42: A la felicidad

301 32 10
                                    

La suave música de Jazz resonaba en el salón de la mansión, dando una amena ambientación a los invitados que conversaban en tonos de voz moderados, sosteniendo una copa de champagne y un cigarrillo o larga pipa entre los dedos.

Kim JiSoo se hallaba inquieta, mirando ansiosamente por la ventana mientras calaba de su pipa. Algunos de los presentes murmuraban a su alrededor, cuestionándose cómo la anfitriona de tan buen festín no estaba integrada o atendiendo a sus invitados. Algunos justificaban que ser alguien tan ocupado como ella requería de pequeñas pausas y otros directamente la tachaban de grosera. Sea lo que fuera, su atención estaba en el exterior, como si estuviera esperando a alguien.

Esa noche, Kim JiSoo lucía espléndida dentro de ese vestido azul de tirantes, cubriendo sus hombros con un abrigo negro y con su largo cabello azabache atado en una coleta. Se ganó muchas miradas al momento en que al inicio de la fiesta bajó las escaleras, llevando de la mano a su TaeYong de dos años, que debía estar jugando con los otros niños en el área infantil. Su esposo, por otro lado, se encontraba en algún lugar estrechando manos con inversionistas y personas interesadas en el negocio. Nada que a ella le importara.

Volvió a llevarse la pipa a sus labios carmesí, volviendo a mirar el reloj del salón. Eran pasadas las diez de la noche y la única pareja que faltaba aún no llegaba a la velada en celebración de su cumpleaños. No lo entendía, ella siempre se caracterizó por ser alguien puntual. Para ese punto comenzó a contemplar la idea de que la había dejado plantada, sin embargo, cuando vio ese característico auto negro estacionarse frente a la mansión, sintió que sus esperanzas volvían y cuando la vio bajar, su corazón volvió a latir con normalidad.

Jeon Hyori lucía preciosa en aquel vestido negro ceñido con gruesos tirantes en V y otros más delgados completamente rectos con sus hombros, sus brazos estaban cubierto hasta los codos por unos elegantes guantes negros. Al ser tan delgada y tener un busto pequeño quedaba perfecta en todo tipo de vestidos, mostrando unas curvas que serían la envidia de cualquier mujer que la viera. Su cabello negro llegaba hasta más arriba de sus hombros y se mostraba con unas ondas que lo esponjaban un poco y que adornados con esa boina negra le daban un toque tan personal que inmediatamente se hizo reconocer al instante en que tomada del brazo de su esposo cruzó el umbral de la mansión y la gente se lanzó a saludarlos.

Jeon HeeSok se encargó de los saludos y permitió a Hyori zafarse e ir hacia JiSoo, a quien abrazó con fuerza.

-Feliz cumpleaños, preciosa. -Susurró Hyori en su oreja antes de separarse y mirarla con sus grandes y brillantes orbes-. Perdona la tardanza, tuvimos problemas con la niñera de Jungkookie y Jae.

JiSoo todavía no se acostumbraba a la idea de que Hyori tuviera dos hijos incluso si ya habían pasado siete años desde que tuvo a su primer bebé.

Sabía que la mujer era posesiva y cuidadosa con sus dos retoños, pero el sólo hecho de ver su cuerpo daba la impresión de que nunca había tenido hijos. No como a ella, pues después de tener a TaeYong dos años atrás ya estaba batallando con las estrías.

-Creí que traerías a Jungkook contigo. Nunca lo sueltas. -Comentó JiSoo a modo de broma y Hyori sonrió, soltando una melodiosa risa.

-No, mi niño está bastante cansado. Necesita dormir bien. Además, si lo traía conmigo no iba a poder disfrutar la fiesta contigo.

JiSoo bufó negando con la cabeza, mirando alrededor. Hyori le siguió la mirada, contemplando el mismo ambiente que ella, teniendo la misma percepción que ella.

-Ya me aburrí con sólo ver a estar gente. -Comentó Hyori tras suspirar-. Vamos, celebraremos juntas.

Hyori tironeó el brazo de JiSoo, que confusa la siguió por el salón, pasando entre la muchedumbre que la mayor ignoró cada vez que la llamaban para ofrecerle una copa o hablar de algún negocio. JiSoo sabía que a su amiga no le importaba nada de eso aunque ella fuese la dueña de ese patrimonio tan grande e importante como lo era el banco Begin. Toda la carga laboral se la daba a Jeon HeeSok, a quien no parecía molestarle pero tampoco le agradaba mucho la idea de encargarse de todo eso. Hyori era la única que la entendía en ese aspecto, su error fue casarse con el dueño de una constructora que poseía una doble vida, no obstante, lo único que valoraba de esa decisión fue haber conocido a la cabecilla del patrimonio de los Jeon.

[Libro 1] Catarsis de perversiones ||TK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora