Arco IV: El monstruo que hemos creado

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«Atraviesa mi piel con el filo, enterrándose en mi carne, penetrando mi grasa, rozando gentilmente mis huesos. Como un beso casto. Un beso suave. En un gesto gentil.

Se entierra, se hunde y siento mi corazón latir en mi pecho y descender entre mis piernas. Acaricia mis huevos, jadea en mi oído, sale de mí el cuchillo y entra en mí su semilla.

Tan profundo que arde. Tan fuerte que agonizo. Tan delicioso que fallezco.

Me toma, me consume. Bebe de mí y yo muero, y muero. Agónico. Doloroso. Conocido.

Abro los ojos y está sobre mí. Sostiene su verga, escurre más en mí, busca penetrarme por otros lados, llenarme de él en mi piel abierta, en mis entrañas derramadas. Lo miro a los ojos y quiero darle el sí.

Que me mate y me devore.

Pero me mira con lujuria, con hambre, con deseo.

Y lo deseo tanto como él. Pero algo en mí hace que mi corazón llore y quiera gritar de horror.

De esa forma me dice que me ama.

Pero su forma de amar... Duele.

Las consecuencias del amor comienzan a doler cuando el deseo se disipa y mis cortes comienzan a doler y me doy cuenta de que mis entrañas están abiertas para él.

Y es ahí, es en ese instante de terror inminente, donde lo único aterrador no es la acción en sí.

Es necesitarlo porque mi vida se ata a él y depende de que me consuma hasta los huesos.

Porque le pertenezco.

Porque para esto nací.

Porque lo necesito tanto como él.»

[Libro 1] Catarsis de perversiones ||TK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora