Septiembre 22, 2021
10:00 AM
Diez Horas antes.
En las afueras de Busan, una casona de paredes blancas y rejas custodiaba uno de los terrenos más grandes y ricos de la ciudad. La casa de los Jeon estaba abandonada en esa zona, pero a pocas calles se ubicaba una unidad de apartamentos, producto de las casas que fueron derrumbadas por la constructora Lee para poner en su lugar los lujosos edificios que pronto se le otorgaron a las familias dueñas de las casas elegidas. La residencia Jeon, tras doce años de abandono, fue considerada para ser derribada y construir en su lugar una empresa de telecomunicaciones, pero por alguna razón las hermanas Jeon, Soyeon y JiWoo, no permitieron dicha demolición y la casa se mantenía preservada de la misma forma en que fue abandonada hace más de una década.
Cazarrecompensas se interesaron en vender algunas cosas de la casa protagonista de miles de leyendas urbanas, pero nuevamente las hermanas se negaron y pidieron a sus abogados que la casa fuese protegida por la ley. No podía ser vendida ni mucho menos demolida, se iba a mantener en un estado de abandono e intacta en honor al legado de los Jeon, pues su legado había dado fin esa fatídica noche de navidad. Desde entonces, la casa era un simple lugar por el que la gente pasaba caminando a paso rápido y que poseía una energía tan pesada que los mismos chamanes hacia rituales en las puertas de la casa para purificarla, aunque eso no hacía mucho la diferencia. Eso sí, nadie se atrevía a poner un pie dentro de la casa. Muchas veces adolescentes se sentaban en las escaleras a beber, otras veces vandalizaban las paredes blancas, pero nunca se supo de alguien que hubiese entrado. Nadie se atrevía a hacerlo por miedo a ver lo que había dentro. Sin embargo, Min YoonGi sí tenía las agallas para hacerlo.
La reja negra de la casa estaba abierta por el óxido que había acumulado después de tantos años cerrada y sólo fue cuestión de empujar para dar poder seguir el pequeño sendero que daba a las escaleras de la casa. La maleza era alta y se podía ver en el suelo botellas de alcohol de las personas que bebían ahí, también había uno que otro roedor muerto. Nada importante.
Apenas estuvo frente a la puerta que estaba marcada por el número 82 en números plateados que ahora estaban oxidados e incluso, el número dos estaba colgando, estando a nada de caerse; Min YoonGi sacó sus lentes y su guante, accediendo al ARI. Apenas lo encendió se dio cuenta de la llave que estaba bajo una de las macetas de la entrada, agradeció ello, pues no iba a tener que derribar la puerta. Al levantar la maceta, varias cucarachas salieron corriendo y la llave estaba llena de un manto de suciedad y polvo.
Era una llave oxidada, pero se podía ver que tenía las iniciales "JJ" en la cabeza. Esas iniciales no eran muy importantes, como podía ser de Jeon Jungkook, podía ser de Jeon JaeHyun o Jeon JiWoo.
Insertó la llave en la cerradura dorada y con cuidado de no romper la llave, la giró, abriendo finalmente la puerta.
Fue sólo cuestión de poner un pie dentro de la casa para que el fuerte hedor lo hiciera retroceder. El estómago se le revolvió al instante y estuvo a nada de vomitar. Era un fuerte olor a carne podrida, sangre y como si algo estuviese descomponiéndose dentro. Tomó grandes bocanadas de aire y rebuscó en sus bolsillos su barbijo, poniéndoselo casi de forma ansiosa para al menos amortiguar un poco el olor.
Una vez se sintió listo, finalmente, entró en la casa. Reteniendo la respiración un poco, tratando de acostumbrarse a la fetidez de la residencia. Lo primero que atrajo su atención fue la plaga de cucarachas y moscas que poseía la residencia. Esa cantidad no era normal, pues si los cuerpos fueron levantados por los forenses, entonces la plaga debía ser menor. A no ser que no hayan encontrado todos los cuerpos.
Nunca encontraron el cuerpo de Jeon JaeHyun. Su muerte fue un hecho cuando encontraron sus vísceras en una bandeja sobre el comedor, pero el cuerpo...
ESTÁS LEYENDO
[Libro 1] Catarsis de perversiones ||TK||
FanficCréditos de portada a: cruel_intentions ----- «Yo muero en ti, tú mueres en mí» La ola de asesinatos a infantes ha ido en ascenso en los últimos ocho años y por las mismas causas. Ocurren durante el otoño y de forma anual, con víctimas entre las eda...