Victoria.

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***

Estando ya frente a los reyes del infierno, los dos jóvenes sentían los nervios a flor de piel, especialmente Eijirou; quien iba a hablarles.

—¿Qué tal la reunión? ¿Lo habéis estropeado todo de nuevo?—Dijo Daiki molesto. Fijando su mirada en su hijo.

"Debo contarle todo antes de que piense que ha salido todo mal."—Pensó el príncipe del infierno.

Reguló su respiración para calmar sus nervios y, a continuación, habló:

—Todo ha ido muy bien. Hemos conseguido volver a obtener los acuerdos que habían sido cancelados.

—Bien. Sigue hablando.

—Dios ha accedido a poner sedes tanto en el cielo como el infierno. También ha aprobado que demonios autorizados puedan traspasar al mundo humano.—Sin embargo, exigió un mayor control para evitar que los demonios que vayan a estar en la sede del cielo fueran controlados. Yo no sabía qué decirle pero Katsuki me salvó del paso sugiriendo que se les pusieran un dispositivo que los restringiera de acceder a zonas que ellos no quisieran.

—Así que Dios quiere restringir a mi gente.—Dijo molesto el pelirrojo mayor.

—Sí, así es. Lo siento, padre.

—No es tu culpa pero yo haré lo mismo.—Que no piense que está por encima de mí.

—¿Se te ocurre algo, querido?

—Tengo una ligera idea pero prefiero discutirlo luego contigo, querida.

—De acuerdo.—Respondió su esposa.

Tras su breve intercambio de palabras, volvieron a centrar su atención en Eijirou. Quien continuó informándoles sobre las novedades.

—Y, por último, ha sugerido que deberíamos aislar y exiliar a los demonios más problemáticos.—Aunque ha dicho que eso lo discutiría contigo.

—Con que ahora se mete en cómo gobierno el infierno, ¿eh?—Muy bien. Hablaré muy seriamente con Dios prontamente. ¿Algo más que me tengas que decir?

—No, nada más.

—En tal caso, os podéis ir.

—Gracias, padre. Nos retiramos.

Los jóvenes salieron del despacho y el matrimonio se quedó a solas.

—Dios está cruzando el límite, Daiki.—No podemos consentir esto.—Comentó su esposa.

—Por supuesto que no.—Nosotros vamos a hacer algo al respecto.

—Sí, comencemos el plan.—Contestó Hiroko.

***

Entre tanto, los novios se encontraban en la habitación del demonio de dientes afilados relajándose y tumbados encima de la cama.

—¿Te sientes mejor, Ei?—Le preguntó acariciando su rostro con ternura.

—Sí, estoy más tranquilo ahora.—Pero necesito alguna actividad que me ayude a relajarme más.

—Hmp. Creo que sé de algo que podría funcionar~—Dijo coquetamente acortando la distancia entre sus labios con los de su amante.

Empezaron a besarse, primero de forma suave para, poco a poco; volverse cada vez más apasionado.

Tras haber estado unos minutos besándose, Kirishima comenzó a besar y lamer el cuello de Bakugou.

—Aah... Ngh...—Gimió abrazándolo por la espalda.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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El demonio que se enamoró de un humano.[Kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora