En el cielo.

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***

Finalmente llegó el día en el que los novios debían ir al cielo y el ambiente en el castillo era tenso.

Katsuki y Eijirou se habían levantado temprano para emprender su ascensión al cielo, donde estarían un máximo de tres días.

El pelirrojo estaba muy callado, cosa inusual y que preocupaba bastante al híbrido de demonio. El día anterior no quiso indagar mucho acerca de su silencio mas ahora sentía que debía insistir y afrontar el problema juntos.

Y ahora que ambos estaban desayunando a solas en el comedor del castillo, parecía un buen momento para sacar a relucir el tema.

—Eijirou, quiero saber qué te pasa y no me vale con que digas.—Dijo seriamente.

El demonio hizo contacto visual con su amado y le respondió:

—Katsuki, yo...—Siento haberte preocupado, pero lo cierto es que estoy tenso y asustado por lo que pueda suceder.

Su amado acababa de ser sincero con él, algo que agradecía.

—Eijirou, comprendo cómo te sientes pero ten confianza. Estamos juntos en esto y vamos a tener éxito.—¡Podemos  hacerlo! ¡Así que no te derrumbes!—Dijo agarrando las manos de su pareja.

Sus palabras le dieron el impulso necesario a Kirishima para dejar de tenerle tanto miedo al cielo.

—Es verdad lo que dices, sin embargo, debemos tener cuidado. No quiero morir ni perderte a ti tampoco.

—Eso no sucederá, ellos no nos atacarán.—Dudo que les convenga matarnos o infringirnos cualquier tipo de daño.

Eijirou guardó silencio, pues las palabras del contrario verdaderamente tenían un gran efecto en él.

"Soy realmente patético, no hago más que estar asustado por lo que pueda pasar mientras que Katsuki se mantiene fuerte por los dos. Yo también debo ser valiente."

—¿Sabes?—Tienes toda la razón, yo también voy a ser valiente. Como tú, para dejar de ser un maldito cobarde.

Katsuki frunció el ceño y regañó a su novio.

—¡Oye! ¡No hables de esa forma sobre ti mismo!—¡Tú no eres un cobarde! ¡Sólo sientes miedo ante una situación extraña!—Pero juntos podremos vencer cualquier cosa, al igual que hicimos contra los demonios que enfrentamos hace poco.

—¡Sí! ¡Lo haremos!—Exclamó el joven de dientes afilados con una mayor motivación.

El rubio cenizo sonrió y dijo:

—¡Así se habla!

Tras decir esto, se dieron un tierno beso y terminaron su desayuno.

***

Entonces llegó el momento de traspasar el portal que los transportaría al cielo y que su padre había abierto para ellos.

—Buena suerte, chicos.—Tengo mucha esperanza en vosotros.—Dijo el rey del infierno mirándolos atentamente.

—Gracias, padre.

—Gracias, suegro.

No pudieron despedirse de Hiroko, quien no se encontraba en el castillo debido a que había salido a una reunión a la que debía asistir como reina.

—Nos veremos pronto, padre.

—Por supuesto.—Hasta pronto.

Después de haberse despedido, traspasaron el portal a la vez y aparecieron en la puerta del cielo

"Aquí estamos."—Pensó Eijirou mirando la enorme puerta dorada formada por barrotes frente a ellos.

Katsuki quiso calmarlo, así que tomó su mano, lo que el príncipe demonio respondió sonriéndole.

—Ahora... ¿Cómo se supone que debemos entrar, Eijirou?

—Pues...

Entonces una voz masculina dijo:

—Buenos días, chicos. ¿En qué puedo ayudarles?

Los novios miraron hacia arriba y vieron a un hombre de avanzada edad, alto, de piel blanca, pelo y barba larga y blanca. Estando además vestido con una túnica blanca.

"Debe ser San Pedro."—Pensó Eijirou.

—Buenos días, Señor San Pedro.—Somos Eijirou Kirishima y Katsuki Bakugou y venimos aquí a una importante reunión con Dios y los arcángeles.

San Pedro se sorprendió al verlos y arrugó el entrecejo.

—Ya veo.—Esperen un momento, voy a contactar con Dios para asegurarme.

—Sí, adelante.

Entonces él hombre mayor desapareció para evitar mostrarles a aquellos intrusos la tecnología de la que disponían.

—Me pregunto si todo estará bien.—Dijo el pelirrojo preocupado.

—Seguro que sí. Imagino que no habrá problema y, simplemente, querrá asegurarse de que no queremos crear destrucción aquí.

—Sí, claro...

Pasaron unos instantes hasta que San Pedro apareció de nuevo frente a ellos.

—Perdonen la tardanza, ya he podido corroborar que son los representantes del infierno.—Les abriré la puerta, entren y verán a dos ángeles mensajeros que los esperan para guiarlos.

—De acuerdo, gracias por su amabilidad y consideración.—Dijo Kirishima.

Sin perder tiempo, entraron y, al avanzar varios pasos; se toparon con un par de ángeles que parecían afables.

—Buenos días, sígannos.—Les dijeron amablemente.

Katsuki y Eijirou los siguieron caminando por caminos blancos con nubes totalmente blancas flotando a su alrededor. 

"Este lugar es muy diferente al infierno, es bastante tranquilo, se ve pulcro, con mucha iluminación y limpio pero no se ve a nadie por aquí. ¿Será que las almas de los fallecidos estarán por otra parte?"—Pensó Bakugou mirando a su alrededor con curiosidad.

Por otro lado, el demonio se sentía incómodo estando allí. Ese sitio le ponía los pelos de punta.

"Odio este sitio. Me quiero ir ya de aquí."

Durante el camino, se cruzaron con distintos tipos de ángeles que los observaban con desconfianza, desprecio o curiosidad al detectar su naturaleza demoníaca.

"Ugh. Detesto que nos miren tanto."—Pensó el híbrido de demonio.

El trayecto se les hizo largo y eso, en cierta forma, alivió un poco una incomodidad que se transformó en una tensión palpable cuando estuvieron frente a Dios y los arcángeles.

"Llegó el momento."—Pensó Eijirou paralizado al verlos.

Dios y los arcángeles los observaron de una manera juzgadora por unos segundos en silencio hasta que el creador de la humanidad dijo:

—Buenos días, Kirishima y Bakugou, representantes del infierno.—Tomen asiento, por favor.

Los jóvenes obedecieron sin mediar palabra, ya que la apariencia de Dios era bastante intimidante a la par que cegadora.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!

El demonio que se enamoró de un humano.[Kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora