36: Como viene, conviene

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Septiembre 15, 2007

-¿No has pensado que los uniformes escolares deberían ser abolidos y ser reemplazados por ropa de estudiantes de filosofía de la antigua Grecia?

No responde aquella cuestión, su atención estaba completamente fija en una hoja que flotaba con parsimonia en el río Han. Se encontraba sentado en el borde del puente que daba una preciosa vista al río junto con aquella ruidosa chica, una omega de dieciséis años que no se despegaba de él después de haberla ayudado a estudiar para un examen de matemáticas que aprobó, logrando pasar el área. Desde aquel día era constantemente perseguido por aquella joven que insistía en todo momento estar con él aún cuando no tenía nada para decir.

-Dejaríamos de ver materias innecesarias. -Continuó hablando ella-. Y veríamos únicamente música, artes, astronomía y filosofía. ¡Nada de feas matemáticas!

-Las matemáticas ya se veían en la escuela de Atenas, Hyeon.

-¡¿Uh?! ¡¿Hasta en la antigüedad?! -Chilló la omega y se dejó caer hacia atrás, agarrándose del barandal del puente, comenzando a balancearse-. ¡El mundo es horrible desde aquello! ¡Te maldigo día en que inventaron las matemáticas!

-O sea, desde la prehistoria.

-Hoseok, deja de arruinarlo.

El beta negó con la cabeza y rebuscó en el bolsillo de su mochila su cajetilla de cigarros, prendiéndose uno ante la atenta mirada de la chica, que curiosa le miraba calar profundamente y exhalar el humo por sus fosas nasales.

-¿Tu papá no te regaña por fumar? -Le preguntó. Hoseok se encogió de hombros.

-Él fuma conmigo.

-Te matará si sigues.

-Lo sé.

-¿Y no te asusta?

Caló nuevamente en respuesta, la omega bufó.

-Eres de lo peor a veces.

Ambos se quedaron en un profundo silencio que el beta agradeció en demasía, comenzando a fumar entre el silencio y la suave brisa que chocaba contra sus rostros. Escuchó un suave tarareo por parte de la chica, pero no prestó mucha atención. Había accedido a salir con ella porque le había insistido en demasía que necesitaba pedirle algo, pero llevaban más de una hora ahí y el tema de supuesta urgencia aún no era tratado. Hoseok deseaba regresar pronto a casa para hacer sus deberes e irse al trabajo, pero tampoco se atrevía a dejar a la chica con las palabras en la boca.

-Hobi, ¿Recuerdas lo que te comenté de mi mamá? -Cuestionó, ahora pareciendo tocar el tema que los tenía reunidos-. Ya sabes, que no me deja irme de casa aún cuando le molestó que me gustara una chica, ¿Recuerdas?

Hoseok usualmente no hablaba, pero sí escuchaba con atención aunque no lo pareciera. Por supuesto que recordaba aquella conversación donde Hyeon le había comentado de los problemas que tenía con su madre, una costurera bastante estricta y conservadora que la trataba mal después de haberla visto compartiendo un beso con una chica. Desde entonces la situación era hostil y la omega deseaba salir de casa lo antes posible. Hoseok la había ayudado a buscar algún apartamento fuera de la ciudad para que pudiera irse con su gatito el Señor Maullidos, pero por el momento no habían encontrado nada rentable a los ahorros que tenía la joven de propinas en un restaurante y paseando perros los fines de semana.

Asintió, apagando el cigarrillo para prenderse otro.

-Bueno, me dijo que sólo me dejaría irme si quedo en cinta. Según ella, si tengo un hijo, tendré un motivo real para irme y nunca volver.

[Libro 1] Catarsis de perversiones ||TK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora