[Libro 1] Catarsis de perversiones ||TK||

18: La primera clase

Los habían reclutado a todos en orden por medio de mentiras que les garantizaban la libertad.

TaeYong y Yuta se hacían pasar por abogados, TaeMin como un practicante en psiquiatría y JiEun como una enfermera. Mientras los dos primeros hablaban con ellos mediante un Vis a Vis, dentro de las instalaciones, los hermanos Lee se encargaban de esparcir la información como pólvora.

La primera en ser notificada de todo fue Hyuna, que TaeYong como su supuesto abogado, le había relatado todo el plan de principio a fin, accediendo a todas las peticiones y demandas de la gamma.

-Te dije que te iba sacar de acá, pero nunca dije que de una forma legal. -Le dijo TaeYong-. ¿Estás dispuesta a hacer este trabajo?

-Lo estoy. -Respondió la gamma con seguridad-. ¿Qué tengo que hacer?

El trabajo de Hyuna para otra persona sería un trabajo complicado, pero para ella era como una caminata por el parque. Al no poder recibir nada en el Vis a Vis, tuvo que memorizar los nombres de las chicas que TaeYong le había mencionado, además del nombre de un chico llamado Jungkook.

El hospital psiquiátrico era considerado de puertas para fuera eso, un hospital común como muchos que había en el país, pero de puertas para dentro era una cárcel en su máximo esplendor, con policías penitenciarios y enfermeros que podían matarlos de una sobredosis si así lo deseaban. La prisión separaba a los reclusos por pabellones que se dividían en género, más no por castas. La Trinidad tenía énfasis en el tratamiento psicológico a criminales con un estado mental tan deficiente que pudiesen considerarse peligrosos en una penitenciaria común, pero esa era la única diferencia. Las habitaciones eran celdas con rejas y puertas de hierro, con baños compartidos donde los abusos eran algo común y con comida nefasta; además de que los tratamientos psicológicos eran una farsa: Nadie se recuperaba. En otras palabras, ese dichoso hospital psiquiátrico era realmente una fúnebre cárcel con un eslogan agradable.

Hyuna se quedó una noche entera en su celda pensando en cómo ejecutar el pedido de TaeYong. Con papel y lápiz anotó cada nombre y al notar que ninguna de esas chicas coincidían con sus compañeras de celda, pensó que debería hacer su trabajo en horas de comida, ocio y actividades. Cobró el favor que su compañera de celda le debía y consiguió una llamada por medio de un teléfono robado de un doctor, se comunicó con TaeYong para alguna pista.

-Hwang YeJi y Hwang HyunJin son mellizos. Ambos están en pabellones distintos.

Con esa pista, Hyuna entonces supo por dónde comenzar. Al día siguiente, durante las actividades de jardinería, Hyuna logró dar con la chica rubia de ojos gatunos de aura amenazante que apenas vio a Hyuna acercarse a ella, procedió a ignorarla, pero no por mucho tiempo.

-Puedo sacarnos de aquí. -Le susurró Hyuna mientras fingía cavar la tierra, YeJi dejó de ignorarla al escuchar eso-. Sé que te sigues comunicando por tu hermano por medio de cartas atadas en los cables de luz, no sé cómo lo hacen, pero valoro tu ingenio.

- ¿A qué quieres llegar, Kim?

-Te tengo una propuesta, puedes rechazarla, pero si aceptas, ven a verme a mi celda con tus compañeras.

Curiosamente, YeJi compartía celda con Hirai Momo y Lalisa Manoban. En la tarde, YeJi apareció en la celda de Hyuna con sus compañeras y desde aquella tarde el plan comenzó a ejecutarse. YeJi dio la información a HyunJin y HyunJin corrió la voz a los chicos que Hyuna había indicado, pero el verdadero problema radicaba en Jeon Jungkook.

-Tiene el uniforme negro. -Informó YeJi durante el almuerzo a la pelirroja-. Ya sabes cómo es cuando tienes ese uniforme.

El uniforme negro en La Trinidad era portado por los reclusos con crímenes verdaderamente graves y que estaban en la espera de un juicio que siempre acababa en pena de muerte o cadena perpetua. Dormían en celdas aisladas, tenían otros horarios de comida y de actividades, además de que tenían guardias siempre detrás. Algo normal para alguien que había matado a sangre fría a los dueños del banco más importante de toda Corea cuyo dinero pertenecía casi el 70% de la población surcoreana.