De nuevo en el cielo.

27 5 10
                                    


***

Los jóvenes estaban dispuestos a escuchar a Daiki y éste les dijo:

—Nada de muestras de cariño, ninguna falta de respeto hacia nadie del cielo.—Por supuesto nada de usar magia demoníaca ni tampoco mostrar sus formas demoníacas, ¿queda claro?

Ambos asintieron y el rey insistió diciendo:

—Espero que hagáis caso porque no habrá más ocasiones si cometéis un error una vez más, ¿de acuerdo?

—Sí, suegro. No la vamos a cagar en esta ocasión.

—Más os vale.—O de lo contrario, vais a ser castigados con algo más que ser encadenados y encerrados en una celda.

Tanto a Eijirou como a Katsuki les había quedado claro que debían emplearse a fondo en la reunión que iban a tener al día siguiente por la mañana.

—Está vez no fallaremos, padre.—No te decepcionaré.

—Mejor no prometas tanto y demuéstralo con hechos.

—Sí, claro.—Dijo un poco avergonzado.

—Bien, como ya os he dicho todo.—Podéis salir de aquí y descansar para mañana.

A continuación, salieron del despacho de sus padres y marcharon hacia el dormitorio del príncipe del infierno.

—Estate tranquilo con la reunión de mañana, no te dejes avasallar por esa gente.—Tú eres mejor que ellos.—Dijo Bakugou viendo la expresión preocupada de su novio.

Kirishima hizo contacto visual con él y le contestó:

—Gracias por tus palabras, Katsuki.—Y te aseguro que he aprendido de la anterior vez.

—Sí, lo sé.—Confío en ti.—Dijo agarrando la mano derecha del demonio entre sus manos.

El pelirrojo sonrió con ternura y le dio un casto beso en los labios.

—Te quiero, Katsuki.

—Y yo a ti, Eijirou.

El resto del día, ellos descansaron y se relajaron hasta la mañana siguiente.

***

Finalmente había llegado el día y los dos madrugaron para ir al cielo.

—Recordad lo que os dije ayer.—Dijo Daiki.

—Sí, suegro. Ya nos ha quedado claro, no somos estúpidos.

—Bueno, eso es discutible.

—¡Maldito viej-!

Eijirou logró tapar la boca al híbrido de demonio para evitar que terminase la frase.

—Y-Ya nos vamos.—¡Adiós, padre, madre! ¡Volveremos pronto!

Atravesaron el portal mágico que había abierto Kirishima y aparecieron en el cielo una vez más. Llegando aquel cúmulo de nubes blancas y suaves. Con el añadido de un cielo azul bastante intenso. 

—Buenos días, demonios. Bienvenidos de nuevo.—Saludó San Pedro con frialdad desde lo alto de su trono de oro.

—Buenos días, Señor San Pedro.—Saludó el demonio de dientes afilados desde abajo.

—Como ya sé a qué han venido, avisaré a los ángeles mensajeros para que los lleven junto a Dios.

—Gracias, Señor.

Poco después, aparecieron dos ángeles mensajeros que los saludaron con cordialidad y los llevaron junto a la máxima autoridad del cielo a través de aquel camino blanco, luminoso y pulcro que habían pisado con anterioridad.

El demonio que se enamoró de un humano.[Kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora