43: Mente medicada no piensa

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-Mgh...

Sus dientes se incrustaron contra la almohada y su respiración salió pesada por su nariz. Sus manos apretaban con fuerza las sábanas, tironeando de ellas y sus piernas se veían frustradas al ser privadas del movimiento a causa de que cierto hombre lo tenía firmemente agarrado de ellas, mientras su lengua provocaba estragos en él.

-Tae, Tae, Tae... -Jadeó, tirando la almohada al suelo-. Mierda, para... Me voy a correr...

TaeHyung se apartó de su entrada y delineó un camino de saliva con la punta de su lengua, desde sus testículos, pasando por la base de su miembro hasta ascender al pubis, besando ese precioso tatuaje que recientemente adornaba su piel.

Su nombre se veía perfecto en esa zona.

-Córrete las veces que quieras, mi vida. -Susurró TaeHyung, trazando con su lengua cada letra-. Tenemos toda la noche.

Jungkook enredó sus dedos en los cabellos negros de TaeHyung, tironeando de ellos con la intención de que entendiera su petición. El alfa de inmediato captó el mensaje y trazando todavía un camino cristalino, parando a la altura de su pecho. Comenzó a lamer sus sensibles pezones, provocando que Jungkook arquera la espalda y volviera a ahogar un gemido mordiendo sus labios. Mientras su pecho era atacado, las largas falanges de su pareja comenzaron a tantear su entrada, hasta que un dedo se introdujo lentamente a su cavidad asfixiante y caliente.

-Mierda... -Gruñó TaeHyung contra su piel-. Nunca me cansaré de decirte lo mucho que me encanta ese culo tuyo.

-Mgh, deja de jugar y sólo... Ah~

TaeHyung tiró con sus dientes la protuberancia del pezón y comenzó a succionar con fuerza mientras sumaba otro dedo al asunto. Jungkook directamente llevó sus nudillos a su boca y mordió con fuerza, dando todo de sí para no gritar.

Con los niños en la otra habitación y con la bebé en la cuna del cuarto, le quedaba complicado poder gemir como quería.

Sin embargo, Jungkook cayó en cuenta de algo y de inmediato trató de empujar a Tae por el hombro para que se apartara.

-Tae, Tae, ¡Espe...!

Sin embargo fue muy tarde. Jungkook sintió ese tirón al que se había acostumbrado desde el nacimiento de RyuJin y MyeongSuk. Enrojeció hasta las orejas cuando vio a TaeHyung apartarse usando su mano libre para tantear el pezón goteante de un líquido blanquecino y levemente amarillento que tenía un sabor salado y dulce a la vez.

Jungkook iba erguirse, pero pese a la situación, los dedos de su esposo no salieron de su interior.

-Tae, lo siento, yo no... No era mi intención. Es sólo que...

-No te disculpes. -Intervino TaeHyung-. Ha pasado un mes, Jungkook, sigues lactando. Es normal. Es sólo que me agarró por sorpresa.

El omega bajó la mirada todavía avergonzado.

-Dame unos minutos para buscar el extractor, ¿Bien? MyeongSuk pide mucho, más de lo que lo hacía RyuJin y bueno... Estoy produciendo en exceso. Ah, y-ya regreso.

Antes de que Jungkook pudiera levantarse, TaeHyung lo empujó de nuevo a la cama y golpeó duro en su próstata con sus dedos, sacando un gemido que se ahogó en los labios del mayor, chocando su lengua contra la de él, probando el sabor de lo que estaba produciendo por una temporada para su nueva hija.

-Si te piensas que me vas a dejar con las pelotas azules sólo para buscar un extractor, te estás equivocando mucho, Jungkook. -Jadeó TaeHyung contra su boca mientras raspaba su próstata con insistencia-. Tragas mi puta leche casi a diario y tienes una reserva en el fondo del refrigerador, ¿Me vas a privar probar de la tuya?

[Libro 1] Catarsis de perversiones ||TK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora