29: Ver lo que quiero que veas

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La última vez que Jungkook vio a TaeHyung llorar, fue cuando aterrizaron en Roma y se hospedaron en un hotel tres días después de lo ocurrido en Corea.

No había mediado palabra con él en todo el camino, ni desde que llegaron al aeropuerto, ni en las once horas de viaje. Nada. TaeHyung sólo se había quedado viendo a la nada en silencio, completamente disociado de la realidad. Jungkook pensó que, en algún punto del trayecto, TaeHyung dejó de ser él y se convirtió en otra persona, alguien que sólo vagaba sin rumbo en silencio, completamente perdido. Por mucho que deseó hablar con él sobre lo ocurrido en Begin, prefirió darle el espacio y tiempo que necesitaba. Todo el viaje para Jungkook fue más que todo reflexivo, buscando el entretenimiento en pequeñas cosas que no involucraran a su alfa. Se aburrió tanto que logró dormir y entonces comenzó a frustrarse por la falta de comunicación entre ambos. En esos tres días, TaeHyung no decía nada y se la pasaba literalmente en cama, sin ganas de tan siquiera levantarse.

Jungkook llegó al punto en que ya ni siquiera lo intentaba y por dos días lo dejó estar. Comía solo, salía solo, hacía absolutamente todo solo mientras TaeHyung dedicó esos dos días a mantenerse en cama, sólo durmiendo. Sin comer, sin asearse, tirando su vida en una triste cama. No fue hasta que un día, Jungkook se cansó de todo eso e insensible, lo forzó a levantarse.

- ¡Si tanto amabas a tu hijo me habrías dejado morir! -Le gritó Jungkook con su voz de mando, buscando despertar algo en el lobo de TaeHyung-. Odio verte así... Me haces sentir como si yo te hubiera destruido la vida, pero tú fuiste el que decidió. Debiste dejarme morir y lo sabes. Te arrepientes de lo que decidiste.

Y TaeHyung sí reaccionó. Lo hizo de una manera violenta, tomando a Jungkook del cuello, apoyándolo bruscamente contra la pared. Jungkook no había sentido miedo desde que era un adolescente que pasó su vida en una jaula, pero ver lo ojos tan vacíos del alfa le hicieron estremecer de pies a cabeza. El aire comenzaba a faltarle cuando el agarre se hizo más fuerte y la mirada de Jungkook le suplicó al alfa que se detuviera, que lo soltara. Implícitamente, pidió que no lo matara. Y lo hizo, lo soltó, pero apenas lo hizo rompió en un desgarrador llanto que para Jungkook se sintió demasiado familiar.

Cuando Jungkook llevó las manos a su cuello mientras tomaba bocanadas de aire, TaeHyung se derrumbó por completo en el piso, soltando todo lo que estuvo oprimiendo en esos días, esos meses, esos años. Jungkook se vio reflejado en ese momento, en ese alfa que tirado en el suelo se ahogaba en sus propias lágrimas, lamentando cada momento y decisión de su vida.

Por un instante dejó de ver a TaeHyung y se vio a sí mismo, un pequeño adolescente de diecisiete años que se desagarró las cuerdas vocales al ver sus manos llenas de sangre que nunca pudo lavar. Se sentó en el suelo con lentitud, justo frente a TaeHyung, esperando el momento preciso para pedirle perdón por sus palabras, pero para su sorpresa, TaeHyung se lanzó a abrazarlo, ocultando su rostro en su pecho, buscando calor en un ser frío como el hielo. Los sollozos del alfa, desgarradores y cargados de dolor, lo hicieron disociar por un instante, viendo absorto el reflejo del espejo frente a él. Vio que quien lo abrazaba era esa versión perdida de sí mismo: asustado, solitario, abandonado... Y libre. Finalmente, libre. Sus ojos bajaron a la cabellera oscura de TaeHyung, y entonces su mano izquierda con cuidado, se posó sobre él. Siendo cauteloso al momento de abrazarlo, de abrazar a su alfa que en ese momento era una versión de sí mismo que nunca había visto de una forma tan vívida.

-No podía decidir... -Sollozó TaeHyung-. No pude, Jungkook... No puedo más, Jungkook. Ya no tiene sentido seguir sin mis dos hijos... Ya no tengo motivos para seguir viviendo...

- ¡No! -Exclamó Jungkook, tomando a TaeHyung de los hombros para que lo viera a los ojos. Los ojos cristalinos de TaeHyung se encontraron con los del omega, los que por primera vez mostraron una latente emoción de compasión, de súplica, una chispa de humanidad de la que TaeHyung fue testigo-. No digas eso, por favor.

[Libro 1] Catarsis de perversiones ||TK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora