26: Lo que se hace por amor y por odio

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Seúl, Corea del sur

Septiembre 30, 2021

12:14 AM

El cabello azul cielo que ondea con gracia por el viento es lo primero que ven los hombres al momento de prestar más atención cuando esa bella dama pasa frente a ellos, moviendo las caderas, humedeciendo sus labios carmesí y estudiando a la multitud con esos ojos felinos cada vez que lleva un pedido a alguna mesa cuyos comensales usan como excusa su labor para poder verla más de cerca. Desde su hermoso rostro hasta su escote que descaradamente se mostraba orgulloso en ese diminuto vestido que las meseras trabajadoras del burdel estaban obligadas a usar pero que al mismo debían fingir amar.

Hyuna siempre fue alguien que amaba exponer su cuerpo porque adoraba su apariencia. Le gustaba cómo se veía, desde la punta de los dedos hasta su último cabello. Siempre se quedaba viéndose al espejo después de tomar una ducha, siempre admiraba la forma en que la ropa se ceñía perfectamente a ella y entre menos tela cubriera, más cómoda se sentiría ella. Por supuesto, ella lo hacía por su propio gusto y no para despertar algo en alguien ni mucho menos dar una invitación implícita. No, nada de eso.

Amaba usar esa ropa y si alguien se atrevía a mirarla lo solucionaba insertando balas en cráneos, pero ahora, ese no era el plan.

-Eres hermosa, muñeca.

Estaba forzada a sonreír sin demostrar mucho el asco que sentía y para poder ejecutar su rol como mesera de un burdel, debía actuar con picardía, fingir que le gustaba ese halago no solicitado y seguirle el rollo al tipo que estaba en la zona VIP, la cual debía tener su total atención.

-Gracias, lindo. ¿Gustas otro trago?

-Por favor, nena. Que sea un Narcisso.

Hyuna sonríe una última vez asintiendo y apenas se gira su sonrisa desaparece, caminando nuevamente a la barra. A lo lejos, sentada en los sofás de cuero rojos, lejanos de total interacción, siente los gatunos ojos de YeJi que la miran con burla mientras bebe de un sorbete un granizado de cereza mezclado con tequila. Su mirada no es la única burlona, pues Momo y Lalisa también se reían silenciosamente mientras sostenían dos botellas de cerveza. Hyuna bufa, subiendo por su tabique sus lentes rosa en forma de corazón con su dedo del medio, mirando a la dirección de aquellas chicas que sólo volvieron a reír.

Hyuna deja la charola de metal en la barra, viendo a JongIn secar un par de copas.

-Un Narcisso para la zona VIP. No hay cordero en el rebaño.

JongIn asiente y se dispone a preparar el trago. Entretanto, Hyuna se dispuso a escanear la multitud, no hallando algo fuera de lo común por el momento.

(...)

Un viejo japonés de cincuenta años ríe a carcajadas al poner una escalera real sobre la mesa, llevándose todas las fichas que estaban en el centro, causando que sus contrincantes bufaran molestos.

- ¡Vivan la bancarrota, hijos de puta!

Sin embargo, su celebración no duró mucho cuando bruscamente un maletín negro cayó abierto sobre la mesa, mostrando tres mil dólares efectivos a la vista de todos. Los viejos alzaron la vista, viendo a un joven de cabellos grises con un parche negro de diamantes negros en el ojo izquierdo. Junto a él, un hombre alto vestido de blanco, con un barbijo dorado, movió la silla de terciopelo rojo hacia atrás; dejando que el otro chico se sentara.

-Buenas noches, caballeros. -Saluda TaeMin-. Veo que ustedes son unos contrincantes dignos, ¿Les apetece una partida conmigo?

El anciano, identificado como Tanaka Tesou, lo mira arqueando una ceja.

[Libro 1] Catarsis de perversiones ||TK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora