Negociando.

42 7 20
                                    

***

Allí estaban los novios, en una reunión con Dios y los arcángeles. Esto era algo inimaginable para Bakugou, que nunca había sido creyente.

"Y yo que creía que no existía..."—Pensó sorprendido de ver a aquel hombre de gran altura, pelo y barba blancos y largos. Con los ojos azules.

—Como ya sabemos todos, actualmente, hay descontrol en el infierno debido a que algunos demonios salen al mundo humano de forma ilegal.—Esto también afecta a la comunidad celestial, pues los ángeles están teniendo problemas para controlar a los demonios y, si esta situación se recrudece, podría producir un gran caos en la Tierra. Para evitar que esto suceda, debemos llegar a un acuerdo.—Dijo Dios mirando a Eijirou y a Katsuki.

Los arcángeles también los miraron esperando su respuesta con cierto recelo y desconfianza.

"Debemos medir al milímetro lo que decimos y yo debería ser quien tomase la iniciativa de hablar. Soy el príncipe del infierno, el legítimo heredero y sucesor del trono."—Pensó el pelirrojo apretando los puños para armarse de valor.

—Como príncipe del infierno, les aseguro que hemos investigado exhaustivamente el por qué del descontrol y ya hemos localizado la raíz del problema.—Lo que se está sopesando en el infierno en estos momentos es la solución, pues no es sencillo.

El creador lo miró seriamente y dijo:

—No lo dudo, sin embargo, ¿qué soluciones están pensando?

—Pues, por ejemplo, tener a un mayor número de demonios en el infierno patrullando y añadir requisitos más restrictivos.

—No está mal para empezar, pero no es suficiente.—Dijo la mayor autoridad del cielo.

—¿Y qué sugiere?

—Lo que sugiero es imponer una purga en el infierno que pudiera regular la población. Pues cada vez hay más pecadores.

Al joven de dientes afilados, no le gustó la sugerencia que el todopoderoso había hecho y así se lo hizo saber.

—Con todo respeto, Señor. Tanto los pecadores como los nativos del infierno, son mi gente y no me gustaría que se asesinase a nadie de mi reino. Al igual que, imagino, que ni a usted ni a los arcángeles les agradaría que nosotros hiciéramos la misma sugerencia en su reino si su gente fuera el problema.—Dijo Kirishima.

Su respuesta escandalizó a los arcángeles y a Dios.

—¡Qué insulto!—Exclamó un arcángel.

—¡Qué descaro!—¡¿Cómo se atreve a decir tal cosa?! ¡Nuestra gente es muy superior a la del infierno! ¡Ellos son puros de corazón!—Dijo otro.

—No toda la gente del infierno es mala, entre los nacidos, los hay que son buenos. Por ejemplo, Eijirou.—Él tiene el corazón más puro que he visto en mi vida.—Dijo Katsuki en defensa de su novio y de la gente del infierno.

"Katsuki..."—Pensó Eijirou sintiéndose emocionado al ver a su amado defenderlo.

Los representantes del cielo no lo podían creer, aquellas criaturas del infierno tenían mucho valor para hablarles de esa forma.

—¡Esto es inadmisible, un insulto!—Gritó Dios.—¡En el infierno no hay nadie de corazón puro!

Ahora el ambiente se había enturbiado y eso provocó cierta ansiedad en el príncipe.

"Debo arreglar esto antes de que empeore la situación todavía más."—Pensó el demonio.

—Dios, no se altere, por favor.—Mi novio no pretendía ser irrespetuoso con nadie, empero, tiene razón. Hay gente buena en el infierno y no hablo de los pecadores, esos están allí para recibir su merecido castigo. Por otro lado, ni Katsuki ni yo estamos diciendo que nuestra gente sea superior o inferior a la suya. Simplemente son diferentes.

—No, en el infierno no puede haber gente buena.—Eso es ilógico, allí sólo van las malas personas.—Dijo el todopoderoso con contundencia.

"La gente del cielo es realmente problemática, ¿cómo vamos a llegar a un acuerdo?"—Pensó el príncipe.

—Está bien, puede pensar lo que quiera. Ya que no estamos aquí para debatir eso, sino para acordar qué medidas adoptaremos.—Dijo Kirishima.—Así que, por favor, centrémonos en llegar a una solución.

La gente del cielo se miró entre sí y se calmaron para continuar con la reunión por el bien de los dos reinos.

—Bien.—Entonces, si la opción de una purga queda descartada; ¿qué otras alternativas hay?—Cuestionó el Arcángel Gabriel.

—Ya lo he dicho anteriormente: En el infierno pondremos más gente patrullar y unos requisitos más restrictivos, esto último lo decidirán mis padres; como reyes del infierno que son.—En cuanto al cielo, se me ocurre, que podrían mandar a algunos ángeles de refuerzo para poder controlar a aquellos demonios que estén creando el caos entre los humanos.

Dios pareció sopesar aquella idea, puesto que era una buena alternativa. Empero, la máxima autoridad del cielo sentía que era insuficiente.

—Sin duda presentas buenas opciones pero me da la sensación de que son medidas insuficientes.

—¿Y qué otras medidas propone?—Cuestionó el pelirrojo.

—He pensado que se podrían crear fronteras físicas que impidieran el paso de los demonios simplemente abriendo un portal.—Creo que sería bueno implementar un campo de fuerza en el que estuviera implementado un escaneador de documentación y de ojos.

—Mm... Sí, supongo que estaría bien pero tengo que consultarlo con mis padres.

—Por supuesto.—Cuéntales todo sobre esta reunión. Es más, mi secretario te proporcionará la documentación con los puntos más importantes y un acuerdo que ellos deberán firmar.

—De acuerdo, se lo agradezco.—Dijo Eijirou.

Siguieron hablando durante media hora más hasta que Dios decidió dar por finalizada la reunión.

—Mañana tendremos que tratar otros temas, por hoy fue suficiente.—Os veo mañana a las diez en punto de la mañana. Descansad.

—Por supuesto, señor. Así lo haremos.

Acto seguido, todos salieron de la sala de reuniones y los novios fueron a hospedarse al lugar que Daiki les había indicado. 

Cuando llegaron al lugar y estaban tranquilos, el híbrido de demonio tuvo la oportunidad de conversar con su amante en un ambiente más tranquilo.

—Ei, ¿te encuentras bien? ¿Sigues nervioso?—Le preguntó preocupado.

El mencionado hizo contacto visual con él y le contestó:

—Estoy bien y me siento menos nervioso que antes.—¿Cómo te sientes tú, Katsuki?

—Me siento bien, no estoy nervioso ni nada.—Así que no tienes que preocuparte por mí, sino por ti mismo. Me preocupas.—Reconoció.

Bakugou agarró una de las manos de su novio y le dijo:

—Por favor, no te guardes lo que sientes. Dímelo, desahógate conmigo.—No tienes que hacerte el fuerte todo el tiempo. Yo te sostendré y permaneceré a tu lado.

Eijirou le sonrió y le respondió:

—Gracias, Katsuki.—Aunque no sé ni por dónde empezar...

—Por donde quieras, yo te escucharé atentamente.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!


El demonio que se enamoró de un humano.[Kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora