salvación para mí.— Chasquea la lengua y la mira fijamente de tal manera qué Noah asiente todo su cuerpo estremecerse. —Entendelo de una vez, porqué estoy siendo paciente, y la paciencia lamentablemente no es mi fuerte.— Suspira siendo sincero por primera vez.

No quería saber absolutamente nada que ver para con Noah y las ocurrencias qué la rubia tuviera al respecto de cómo era o no su vida, sólo quería pelear, ganar dinero, enviárselo a su madre y hermano, y ver si podía remontar su vida, algo tan simple y conciso cómo eso.

No esperaba lujos, ya los había tenido una vez y no había servido de nada.

INESTABLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora