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Finalmente las clases acabaron y el grupo de amigos salió de la universidad, faltando sólo Kaminari, quien se había marchado antes que ellos por el rechazo de Hanta durante el descanso.
—Mina y yo nos vamos por aquí.
—Vale, Katsuki y yo nos iremos por esta calle. ¡Nos vemos!
Las parejas fueron por su correspondiente camino, siendo Kirishima y Bakugou los únicos que se dirigían hacia la misma casa.
El camino fue tranquilo hasta que llegaron al piso, momento en el que el híbrido de demonio abrió la puerta.
—¿Qué te apetece comer hoy, Eijirou?
—Mm... Me apetece salmón, ¿tenemos?
—No sé si hay algunos filetes en el congelador, ahora lo compruebo.
Se adentraron en la casa y sintieron algo extraño. Como si alguien hubiera entrado.
—Katsuki, quédate quieto.—Voy a asegurarme de que no sea alguien peligroso.
—No, yo también iré. No pienso dejarte solo ante el peligro.
El pelirrojo se conmovió por las palabras de su novio, mas él no quería ponerlo en una situación arriesgada.
—No hace falta que vengas, en serio me preocupa que sea un peligroso.
—¿Acaso crees que soy débil?—¡Yo también tengo poderes demoníacos!
—¡No estoy diciendo que seas débil, pero...!
Ambos estaban tan ensimismados en su discusión que no fueron conscientes de que había dos demonios que se acababan de acercarse a ellos.
—Hola, chicos. ¿Qué tal estáis?—Saludó Hiroko, quien se encontraba allí junto a Togata.
Ellos se voltearon y, al verlos, se calmaron porque eran demonios conocidos por ellos.
—¡Hola, madre, Mirio!—Exclamó feliz al verlos, yendo a saludarlos con alegría.
Después fue el turno del rubio cenizo, que los saludó de una manera menos efusiva.
—¿Qué tal estás, Katsuki? ¿Todo bien?—Le preguntó su suegra.
—Sí, todo bien.—Su hijo me da lo que necesito, es el mejor novio del mundo.—Afirmó con orgullo.
—Me alegra saberlo.—Dijo la pelirroja.—Ahora Mirio y yo queremos hablar con él sobre la investigación en privado, si nos lo permites.
—De acuerdo, yo empezaré a hacer la comida para todos.
—Gracias, Katsuki. Pero no es necesario que cocines para Mirio y para mí.
—No, os invito.—Además, no es ninguna molestia para mí.
—¿En serio?
—Sí, soy un buen cocinero.
Al ver que su yerno era sincero con la invitación, ella le dió las gracias.
—Muchas gracias, eres un chico muy amable.
—No es nada.—Voy a cocinar.
La reina asintió y el rubio cenizo se marchó hacia la cocina, dejando solos a los tres demonios.
—Ya que estamos solos, procedamos a empezar la reunión.—Dijo la reina.
—Vale, vamos al salón.
Ellos se caminaron hacia el salón y, una vez allí, tomaron asiento.
—¿Cómo va la investigación, Eijirou? ¿Alguna novedad?
—Sí, hay algunas novedades.—He estado investigando y tengo la sospecha de que, por los menos aquí en Japón, hay demonios que llegan ilegalmente y con muy malas intenciones.
Togata y ella se miraron entre sí y el demonio rubio le preguntó:
—¿Qué te hace sospechar eso?
—Una de las razones es porque hay demasiados como para que sea algo relacionado con una investigación en el mundo humano y, otra razón, es que sé que es imposible que tantos obtengan permiso para estar aquí pero necesito indagar más.—Comentó el príncipe.
Su madre se quedó pensativa, ya que recordaba que ni ella ni su esposo le concedían el permiso a cualquier demonio que quisiera ir al mundo humano y, rara vez, se equivocaban cuando lo daban. Mas el número era siempre limitado a veinte demonios repartidos por todo el mundo, no en un único lugar.
—¿Y cuántos diría que ha detectado, Príncipe Kirishima?
—Sólo en esta ciudad he detectado unos 11 y eso es demasiado para un único lugar.
La reina se sorprendió y luego se mostró preocupada.
—Vamos a tener que investigar eso, ¿lo entiendes, Mirio?
—Sí, Su Majestad.—Le diré a otros compañeros que me ayuden para poder agilizar la investigación.
—Bien. Yo también tomaré cartas en el asunto.—Afirmó Hiroko con seriamente.—¿Alguna anomalía más que hayas detectado, hijo?
El joven de dientes afilados se detuvo a pensar cuidadosamente si a lo largo de los días se había percatado de algo extraño y, poco antes de negarlo, recordó de repente que tenía algo que comentarle.
—¿Se te ocurre algo?—Cuestionó su madre una vez más.
—Eh, sí. Últimamente he notado una mayor concentración de poder demoníaco en esta ciudad.
—¿En serio?
—Sí, lo he estado notando. Por eso creo que, a lo mejor, la cantidad que te he dicho antes; podría ser incluso superior pero no es sencillo saberlo.
La pelirroja se llevó las manos a la cabeza, desesperada por lo que estaba escuchando y, a parte, por el trabajo extra que le iba a tocar hacer.
—Por satán...—Esto es horrible. Me espera mucho trabajo.
—No se preocupe, Su Majestad.—Siempre puede relegarnos toda la carga posible a nosotros sus siervos.
—Ya lo sé pero, aunque os relege parte de la tarea, igualmente tendré que hacer mi parte ya que yo, como reina del infierno; tengo acceso a información a la que vosotros no podéis acceder.
—Bueno, eso es cierto...—Pero haremos lo que esté en nuestra mano para quitarle la mayor carga posible.—Respondió el demonio de ojos azules con confianza.
Hiroko le sonrió y le contestó:
—Gracias, Mirio. Sé que harás lo que puedas, eres un buen siervo.
—Gracias por sus palabras, Su Majestad.
Entonces Bakugou, quien había terminado de hacer la comida, fue a por los demonios para que se dirigieran al comedor; donde la mesa ya estaba puesta con su correspondiente comida.
—Ya está lista la comida, venid al comedor antes de que se enfríe.—Dijo Katsuki.
Sin mediar palabra, los tres caminaron hacia el comedor, donde les esperaba salmón teriyaki, makis de salmón, tataki de salmón y una ensalada de zanahoria, pepino, sésamo y salsa tamari. Todo tenía un aspecto delicioso que sorprendió gratamente a todos.
—¡Vaya! ¡Qué buena pinta!—¡Me ha tocado la lotería con mi yerno!—Exclamó emocionada.
Katsuki sonrió y dijo:
—Obvio, soy el mejor para Eijirou.—¿O no es así, Mi celoso demonio?
El pelirrojo se ruborizó levemente y le contestó:
—Por supuesto~
Kirishima le dio un tierno beso a su amado y, a continuación, se dispusieron a comer los deliciosos platos que Bakugou había preparado con esmero.
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Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!
¡Espero que os haya gustado!
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El demonio que se enamoró de un humano.[Kiribaku]
FanfictionEijirou Kirishima es un demonio que es obligado a convivir con los humanos por órdenes de su padre, el cual tiene interés en saber como es la actual forma de vida de éstos. A él no le importa estar entre humanos y, en principio, nadie sospecha de é...