1: La escena del crimen

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Septiembre 15, 2021

3:00 PM

De nuevo llega tarde para pasar por YeonJun a la escuela.

Ese era el antepenúltimo día en el que su hijo de ahora siete años se quedaba con él antes de regresar a casa con su madre. En esa semana, no había hecho muy bien las cosas. Primero, su hijo había llegado tarde a sus clases por su culpa a causa de las resacas que tenía por las noches bebiendo. Tampoco había tenido los mejores puntajes en sus tareas por equivocaciones tontas que tenía al estar tan distraído y finalmente, su cumpleaños había sido hace dos días y aunque no fue un mal día, el hecho de haber tenido una discusión con SunMi a la hora de cortar el pastel porque se había aparecido de la nada había sido suficiente como para arruinar por completo ese día. Sin duda, no habían sido días fáciles para el pequeño que salía cabizbajo de la escuela, siendo el último en ser recogido.

La lluvia caía en una leve llovizna que era amortiguada por su paraguas negro. YeonJun se moja un poco al aproximarse a él.

-Hola, papá. -Saluda de forma monótona el niño, subiéndose al auto en un sepulcral silencio.

TaeHyung suspira con profundidad, tratando de ignorar las feromonas tristes de su hijo y sin rodeos guarda el paraguas y se sube al auto para ir rumbo a casa. Era agobiante ver el espacio vacío donde antes se sentaba SooBin y tratando de no pensar demasiado en eso, enciende el auto y en silencio conduce hasta el edificio donde ahora vivía.

Antes las salidas de la escuela de sus hijos eran demasiado ruidosas, ahora el silencio era tan ruidoso que se iba a quedar sordo por lo agudo y doloroso que era. Condujo lento y sin prisas, observando a las personas con sus paraguas transitar por las frías calles de Seúl. Era época de lluvias y en días donde aparecía el sol, la lluvia llegaba después. A YeonJun solía gustarle ese clima, saltar en los charcos de agua y ensuciarse para tener una excusa para bañarse y crear historias marinas mientras su padre lo bañaba. Ahora, el pequeño cachorro odiaba la idea de mojarse por la lluvia y enfermaba con mayor regularidad. La lluvia le recordaba de forma tangible que su compañero de juegos era su hermano y ahora simplemente, ya no le apetecía jugar.

El silencio perduró los quince minutos de viaje y los cinco que usaron para subir al ascensor y entrar al apartamento. Siempre que YeonJun estaba con él en la semana correspondiente, el alfa se esmeraba en mantener su tristeza oculta. Escondía las botellas de alcohol al fondo de su armario y los condones estaban ocultos bajó su ropa, todo para evitar que YeonJun lo descubriera y en lugar de eso pensara que su papá seguía siendo el mismo de siempre.

Podía considerarse un sátiro a esas alturas, tanto así que le gustaba el morbo del condón. El llegar al orgasmo mientras embiste a algún omega sin importar el género, correrse dentro del látex y dejar vacía a la otra persona le recordaba un poco a lo vacío que estaba por dentro y en lugar de llenar ese vacío, llenaba el látex con un orgasmo que le hacía olvidar por unos efímeros segundos la culpa que llevaba acarreando, tal vez desde el accidente, tal vez desde su infancia. Pensaba que correrse dentro de alguien, era una forma simbólica de entregar su dolor a alguien más y curarse, pero, nunca lo había hecho ni creía hacerlo en el futuro.

YeonJun dejó su mochila en el sillón y encendió la televisión para ver su programa favorito en el sofá. TaeHyung se quitó los zapatos y se dirigió a la cocina, echando un vistazo a la rutina de YeonJun. Eran las 3:22 de la tarde, a las 3:30 debía prepararle la merienda, por lo que se puso manos a la obra.

Comenzó a hacer una leche achocolatada en la licuadora y apenas estuvo lista, untó jalea de mora en cuatro tostadas y las colocó en un plato con forma de oso.

-YeonJun, está lista tu merienda. -Le llamó mientras ponía la comida en la mesa.

El pequeño omega se levantó y caminó hacia la mesa dispuesto a comer con su papá a su lado.

[Libro 1] Catarsis de perversiones ||TK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora