Arco II: La familia del panteón

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Junio 01, 2025

Roma, Italia

11:22 AM

TaeHyung siempre despertaba a la misma hora todas las mañanas. Ni voy temprano ni muy tarde. Los fines de semana eran días donde al menos podían darse el lujo de dormir hasta el mediodía, muy a diferencia de los días de semana que debían madrugar para llevar a los niños a la escuela e irse a trabajar.

BeomGyu, con sus cuatro años, asistía ya a la guardería junto a RyuJin de un añito y medio. Ambos yendo a niveles diferentes, pero a la misma sede. YeonJun, que pronto cumpliría once, ya había iniciado la escuela secundaria o la media; y por último estaba la pequeña MyeongSuk , su hija menor que sólo tenía seis meses y que junto a RyuJin se llevaba más la atención de sus padres.

Jungkook dormía profundamente todavía, cobijado hasta la cabeza mientras abrazaba su almohada. Al verlo esbozó una sonrisa, nunca antes viéndolo dormir tan pleno y besó su mejilla antes de levantarse de la cama y salir de la habitación directo al baño.

Habían sido reubicados por Kris, pero no fue necesario cambiar de ciudad. Su lujoso apartamento ahora era una casita rústica a las afueras de Italia, en zona rural que estaba a 45 minutos del centro. La verdad era que no se quejaba, había extrañado vivir en el campo y esa tranquilidad era la que necesitaba para disfrutar mejor de sus hijos y esposo.

En el baño hizo su rutina de siempre. Se lavó la cara y los dientes. Luego, peinó su cabello que volvía a estar largo, con un mullet similar al que había tenido en su estadía en prisión. Todavía recordaba los días que estuvo sin su cabello y que se alegraba cuando comenzaba a tener volumen. Ahora sólo se cortaba las puntas él mismo, cuidándolo como su característica más preciada. Procuraba separar sus productos de los de Jungkook, pues su esposo había vuelto a retocarse las puntas con color azul y su mayor miedo era aplicar algo extraño a su preciado tesoro azabache.

Decidió darse una ducha más tarde y salió del cuarto de baño para dirigirse al cuarto de sus hijos y ver cómo estaban. YeonJun y BeomGyu compartían cuarto, el cual estaba lleno de desorden que más tarde les pediría ordenar.

Los dos niños estaban profundamente dormidos, con las cortinas cerradas y abrazando cada uno un peluche. No quiso despertarlos y con cuidado cerró la puerta. Luego entró a la habitación paralela de los niños y dentro RyuJin dormía y MyeongSuk estaba sentada dentro de la cuna ya despierta. Lo particular en ella es que no lloraba mucho y si lo hacía, sólo Jungkook lograba calmarla.

Además de ello, mientras RyuJin había heredado todas sus características físicas, MyeongSuk había salido idéntica a Jungkook. En los ojos, especialmente.

Sonrió cuando la vio despierta y la cargó con sumo cuidado, besando su pálida y suave mejilla.

-Buenos días, mi amor. -Le saludó, acariciando su espaldita-. Por ahora sólo somos tú y yo. Vamos a preparar el desayuno, ¿Síp?

La bebé emitió un pequeño gemido, mostrándose de acuerdo y se abrazó al cuello de su papá mientras caminaban por el pasillo y bajaban las escaleras que daban al salón, el comedor y la cocina.

Colocó en la televisión los vídeos con canciones infantiles que a MyeongSuk, RyuJin y BeomGyu tanto le gustaban. Preparó el biberón de la bebé y se lo dio, jugueteando con ella y dándole besitos por toda su carita, haciendo que la nena sonriera.

Mientras MyeongSuk estaba en su sillita viendo la televisión, TaeHyung se dispuso a preparar su desayuno y el de sus hijos, dejando el de Jungkook de última. Una vez terminó de preparar la primera tanda de platillos para su familia, salió de la cocina para bajar las escaleras del sótano y abrir el congelador de carne, chasqueando su lengua al verlo vacío.

[Libro 1] Catarsis de perversiones ||TK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora