[Libro 1] Catarsis de perversiones ||TK||

Arco III: El gato y el ratón

25 de diciembre, 2009

Doce años atrás

10:30 AM

Lee TaeMin deja el periódico en la mesa, justo en el centro, interrumpiendo el desayuno navideño de la familia Lee. El gamma de diecisiete años atrae la atención tanto de sus padres, como su hermana, sus tíos y su primo y ante aquellas miradas interrogativas, señala el periódico con un cigarrillo humeante que reposaba entre su índice y dedo corazón.

-Flipa, flipa la que se armó anoche mientras abríamos regalos. -Dijo el gamma-. Tío JiChul, es que tienes que leer esto.

El hombre frunce el ceño y deja su desayuno de lado para tomar el periódico, el cual tenía como primera plana un acontecimiento trágico: Una masacre en la casa de los Jeon, familia muy íntima de ellos. Al leer aquello alzó la vista hacia su sobrino, que exageraba sus expresiones de sorpresa y después dio un sorbo a su taza de café seguida de una calada al cigarrillo.

- ¿A que no es impresionante? -Inquirió el gamma-. Se sospecha del hijo mayor, se cree que ese corderito masacró a toda esa gente solo. ¡Tenemos la misma edad!

- ¿Y qué tiene de impresionante? ¿Tú no haces lo mismo? -Le preguntó JiEun mientras se servía jugo de naranja.

-Hermana, mientras yo estaba abriendo mi puta PlayStation 3, ese corderito estaba forzando a su hermano a comerse sus malditas vísceras. -Replicó el gamma-. ¿A que no es fascinante?

-Qué asco, TaeMin. -Dijo TaeYong, dejando de lado su comida con una expresión asqueada-. ¿Tienes que hablar de eso necesariamente en la mesa?

- ¡Es que es de locos! -Exclama el gamma-. Tío JiChul, necesitamos a alguien así en nuestro grupo. Todos los que trabajan en El Dorado son unos ineptos, además de que todos los topos vienen de ahí.

-Tengo pensado deshacerme de El Dorado. -Dijo el hombre, limpiando la comisura de sus labios con un pañuelo-. Ya tenemos bastante con Éxodo y Red Moon.

-Nah-ah, sobre mi cadáver. -Refutó TaeMin-. Aún tiene salvación y esa salvación es tener gente a este nivel.

El gamma golpeteó tres veces con un dedo el periódico, enfatizando su punto.

Lee Taeyeon escuchaba atentamente la discusión de su hermano con su hijo y sonreía con disimulo, sin embargo, su sonrisa fue vista por su cuñada que no se caracterizaba precisamente por guardarse las cosas para ella misma.

- ¿Qué es tan gracioso, Yeon? -Preguntó la mujer y la atención que antes estaba puesta en TaeMin recayó en la mujer de cabellos negros.

-No es nada, JiSoo. Sólo pienso en lo irónica que es la vida. -Dice Taeyeon y se lleva la taza de café a los labios, dando un pequeño sorbo-. Los Jeon nos habían invitado a la cena de Nochebuena.

De repente, una sensación de escalofrío recorre a cada miembro de la familia Lee. Lee JiChul vuelve a leer la noticia una y otra vez, recordando la vez que le fue infiel a su mujer por contratar un servicio sexual del primer hijo del matrimonio, ese que parecía llevarse el crédito de una de las masacres más despiadadas de los últimos tiempos y que para esos instantes se hallaba en paradero desconocido.

-Ya no es emocionante, ¿Verdad? -Inquiere la mujer, sonriendo perversa-. Si realmente ese omega fuese vengativo, es posible que venga a darnos un peor castigo y empezando por ti, hermanito.

JiChul bufa molesto ante las burlas de su hermana adoptiva y aunque no lo hace en voz alta, sabe perfectamente que ella tenía razón. Había contratado a Jungkook tras una fuerte discusión con JiSoo y para desahogarse recurrió a los Jeon para que le alquilaran al mejor omega que tuvieran a su servicio y el mejor omega resultó siendo su propio hijo. Claramente se sentía culpable por haberse acostado con un niñito de catorce años, pero tampoco permitiría que su penitencia fuese morir de una forma brutal sólo por un error en su vida. Taeyeon y su hijo TaeYong eran los únicos que sabían lo que había hecho y aparte de sentirse avergonzados, el asco les invadía, pero tampoco eran sapos y JiSoo no sabía nada.